Querencia, celos y deseos

Siempre se habla de las siete Maravillas del Mundo y, por supuesto, que existen siete y muchas más.

Maravillas como la fortaleza peruana de Macchu-Pichu; las ruinas mayas de la ciudad mejicana de Chichén-Itzá; La Gran Muralla China; el Coliseo italiano de Roma; El Cristo Redentor de Río de Janeiro en Brasil, etc... y todas las demás Maravillas del Mundo que sean capaces de maravillarnos al contemplarlas.

De las aquí citadas, hablaré de ellas en otro momento porque bien merecen capítulo aparte cada una.

Pero hoy quiero plasmar otro rincón que mis ojos vieron y mi corazón sintió no hace mucho tiempo y no lejos de aquí, en Lugo.

Una Maravilla más, en un paraje hermoso de la comarca de A Ulloa, en el municipio de Monterroso, en un lugar llamado Novelúa.

Allí se encuentra un Cruceiro de roca granítica junto a la Iglesia románica de San Cristóbal, de la segunda mitad del s.XII, de igual piedra y color.

Aquí, pensando en el Cruceiro,
siento querencia por volver, por regresar,
a aquella maravilla del Camino
lleno de paz y de sosiego,
todo un símbolo.

Allí, junto al Cruceiro,
desnudé mi alma
y se quedó atrapada en el silencio.

Allá, sentanda en los escalones del Cruceiro,
sentí celos y deseos.

Celos de su gente, que disfruta cada día del lugar.
Celos de sus muertos, que gozan de esa paz
y de ese gran silencio.

Deseos de quedarme quieta y yacer serenamente, ahí.
Deseos de guardar en mi memoria el secreto de las piedras,
de su alma de piedra, de su recogimiento,
de ese misterioso y sereno altar.

El templo, formado por nave, ábside semicircular y torre cuadrangular, está mágicamente enclavado entre tierras de cultivo y pasto, junto a un frondoso bosque de carballos, castaños o abedules.

Se cree que fue fundado por el prebistero Novelo y su hermana Lúa y se tiene constancia de su documento en el año 747.

La mitología popular oral habla de una leyenda, la de la diosa pagana Lúa a la que el pueblo de Novelúa rendía culto.

También, en el arco triunfal de la iglesia, el capitel, historiado con figuras escénicas propias del románico, guarda un relieve que representa a un hombre barbado agarrando por los cabellos a dos cabezas humanas, una de un varón montado en un león y la otra la de una mujer.

Maravilla del arte popular y cultural, lleno de magia, mitos, meigas... leyendas y, sobre todo, maravilla del arte religioso popular, lleno de verdaderas joyas románicas erigidas en adoración a Santiago Apóstol.

Iglesias, cruceiros y ermitas; maravillas levantadas en la época medieval que forman parte del patrimonio arquitectónico y artístico gallego.

Maravilla de las rutas que forjaron el Camino de Santiago cuando la ciudad de Compostela se convierte en centro de culto y peregrinaje tras el hallazgo en el año 813 de las reliquias del apóstol, adquiriendo su mayor auge entre los siglos XI y XII, con la contrucción de sobrios monumentos graníticos en su honor o en el de otras veneraciones de la época.

Querencia por regresar a esos históricos y preciosos parajes.
Celos de sus bellos y brumosos paisajes que los hacen mágicos.
Deseos de peregrinar... y hacer camino al andar.