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Inconformistas y tontos

jueves, 22 de junio de 2023

Cuando uno es un joven rebelde, independiente, audaz, crítico y con la personalidad suficiente para seguir su propio camino, es valorado, envidiado y considerado una "rara avis" en la sociedad donde se desenvuelve. Habituados como estamos a la docilidad, a seguir las directrices que manden los nuestros, a ser callados y soportar todo lo que nos echen, domesticados ya para aceptar como irremediables lo que no nos gusta... entonces, el que se atreve a luchar por cambiar las cosas que no le satisfacen, es considerado un loco, un soñador, un imbécil y un cretino.

Si ese mismo individuo es un inconformista que se pasa toda su vida luchando contra los gigantes que son el dinero, la injusticia social, el respeto a los diferentes, la dignificación de los desheredados, combatiendo las guerra y los poderes fácticos como causantes de los males de la humanidad.... es muy posible que se quede sólo... si acaso con la compañía de alguien tan loco/a como él.

Es el tributo que paga la coherencia, la valentía en tierra de cobardes, la brega en la casa de la comodidad, la cosecha de enemigos fruto de la siembra... es el camino que ha de recorrer aquel que trata de lavar, aunque sea con una simple ducha, el mundo en el que vive. Cuando el hombre ve morir a sus semejantes de hambre o guerra, si no siente solidaridad y compasión, es porque llegó a ser un zombi.

Pues bien, ese mismo rebelde, cuando llega a la vejez, es consciente de que efectivamente es un cascarrabias, un trasto, un estorbo, una rémora que no aporta nada más que gasto y una visión distinta de la vida... y molesta. Porque se enfrenta a esa caterva de semidioses que arrastrados por el dinero, por su orgullo, por su papanatismo y esa vanidad que ahora llaman postureo, se atreven a vivir del modo más absurdo. Valga como ejemplo el luchar por ganar dinero y tirarlo de la manera más absurda.

Ser viejo es una meta que pretendemos alcanzar todos, y bueno es que no quedemos por el camino, pero vivir significa darle sentido al tiempo, invertirlo en aportar a los demás los mejores frutos de nuestro esfuerzo. Y trabajo hay sin necesidad de irnos lejos.¡Cuántos zombis! ¡Cuántos derrotados sin luchar! ¡Cuántos cómodos encontramos que no piensan en el futuro de sus hijos y nietos!...

Los tontos, esos que no piensan todo el día en la rentabilidad económica de sus actos, esos que viven sin otra pretensión que hacer reflexionar a los listos sobre si es acertado o no su camino, esos que por efectos del tiempo, están lejos de la tecnología y están siendo ninguneados por quien debiera protegerlos, son hoy víctimas propiciatorias de los grandes depredadores económicos. Ellos saben, sin necesidad de ninguna aplicación tecnológica, que las cosechas están controladas por la bolsa; que es cierto que hay castas de privilegiados que cortan el bacalao y gozan de unas prebendas de las que carece el resto de la ciudadanía; que las leyes están hechas para proteger a los depredadores que es esa mafia de las eléctricas, bancos, aseguradoras, farmacéuticas, telefonías... Si, saben que es así y que, aunque haya los típicos tiralevitas que niegan esa realidad, no vaya a ser que pierdan las migajas que reciben ,son conscientes de que están en manos de esos carroñeros impresentables y que tienen medios y máquinas de crear moderna esclavitud. Ellos, si, los tontos de los que les hablo, saben que hoy no hay sistemas de defensa capaces de afrontar la lucha contra ese enemigo común. Han visto como los sindicatos han sido domesticados a base de subvenciones y amistades con los que de arriba; saben que la prensa, antaño banderín de enganche para cambiar la sociedad, está hoy sometida al cedazo de las subvenciones para como siempre seguir con todo bien atado. Sabe que hoy esos mentirosos se han vestido con banderas tan bonitas como libertad, democracia y justicia y las usan para crear guerras, matar inocentes y robar sin pudor alguno. Los tontos esos saben del valor de la cultura y de las artimañas de la desinformación y las noticias falsas sin necesidad de escribirlas en inglés. Conocen también los partidos y sus oficinas de colocación, saben que son trampolines para una vida cómoda y moldeable para vivir sin agobios económicos. También saben que, dada la escasez de personas de valía, en ellos triunfan mediocres y oportunistas a partes iguales. Los tontos no tienen ni partido, ni bandera, porque saben que con la divisa de la sinceridad, la honestidad y la honradez se vive ninguneado. Los tontos sienten pena por pensar que en esta sociedad política y golfería son sinónimos.

A mi me gustan los inconformistas y los tontos. Decía Salustio: "Son pocos los que prefieren la libertad, la mayoría sólo quiere un amo justo". Y Jacinto Benavente remarca: "Me gustan los tontos porque la tontería es infinita y se renueva todos los días". De ahí cabe la posibilidad que un gen de rebeldía mute y nos renueve con una nueva conciencia que nos desatasque de tanta estupidez.
Timiraos, Ricardo
Timiraos, Ricardo


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