El aprendizaje de un idioma como el inglés no requiere de recetas secretas, sino más bien de ser constante y dedicarle el tiempo necesario, y que en el caso de los españoles es bastante considerable en comparación a los ciudadanos de los países de la Europa del Este. Aparte de tiempo, el esfuerzo también es superior, aunque merced a las nuevas tecnologías podemos aprovecharnos de la facilidad que supone familiarizarse con este idioma a través de unas
clases online.
De esta forma, se acabó ese mito de excusarse en el tiempo en desplazamientos o de no encontrar ese horario con el que compatibilizar otras tareas diarias. A través del ordenador, podemos aprender toda la teoría y ponerla en práctica con conversaciones online con otros estudiantes e incluso con un profesor acreditado en la enseñanza de este idioma. Y contamos con otra gran ventaja: estas plataformas que ofrecen
clases de inglés online siempre están abiertas para la realización de ejercicios. Eso sí, aunque la digitalización ofrece una serie de bondades, ese esfuerzo y constancia siempre dependerá de nuestro interés y predisposición a aprender el idioma. Y esto puede aplicarse a otros órdenes de nuestro día a día.
Esfuerzo y constancia
Si nos mantenemos firmes en nuestros compromisos, iremos adquiriendo una serie de conocimientos básicos y evolucionando tanto gramaticalmente como en nuestra habilidad comunicativa. A medida que subimos ese nivel de inglés debemos reafirmarlo y evitar que se oxide, circunstancia que ocurre con bastante frecuencia si dejamos de poner en práctica esos conocimientos adquiridos. Entonces, ¿cómo podemos mantener ese nivel e incluso mejorarlo? Aparte de seguir yendo a clases teóricas y prácticas, apunten algunos trucos, o consejos, como quieran denominarlos, y que les serán de cierta utilidad.
Hablar en inglés: sí, han leído bien. No es una obviedad. Ni tampoco nos referimos a mantener una conversación con un profesor o persona nativa. Nos referimos a hablar en voz alta con nosotros mismos, pero en inglés. No es un consejo banal, puesto que muchos de nosotros hemos estudiado cualquier lección recitándola en voz alta. Asimismo, no es necesario una conversación profunda, sino que podemos repetirnos determinadas palabras del vocabulario que deseamos que nuestro cerebro no olvide. Y si hablamos en voz alta, ¿por qué no grabarnos? El motivo es básico: podemos escucharnos a posteriori y tratar de perfilar y afinar nuestra pronunciación. En el mundo online podemos encontrar aplicaciones automáticas que enseñan cómo se pronuncia una determinada palabra o se conjuga un verbo.
Dentro de este proceso de perfeccionamiento de nuestro inglés es imprescindible el lanzarnos a leer algún libro en este idioma o el ver una serie o película en versión original; en este caso, la recomendación sería iniciarse con versiones subtituladas y, posteriormente, pasarse a una versión original.
Si nuestro lunar está en el aspecto gramatical, un truco consiste en escriir determinadas frases una y otra vez hasta aprenderlas mentalmente. Las declinaciones de los verbos (ya saben la dificultad que tienen los irregulares) se pone en práctica a través de escribirlas e incluso recitarlos mentalmente. Y si somos amantes de la música en inglés podremos afinar el oído escuchando canciones, reforzar nuestra habla cantándolas e incluso escribirlas y comparando ese texto con el original. En definitiva, esfuerzo y constancia como método para aprender y mejorar el inglés.
