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Navidad Limeña de Arena y Mar

miércoles, 24 de diciembre de 2008
Sandra esperaba el solsticio de invierno tras su ventanal del salón.

Empezaban a caer las primeras gotas de aguanieve y, dos días antes, le habían dado las vacaciones escolares de Navidad. Hacía frío, mucho frío, pero eso sólo pasaba en la calle, cuando tenía que salir a pasear a su preciosa perrita, blanca y chiquita, llamada Nube.

Estaba abstraída, absorta en sus pensamientos, ensimismada, tratando de imaginar cómo sería una Navidad de arena y mar.

En la otra mitad de la Tierra, en el Hemisferio Sur, Diego estaba a punto de recibir al solsticio de verano que le traería el fin de su curso escolar y una Navidad de playa con la que iniciaba sus tres meses de vacaciones hasta el próximo curso.

Él no lo sabía pero, se encontraba pensativo detrás del cristal de su ventana, al igual que su prima Sandra, tratando de imaginar la Navidad, blanca y resplandeciente, de sus abuelos, tíos y prima, que deja la nieve al caer.

Hacía sol, mucho calor, y estas iban a ser sus primeras navidades de arena y mar.

Ambos se encontraban enfrascados tras los ventanales, imaginándose el uno al otro, mientras, cada vez más, "olía" a Navidad. Para Sandra, el olor de la leña al arder le transportaba a otros años en los que, su primo y ella, gateaban por la alfombra bajo la mirada atenta de sus papás y abuelos. Para Diego, era mucho más difícil que aquellos rayos, potentes del sol, le evocaran esos recuerdos tan gratos como ahora lejanos.

Pero lo que ninguno de los dos sabía era el poder de la magia en estos días de Navidad.

Después de permanecer de pie, pensativos tras los cristales, se encaminaron hacia sus ordenadores dispuestos a escribir sus deseos de Paz, Amor e Ilusión en su carta anual a Papá Noel y a Los Tres Reyes Magos. Pusieron tanto empeño, y era tal su ansiedad por estar juntos, que, sin darse cuenta, cambiaron sus direcciones, cada cual a su hemisferio opuesto.

Pero, Papá Noel y los Reyes Magos, que lo saben todo, decidieron dejarlo tal cual y añadieron, a sus peticiones, billetes de avión que los trasportarían, de verdad, a sus destinos soñados.

¡Dicho y hecho!, la magia de la Navidad impregnó sus hogares y, estos dos mozuelos, se encontraron el uno frente al otro, en un pesebre de arena frente al mar. Sandra vestía de bella pastorcita y Diego de jovial zagal. Era un belén viviente que se representaba a los pies de las frías aguas del Pacífico en Lima, Perú.

Limeño de nacimiento, de padres madrileños, Diego posaba orgulloso y deseoso de enseñar a su prima la tierra donde vio la luz por primera vez.

Pero no estaban solos; toda la familia y amigos se hallaban junto a ellos para celebrar juntos el Nacimiento de Jesús de Nazaret.

A Sandra, niña dulce y avispada, rápidamente, le llamó la atención aquel pesebre sin Niño Jesús y, al intentar destapar la cuna, el tierno y cándido rostro de su amiga María Marta, vestida de Virgen María, le alertó de no hacerlo hasta la llegada de la Nochebuena que, tras las doce de la noche, en todos los hogares de El Perú se destapa, luciendo al Niño que acaba de nacer. Tampoco había turrón de Jijona, era de Doña Pepa, un dulce tradicional peruano, bañado en miel y cubierto con grageas y confites de colores, que nadie se resiste ante él, como bien aclaró D.J., Diego José, que asía con fuerza el bastón de San José.

Y entre sol, mar y arena, les llegó la Nochevieja española, Fin de Año allá, dónde al dar las doce de la noche, tomaron las uvas bajo las mesas, dieron una vuelta a la manzana de la casa con una maleta vacía para recibir un Próspero Año Nuevo, y se encaminaron hacia la playa, dándose un buen baño, bajo los cohetes y fuegos artificiales.

Por si este deseo fuera poco, la Noche de Reyes trajo de vuelta a todos, incluído a Diego, al hogar de su prima Sandra y, ambos, tuvieron la mejor Navidad que pudieron imaginar.

Este cuento ficticio contiene personajes reales, a quienes se lo dedico con todo mi amor, y narra hechos auténticos de varias Navidades vividas en El Perú y recordadas con todo el cariño de mi corazón.

¡FELIZ NAVIDAD´08 A TODO EL PLANETA!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Antolín, Celia
Antolín, Celia


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