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Reivindicación Sexual

jueves, 22 de julio de 2021
Hace unos días leí en un artículo que los bisexuales, que forman más de la mitad de los integrantes de grupo LGTBIQA+, se sienten discriminados porque no son lo suficientemente visibles. Es que los gays, lesbianas y trans, con vestirse del sexo que desean lo tienen más fácil. Será por eso, que la cantidad de chiques que vemos en los desfiles y parecen chiques, así no más, no serían heteros que se adhieren a la causa de la libertad sexual, sino estos Bi, que se encuentran frustrados porque no se los identifica con lo que son. Y que los confundan con atrasados heteros les causa una mayor depresión. Será.

Tengo que reconocer que he tenido que recurrir a un famoso buscador para enterarme del significado de todas las letras que aparecen en las pancartas. Y a medida que leía, iba creciendo en mí un apoyo incondicional a estes persones que se resisten a que les llamen bisexuales, porque esa definición estaría aceptando un sistema binario, y elles (y yo después de tan instructiva lectura) no queremos ser encorsetades dentro de estructuras antiguas. ¿A quién se le ocurrió que hay que pertenecer a uno de los dos sexos? ¿Acaso no han visto que las plantas y algunos animalitos es imposible distinguir a simple vista de qué lado juegan? Son más evolucionados que nosotros, guardan su identificación sexual para cuando es necesario exhibirla, es decir cuando se enfrentan a une otre. No sea cosa que en esos intensos y decisivos momentos las cosas no estén claras.

Proponen, les Bi, ser nominades pansexuales (agregando una P al cartel), porque no aceptan el aburrido sistema binario sexual. Le disparan a todo lo que se mueve. Me muero de envidia. Porque además su enfado viene por la posibilidad de contaminarse de heterosexualismo, práctica aborrecible que todavía es bastante frecuente en poblaciones primitivas.

A esta altura debo confesar que pertenezco a ese grupo prehistórico de escasa evolución (participé en la construcción de los Dólmenes de Antequera). Educado en la regla de “los nenes con los nenes" y "las nenas con las nenas", cuando de adolescente descubrí que me podía colar en "los nenes con las nenas" estuve horas saltando de alegría. Que se le va a hacer, primitivo, pero no soy mala persona.

Hay una conocida socióloga que reflexiona que "le parece curioso que las personas heterosexuales afirmen su sexualidad antes de haber tenido relaciones de ningún tipo". A ver si toman nota les obstetras y les comadrones, en cada nacimiento deberán decirle a la madre "felicitaciones, has tenido une bebé que cuando llegue la edad de tener su primera relación sexual vamos a ver que será, si es que se define, o será une Queer, o une Asexual, o une +, pero es sanite".

En el partido de fútbol que serían los enfrentamientos sexuales, voy a adherirme al reclamo de les bisexuales (les que patean a cualquier portería) que desean que se les identifique con una camiseta propia, a la inclusión de les intersexuales (son les que entran al campo de juego y no encuentran dónde están las porterías), a les Queer (Q), que no quieren usar ninguna camiseta y se pasean por la cancha en cueros, a la inclusión de les asexuales (A), les que entran al campo de juego y se sientan en una esquina a mirar, y a les "otres" (+), que ocuparían las casillas de esas encuestas que, luego de varias opciones viene: "Ninguna de las anteriores es correcta". Ni lo uno ni lo otro ni lo contrario. Si tienen ganas juegan o si no se ponen a colgar cintas de colores en las redes.

Porque les bisexuales consideran que entre elles hay varios tipos diferentes o grados de inclinación no binaria, como les esporádiques, que juegan siempre en un equipo pero un domingo se pasan al contrario (la letra E), o les de género fluido (F), que se mueven por todos los rincones con alegría. Incluso les que juegan libremente en cualquier bando pero cuando llegan los tiros, por la retaguardia no quieren saber nada, se representarían con la U de upite cerrado. Bueno, y les drag queen (D), que tanto aportan a la cultura universal.

Les heterosexuales no vamos a aceptar ser excluidos de los pancartas. Vamos con la H. Pero dentro de los hetero también hay varios subtipos que desean diferenciarse. Por ejemplo, los Poligamos, que realizan prácticas tan comunes en los mamíferos y habituales en las primeras épocas de la historia humana, incluso todavía hay países que la conservan. Como la P está ocupada, llevarían la Y mayúscula del cromosoma machista. Me dicen que esta opción sexual tan natural es perseguida por el Código Penal Español, vaya, que mal hay en que une decida copular con varies, si todes están de acuerdo y felices. Porque a esta altura del partido no van a mencionar la religión ni a Dios. ¿Y los amantes del trío? los trileros que se preguntan siempre "¿dónde está la pelotita?", les adjudicaríamos el número 3. Con la C representaríamos a les Cisgéneros, les que están conformes con el sexo que une obstetra gritó al nacer y les funcionaries apuntaron en el DNI. Los últimos estudios predicen su pronta extinción, tildándolos de sosos y con escasa imaginación. Absolutamente sin futuro. Les selectives (S), a los que le gustan solo determinados especímenes del otro sexo, por ejemplo, a los tíos, más básicos, le gustan solo las chicas guapas (no voy entrar en detalles anatómicos), mientras que las tías los prefieren guapos, pero también inteligentes y con una respetable cuenta bancaria. Son más exigentes. Se puede individualizar otro grupo no menos importante, les verdoses (V), viejes a los que les atraen les chiques para unas rejuvenecedoras revolcadas o, más habitualmente, lucirles del brazo.

Y podemos encontrar más opciones todavía, les que se aman a sí mismes y todes les demás sobran, les narcisistas (N). Les onanistas, sexualmente autosuficientes, con la O. Les rares (R), que les gustan les del otro sexo, pero no soportan el ronquido, la halitosis matinal o las ondas que provocan en el colchón al darse vuelta en la cama. O como un amigo mío que sufre de fobia al ajo y tiene un fino olfato, se desvive por las tías buenas, pero cuando las tiene a un metro de distancia huye despavorido. Y ya que estamos tan abiertos y comprensivos, no olvidemos todes los que reemplazan una compañía humana por una mascota. Cuando les veo pasearlas en cochecitos, con un vestuario de media estación, llevarlas en brazos y hablarle a los chuchos con más erotismo con el que me habla mi mujer, que se yo, me imagino cada cosas... Son les zoofíliques, de la Z.

Así podríamos integrarnos todes en una gran pancarta con las letras LGTBIQAPEFUDHY3CSVNORZ+ (parece la clave de mi wifi) y nadie quedaría marginade en los desfiles, carrozas y banderas. Ni tampoco se opondrían. Porque, vamos a ver, el pobre Creador (Dios, Mister Bing Bang, o como sea), con solo dos sexos logró una diversidad en todas las especies vivientes en el Planeta que no deja de sorprendernos nunca. Dos, solo dos sexos. Definición que recogen (o recogían) todos los tratados de biología, zoología y anatomía humana que, como se sabe, describen la morfología de las especies. Lo que se ve. Y que unos lúcidos políticos plasmaron en un cosa que se llama documento de identidad, que sirve para identificar a las personas. Como se las ve, no como se sienten, qué desean, cómo les gusta vestirse o por cuál puerta de los baños públicos quieren entrar. Los antiguos pasaportes, inmediatamente después del nombre completo, especificaban el sexo, la altura, complexidad, color de piel, de cabellos y de ojos, señas particulares visibles, tatuajes, etc. finalizando con una huella digital. ¿Y para qué todo esto? Para que el funcionario de frontera, policía, médico o forense, sepan que el sujeto ese que tienen enfrente es el titular del documento. A ningún funcionario le interesa cómo piensa, qué le atrae ni que hace cuando está en su casa ni con quién está. Si es feliz con su sexo, si quiere reasignarse uno nuevo o si no le gusta ningún color del catálogo. Cualquier persona ante un cuerpo desnudo, sabe sin lugar a dudas a qué sexo biológico pertenece. Es el que refleja (y debería seguir reflejando) el DNI.

Me imagino a un proctólogo haciendo pasar a una señorita que espera entre sus pacientes habituales, y decirle: "Apoyese en la camilla y abra las piernas, que le voy a hacer un tacto rectal para ver cómo tiene la próstata". O a una ginecóloga pidiéndole a un tipo con pinta de camionero que se recueste en la camilla y abra las piernas para recoger material para un examen de flujo. Se tendrán que actualizar los programas de las facultades.

Tengo el máximo respeto por la libertad sexual, condeno todas las vejaciones a que han sido sometidas las personas debido a su inclinación y me solidarizo con todos aquellos que sufren conflictos de identidad. Para terminar esta reflexión humorística, y ahora en serio, propongo que algunos DNI incorporen junto al sexo biológico, anatómico y que llevamos registrado en el ADN de todas las células de nuestro cuerpo (y que todos los jueces del mundo juntos no podrán cambiar jamás), un "sexo identitario o cultural" que facilite la vida a sus titulares.

Andrés Montesanto, médico, escultor y escritor.
Montesanto, Andrés
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