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Entre políticos y sindicalistas: Alcoa

viernes, 03 de diciembre de 2021
Desde hace años, más de los que la sociedad requiere, ejercer como político con cargo institucional, sueldo y consideración protocolaria, se ha convertido en una profesión, dejando de ser aquel servicio coyuntural, casi altruista que hasta costaba tiempo y dinero, si se procedía desde una profesión liberal, una actividad empresarial con éxito o un reconocido prestigio social ganado con esfuerzo, dedicación e inversión para disponer un historial profesional digno de encomio.

Lo mismo podemos decir de los sindicalistas. Aquel ardor guerrero para mejor defender las relaciones entre trabajador y empresario, o desde luego, las condiciones del puesto que con el paso de los años están definidas por una cuadrilátero cuyos vértices son: salario, jornada, seguridad y prestaciones sociales. Era también un servicio a la colectividad y desde luego coyuntural, nunca una profesión.

Lo dicho antes, visto en la realidad actual, supone una mera coincidencia. Y para ilustrarlo pongo dos ejemplos con los que yo me tuve que enfrentar. Personaje de Unidad Alavesa -mi partido político en la circunscripción electoral del País Vasco-Cuando le preguntaban a que se dedicaba, evidente que en la intención de saber cuál era su profesión, blandía raudo una tarjeta de visita en la que figuraba su nombre con apellidos para resaltar con letras en relieve, CONCEJAL.

Una tarde de tantas, me siento en una de aquellas mesas azules de una taberna que comenzó siendo rincón para la tertulia de gentes con inquietudes culturales. Me presentan a un nuevo miembro de "la peña" y nada más darme efusivamente la mano, al mismo tiempo que recitaba su nombre y apellidos, apostilla: SECRETARIO DEL COMITÉ DE EMPRESA EN ALCOA.

Ambos "especímenes" se han conjugado para echarse la culpa entre sí, o para ofrecerse como pontífices salvadores, en una curiosa cruzada para mantener una obsoleta factoría que transforma bauxita en alúmina y alúmina en aluminio. Todo ello entre momentos de gloria y momentos de pesimismo que poco a poco se va extendiendo en la relación multinacional con sede en Estados Unidos de América y ciudadanos gallegos que tributan a la Agencia Tributaria sita en Lugo.

Llegaremos a las campanadas del 2022 con más incertidumbres y ninguna certeza. Los dueños de la factoría tienen su estrategia para deshacerse de una empresa deficitaria que cuando se inaugura ya se anuncia tendrá una vida de veinte años. Que casi nos coloca una Central Nuclear en Xove para aplacar el consumo energético del proceso industrial. Que ha traído gentes de fuera. Que ha pactado medidas de toda índole para tener a los representantes de los trabajadores convenientemente tranquilos. Que nadie pidió cuentas sobre las ingentes cantidades de dinero público que se les entregó. Que ha dicho, alto y claro, ¡hasta aquí hemos llegado!. Y es que tras aquella política paternalista de ayudas para sus voluntarios silentes con la contaminación, ha llegado la hora de cambiar la procedencia del aluminio en el mercado mundial. Mientras los estrategas yankis juegan con las autoridades españolas y los trabajadores de la planta sita en San Ciprián, visto que no hay venta posible, y visto que se trata de un muerto consumidor de energía electro intensiva y una especie de oráculo que sembró A Mariña con el pensamiento de "mis hijos tendrán empleo y salario en ALCOA".

Pero deberíamos centrarnos en algunas verdades. 1) La presencia de ALCOA ha dinamitado cualquier otra actividad económica y laboral al norte de Lugo. 2). La consecuencia es que, o sigue ALCOA, o toda la Mariña quiebra. 3). La desesperación y el miedo a perder empleo con salario, conduce a escuchar cantos de sirena. 4) De promesas y culpas Liberamus Dómini. 5) La diferencia entre un optimista y un pesimista, es que este último suele ser uno de los primeros, pero bien informado, sin contaminaciones demagógicas. 6). ¿Qué hace de ALCOA algo sustancialmente diferente a tantas otras empresas en crisis con gentes que ven peligrar su trabajo? 7). ¿Hay capacidad para intervenir a todas las empresas en crisis?, de dónde saldrán los dineros públicos para pagar sueldos y mantenimiento?. 8) Por fin. ¿Quién miente y quiénes son los engañados?. 9) Tuve la experiencia de vivir en Euskadi la crisis de los Altos Hornos y los Astilleros, con una tasa de 25% en parados. 10) Aquello no se resolvió resucitando muertos, se solucionó creando nuevas empresas y actividades vivas. Amén.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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