Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

La cultura y los grafitis

jueves, 27 de octubre de 2022
He paseado por una ciudad con infinidad de jardines, parques y paseos arbolados y llenos de flores, exquisitamente cuidados y limpios. Los bancos y las papeleras que abundaban por todas partes, lucían como recién estrenados. He cruzado avenidas de siete carriles por pasajes subterráneos, con escaleras mecánicas en los extremos, revestidos de mármol y totalmente impolutos. Más limpios que el pasillo de mi casa. No La cultura y los grafitistuve que esquivar cacas de perros. Más, en realidad no vi perros, lo que vi fueron muchos niños, señal que es una sociedad más primitiva que la nuestra.

He recorrido esa ciudad y me desplacé por el interior. No vi ningún grafiti, ni papelera rota ni bolsas de plástico o basura por las calles.

Para colmo, justo antes de salir de viaje, descubrí que un irresponsable que se cree artista, había dejado su impronta en la puerta de mi taller. Y mientras disfrutaba, junto con los numerosos ciudadanos, de los ordenados, seguros y limpios paseos, y me detenía a fotografiar las numerosas esculturas de broce, de artistas, músicos y escritores del país (no encontré a ningún militar ni obispo), a tamaño real, instaladas sobre el suelo, recordaba los mamarrachos que pintaron en el monumento a Emilio Prados, en el paseo marítimo de Málaga.

Me pregunté que harían los jóvenes, los que en Málaga se dedican a pintarrajear La cultura y los grafitisparedes, puertas y esculturas. Y al entrar a un impresionante centro comercial, ahí, en el amplio hall de entrada, había un piano de cola con unos cuantos chavales alrededor, esperando su turno para tocar. Me senté y disfruté de una interesante concierto, porque tocaban muy bien los jodidos.

Y me pregunté, ¿cómo estos ciudadanos, que respetan, cuidan y disfrutan de su ciudad, parecen marcianos o personajes de ciencia ficción en Málaga?, unas de las ciudades de España que más se enorgullece de su cultura. ¿Cómo un centro comercial puede tener un piano de cola a disposición de los clientes, sin rejas ni guardia jurado al lado? ¿O acaso cuidar las fachadas, el mobiliario y las esculturas urbanas, no es cultura?

Seguramente en esta extraña ciudad las leyes y reglamentos son más estrictos, y las penas al que no las cumple, más fuertes, pero esto no debería preocupar a la inmensa mayoría de los habitantes, que son los que pagan las estructuras y su mantenimiento, y lo menos que esperan, es que se respeten.
Montesanto, Andrés
Montesanto, Andrés


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES