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jueves, 16 de febrero de 2023
La Policía 'despachó' al vicepresidente

El 1 de marzo de 1979 se celebraron en España Elecciones Generales para la I Legislatura (1979-1982), tras la Legislatura Constituyente (1977-1979), en la que los parlamentarios elaboraron la Constitución española, después de casi cuarenta años de dictadura franquista.

El Ministerio del Interior y la Secretaría de Estado para la Información habían montado en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid -en el Paseo de la Castellana, 99, esquina con la Avenida del General Perón- un Centro de Prensa para que ese día los periodistas pudiéramos seguir el resultado de las votaciones, así como participar en las ruedas de prensa de los responsables de ambos organismos.

Como desde 1978 yo estaba destinado en las Cortes para hacer información parlamentaria, durante la campaña electoral los periodistas de EFE que cubrían habitualmente las actividades de los principales partidos políticos fueron los encargados de seguir ahora sus campañas electorales, y a mí se me asignó la cobertura informativa de los actos de partidos más pequeños, entre ellos Fuerza Nueva, liderada por Blas Piñar; Falange Española, cuyo cabeza de lista era Raimundo Fernández Cuesta; y el Partido Liberal, de Enrique Larroque, que había rechazado ir en las listas de la UCD de Adolfo Suárez.

El jefe de Prensa de Fuerza Nueva era el periodista Luis Fernández Villamea, con el que había coincidido estudiando Periodismo en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense. Y tanto Villamea como Blas Piñar me hicieron constar, al finalizar la campaña, que estaban satisfechos de mi cobertura informativa para EFE.

Esto supuso que la noche electoral Luis Fernández Villamea me presentara a un mando de la Policía Nacional encargado de la coordinación de la seguridad en el Palacio de Congresos, que era amigo suyo, subrayándole que yo trabajaba para la Agencia EFE y que era "un periodista de fiar".

Pues bien, como una hora más tarde de esta presentación me encuentro en un pasillo al citado policía y le pregunto por cómo va todo. Y me responde: "pues tengo una noticia para usted: acabo de impedir la entrada al Palacio de Congresos y Exposiciones al vicepresidente del Gobierno, don Fernando Abril Martorell".

Pensé que me estaba gastando una broma, y así se lo hice saber. Pero él se puso serio y me dijo: "de broma..., nada. Ordené que se le impidiera la entrada, porque no traía consigo la acreditación correspondiente".

- ¿Y él que dijo?, le pregunté.
- "Acató la decisión. Se dio media vuelta y se marchó", me contestó el mando policial.

Inmediatamente, transmití la información de que la policía había 'despachado' al mismísimo vicepresidente del Gobierno, sin dejarle entrar al Palacio de Congresos, por no llevar consigo la acreditación correspondiente. La noticia fue publicada, con crédito a EFE, por muchos medios de comunicación.

De los tres partidos políticos que yo había seguido durante la campaña electoral, solamente Blas Piñar, de Fuerza Nueva (que concurrió en coalición con otros partidos de extrema derecha bajo el nombre de Unión Nacional), había conseguido su escaño. Dos años más tarde, Enrique Larroque disolvió su Partido Liberal y aceptó la oferta del Gobierno de UCD de ser nombrado embajador español en Cuba.

Los resultados de esas elecciones de 1979 para el Congresos de los Diputados fue el siguiente: la UCD de Adolfo Suárez obtuvo 168 diputados; el PSOE (Felipe González) consiguió 118; el Partido Comunista de España (Santiago Carrillo), 23; Coalición Democrática (integrada por varios partidos, entre ellos la Alianza Popular de Manuel Fraga), 10; CiU, 8; PNV, 7; Partido Andalucista (Alejandro Rojas Marcos), 5; Herri Batasuna, 3; Fuerza Nueva (Blas Piñar), 1; Esquerra Republicana, 1; Unión del Pueblo Canario, 1; Euskadiko Ezkerra, 1; y Partido Aragonés Regionalista, 1.

Veintidós días después, el 23 de marzo, se procedió a la constitución interina del Congreso de los Diputados. Blas Piñar fue de los últimos en entrar al hemiciclo. Y, tras hacer una ceremoniosa reverencia a la 'Mesa de Edad', se dirigió hacia el lado de los escaños ocupados por socialistas y comunistas, de tal manera que se sentó muy cerca de Santiago Carrillo.

Al terminar la sesión, en los pasillos del Congreso, los periodistas le preguntamos por qué se había sentado tan cerca de diputados que estaban tan lejos ideológicamente de él. Y respondió: "yo entré despistado en el hemiciclo y, al igual que cuando entro en un autobús, me dirigí hacia el lugar en el que vi sitios vacíos. Pero debo decirles que me alegro de haberme sentado donde me senté, pues, al menos, los comunistas me parecen más consecuentes con sus ideas que los traidores de la UCD".
Silva, Manuel
Silva, Manuel


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