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Visión y música de Bach entre velas de Semana Santa

sábado, 01 de abril de 2023
¿Quién cumpleaños en estas fechas? Muchos más de los que pensamos. A mí, por cierta deformación profesional, me viene a la cabeza el nombre de Johann Sebastian Bach. Nació en Eisenach el 31 de marzo de 1685 y, tras fecundos años de vida, murió en Leipzig el 28 de julio de 1750.

Recuerdo que se le ha recordado con grandes fastos en 1985, con motivo del tercer centenario de su nacimiento, y en el año 2000 por el 250 aniversario de su muerte. En este 2023 la cifra no es tan "redonda" -como más de uno diría- por lo que pocos apagarán velas, ni Visión y música de Bach entre velas de Semana Santainflarán globos de variado colorín, para conmemorar ninguna fecha relacionada con él directamente. Habrá que esperar un tiempo para otro "año Bach" y acorde con ello ponernos de postín (¿2035, 2050, 2085, 2100?). Es un criterio un tanto injusto y arbitrario, pero así funcionamos en el mundo de las artes y de las ciencias: tiramos de grandes cifras para acordarnos de personajes que, en todo momento, merecen especial reconocimiento.

Bach siempre está de moda y ver su nombre y su música en la programación de conciertos es recibido con agrado. A nadie deja indiferente.

Fue un hombre muy ilustrado, muy formado, muy sabio y, en ciertos ámbitos, en vida y con posterioridad, muy envidiado, vilipendiado y poco comprendido. Vivió en continuo peregrinaje, en insólita pero lógica tensión, sometido a mezquinos prejuicios que le causaron innegables perjuicios.

¿Qué voy a escribir yo que no se haya publicado ya sobre tan colosal como conocida figura? Hacer un listado de la bibliografía y discografía que ha generado sería tarea ardua, además de poco útil para un lector aventajado que esté al tanto de lo bueno editado y de lo que, a todas luces, resulta innecesario tener a mano.

Sin querer meterme en la casilla -muy digna- de ser comentarista al estilo de lo que se hace en "clásicos populares", ante esta conmemoración, que coincide con el inicio de la Semana Santa, seré breve y haré selección de tan magna figura y sublima obra. Me limitaré, por tanto, a resaltar algunos rasgos sobre su persona y un ramillete de piezas que bien vienen ahora a colación.

Se ha dicho siempre de él que ha sido un compositor de música sacra, un músico de iglesia, encerrado en una burbuja, viviendo en su pequeño mundo, trabajando de sol a sol. En cierto modo, aburrido en un rincón.

También se ha aseverado, por activa y por pasiva, que tenía mal carácter, que era altivo, casi que insoportable. Y, paradójicamente que, al mismo tiempo era un hombre santo, un bonachón que con su música solo aspiraba alabar y dar gracias a Dios.

¿Qué hay de cierto y qué hay de falso en esto? Yo, lo lamento, pero no le he conocido, por lo que me fío de lo que otros han contado, si bien tamizo las lecturas y, sobre todo, procuro escuchar su música, fuente segura de inspiración. Lo que hay de bueno y malo en un corazón humano, nada ni nadie está capacitado para juzgarlo.

Una de esas fuentes que a mí me han servido para descubrir algo más del "verdadero" Bach, ha sido la biografía que de él ha escrito Klaus Eidam: "Das whareLeben des Johann Sebastian Bach", o lo que es lo mismo "La verdadera vida de Johann Sebastian Bach" (1999). La finalidad de Eidam, como señala en la introducción, es demostrar, sobre todo, lo contrario a lo que se está acostumbrado a leer de él: no fue, dice, tan huraño ni su música -realizada a mediados del siglo XVIII- estaba excesivamente desfasada ni pasada de moda, aunque tampoco era un reflejo fiel del período ilustrado, sinónimo de modernidad y progreso, como dieron en proclamar los miembros de la "Nueva Sociedad Bach de Leipzig" desde la mitad del siglo XX.

El propósito de Eidam es elogiable. El resultado, puede ser opinable. Su visión de Bach va contracorriente y causa cierta perplejidad. Los años irán matizando sus opiniones. Lo que es innegable es que, como indica, dejó asentada una "escuela", sin que llevase ese nombre. Se apoya en datos constatados como son que entre los más de ochenta alumnos que tuvo, un total de cuarenta y seis fueron organistas profesionales que ocuparon puestos notables. Ser discípulo de Bach era la mejor carta de presentación para optar a plazas en que los nombramientos "a dedo" estaban a la orden del día. Son instrumentistas que no figuran en las grandes enciclopedias ni en historias de la música, pero sin su existencia y su buen hacer forman parte de una cadena que une el presente con el pasado.

Músicos tan consagrados como Mozart, Beethoven, Brahms, o el excéntrico Wagner, mostraron su fascinación al descubrir su técnica, su ingenio, así como la belleza suprema de su excelsa pluma.

Fue muy criticado en vida por la complejidad de sus melodías. Cierto era y cierto es. Resulta difícil seguir su música con atención pues está plagada de notas que discurren independientemente, pero que a la vez suenan, milagrosamente, de forma simultánea, casi siempre a tanta velocidad que pocos son los oídos que pueden gozar de cada una por separado en una primera audición. Con todo, la música de Bach atrae, capta la atención y ese es un don que pocos compositores poseen. Sin duda, solo por ello, es merecedor de estar en el pódium de los grandes como un campeón.

Alberto Basso apunta que Bach no distinguía -como muchos otros- entre música religiosa y música profana, ni entre música teórica y música práctica. Componía según el estilo que consideraba mejor y más apropiado, sin dar importancia a estos parámetros que posteriormente fueron considerados como algo casi sagrado.

Dado que estamos sumergidos en Semana Santa, me centraré en algunas de sus piezas sacras. No en vano, sus fuentes recurrentes eran la Biblia y también los textos de los himnos y demás fórmulas de la liturgia luterana.

Bach era "pietista", una rama singular de esta corriente. En él se advierte que no dio un paso sin tenerlo presente. Sus coros y corales, sus oratorios y cantatas, su obra en general, son muestra de esta inequívoca señal.

Las cábalas y juegos de notas son tan palpables, como su condición de "músico poeta", como defiende Albert Schweitzer en una monografía que, aunque no es totalmente considerada como la mejor, creo particularmente que está llena de razón.

Visión y música de Bach entre velas de Semana SantaSon obras que Bach remodelaba y corregía constantemente, según la ocasión y los elementos con que contaba, tanto en voces como en instrumentación. Veamos algunas.

. Sus "pasiones" es bueno siempre, y más ahora, tenerlasa mano, si no enteras, al menos en parte: arias y coros de la "Matthäus-Passion BWV 244", o la más reducida "Johannes–Passion BWV 245".
. Coros y "corales" de las más de 200 cantatas conservadas. Destaca su archiconocida "Herzund Mundund Tatund Leben BWV 147", que contiene la melodía del coral "Jesus bleibet meine Freude". Todos lo hemos canturreado en alguna ocasión, pues está presente en cualquier boda, bautizo o comunión, al igual que en un concierto, recital o mera interpretación.
. El sentido y socorrido motete "Meine Freude BWV 227", otro gran bestseller que pocos ignoran puesto que se interpreta a diestro y siniestro, sin reparar si es oportuno o no. Hay versiones para todos los gustos: con órgano, a capella, puramente instrumental, etc.
. Su única y magistral gran "Mass in B Minor BWV 232", que no es propiamente una pieza de cuaresma ni de Pascua, pero siendo misa cabe mencionarla, pues se trata de una de sus obras más imponentes, elaborada y muy pensada.

Todas estas composiciones han sido interpretadas y grabadas por múltiples agrupaciones, dirigidas por emblemáticos directores, que han hecho o harán historia. De entre ellos, prefiero, si escoger puedo, las de los maestros que siguen en activo, es decir, las de Ton Koopman y Philippe Herreweghe, con permiso y sin desmerecer de las de HeltmuthRilling, nuestro "gallego" germano.

Sobre Johann Sebastian Bach, además de todo lo que se puede consultar en tan amplia bibliografía y abundante discografía, de la que sería tarea ardua exponer aquí un listado, sugiero visiones muy diferentes en DVD’s que se hallan en el mercado.

. Johann Sebastian Bach (DDR TV- Archiv Film, 1985), con guion de Klaus Eidam. Una biografía no traducida al castellano, pero sumamente oportuna e interesante.
. Mi nombre es Bach (Auditorum, 2007), una semblanza de Bach, no muy ortodoxa, pero muy laureada, basada en la relación bachiano con Federico El Grande.
. Bach en Madrid (Tirabeque Producciones, 2013), para los amantes de lo clásico en toda su pureza, con comentarios de sus cantatas y llena de numerosos ejemplos musicales.
. Swinging Bach (EuroArts, 2000), que presenta un Bach del Barroco con ritmos más actuales, en magnífica versión, por ejemplo, de Bobby McFerrin y otros músicos de ahora.

Tras este breve repaso, hago mías las palabras del director Leonard Bernstein: Bach fue un hombre, no un dios, pero fue el hombre de Dios y su música está bendecida por Dios desde su comienzo hasta su final.

Con esto pongo fin yo también a un tema tan inabarcable como insondable. Habrá ocasión de volver a él, ya que la música de Johann Sebastian Bach puede y debe ser comentada a lo largo de todo el año, aunque no sea con motivo de una conmemoración o una importante y oportuna ocasión.
Alén, Pilar
Alén, Pilar


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