Evocación de Witold Gombrowicz

El hombre bajó en el puerto de la ciudad de Buenos Aires de un barco que venía de Polonia.

Wiltold Gombrowicz llegó a la Argentina en 1939 poco antes de la invasión de las tropas del Tercer Reich nazista y hitleriano y permaneció en esta latitud del mundo casi 25 años.

El arribo a Buenos Aires y la imposibilidad de volver a Europa en plena guerra hicieron que se radicara en la metrópoli a orillas del Río de la Plata.

Viviendo en pensiones de baja monta W. Gombrowicz comenzó a frecuentar la Confitería Rex, allí rodeado de jóvenes escritores disertaba sobre literatura y filosofía.

Nunca se encuadró en el canon literario de la revista Sur dirigida por Victoria Ocampo.

Circulando por los márgenes de la cultura Gombrowicz difundía su novela Ferdydurke, traducida de modo colectivo al castellano. Ferdydurke es una sátira con el nacionalismo imperante en Polonia.

Hombre inquieto e itinerante Wiltod Gombrowicz recorrió diversas provincias argentinas y dejó registro de esta experiencia en su Diario Argentino y en el libro Peregrinaciones argentinas. Este último es muy singular porque tiene una mirada etnográfica con ingredientes de sociología y hasta de reflexión política.

A comienzos de la década del 60, Wiltod Gombrowicz retorna a Europa, inicialmente viaja a Berlín para dictar clases y conferencias de filosofía. El clima político hostil en Alemania incide en su decisión de partir hacia Francia, más precisamente a Vence cercana a Niza dónde falleció en agosto de 1969.

El legado de W. Gombrowicz es una invitación a la lectura crítica de la sociedad y a una profunda reflexión sobre la condición humana.

Sus libros son intensos y cargados de ironía, ejemplo de ello Curso de filosofía en seis horas y cuarto y Transatlántico.

Witold Gombrowicz fue un revulsivo de la literatura de esta región y continúa hablando sin complacencia desde sus obras.