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Ajuste de cuentas

miércoles, 09 de junio de 2021
Antes del 4-M le dije a un amigo y colega de inquietudes socio culturales, ambos alumnos de la Universidad Complutense entre los años sesenta y setenta -forrenta años que decía el gran Forges- como me gustaría poder votar en Madrid. Y lo hubiera hecho por Mas Madrid. Una izquierda ponderada, culta, racional, limpia, alejada del odio, pegada al suelo y con la mirada puesta en aquella hermosa utopía que nos hizo soñar durante la juventud en los comienzos del último tercio en el siglo XX.

Mientras al sultán de Galapagar se le veía el odio, las ganas de dividir y enfrentar, la prepotencia para ser cabeza y guía de la "nueva" izquierda -tan vieja que mira a Venezuela- mi colega Mónica García le sacaba los colores al macho alfa, daba un discurso que conectaba con progresistas preocupados con la realidad social -pandemia; paro; desigualdades y desequilibrios; pobreza; corrupción- y antídoto para el peligro de una extrema derecha que se extiende como reacción por toda la Europa que Delors nos la presentó como de los ciudadanos y los actuales dirigentes, desde sus múltiples privilegios, nos la convirtieron en " de los mercaderes y la globalización a inventario positivo para multinacionales".

Los nuevos partidos: PODEMOS Y CIUDADANOS, que despertaron esperanzas de alternancia con respecto al caduco, burocratizado y aburguesado, bipartidismo tradicional, casi siempre pidiendo " la mano" de la pubilla catalana o de la neska vasca, terminaron por caer en el espacio de la partitocracia, esa enfermedad que tiene capturada a la democracia. Sus métodos para controlar los interiores del poder. Sus mensajes alejándose del pensamiento que pulula en la sociedad civil. Sus contradicciones entre promesas y hechos. Sus líderes poco aseados o perfumados con jazmines que como en la canción, "ya no se estilan".

A Iñigo Errejón le conocí personalmente en Ribadeo. Todavía estaba en PODEMOS pero se adivinaba que no podía admitir a personajes y discursos como los de Echenique, Iglesias, Montero; Belarra, Monedero. No me lo imaginaba negociando con BILDU y justificando las "hazañas" de ETA. Que para algunos ignorantes, conviene recordar asesinó y amenazó gravemente a viejos y dignos militantes del PC, amigos míos como José Luis López de La Calle, Agustín Ibarrola, Jon Juaristi, Vidal de Nicolás, todos como yo miembros del Foro de Ermua. Pero tan disidentes con el PNV, como enfrentados con el MLNV y su vanguardia de asesinos a los que el sultán "entendía como gudaris al servicio del conflicto político". Y es que a este soberbio y aprovechado salido del 15-M, le iba la marcha. Esa en la que unos morían y otros mataban. En coherencia con las Repúblicas Latino Americanas, dónde se "neutraliza" a la disidencia, al más puro estilo fascista -esto sí que es fascismo, más allá de usar el término sin tener ni p.i. de lo que significó.

Pero hay más. El partido que lidera Errejón y dónde milita Carolina Bescansa, ha elegido la senda de los verdes. Un acierto. Menos odio entre españoles y más ocuparse del medio ambiente en este planeta dónde necesitamos controlar y disminuir los vertidos que nos enferman y pueden llegar a expulsarnos con graves cataclismos naturales. Esa política verde, debe ser santo y seña del siglo XXI. Es la que puede recuperar los espacios vacíos y poner freno a la especulación a costa de agredir a la naturaleza. La que debe vigilar y sancionar a las grandes multinacionales que lo dejan todo perdido -caso ALCOA- o esos vertidos a los mares de toda desgracia con productos que afectan al ecosistema marino, amén de controlar la pesca de arrastre con artes que terminan con toda la fauna marina, mientras al pescador deportivo -jubilados- se le persigue o se le inmoviliza con normas absurdas contra natura y tradición secular -Hasta los doce Apóstoles no habrían podido ser pescadores- .

Y desde luego, buscando en la sociedad civil a gentes como Mónica García. Sigue viviendo de su profesión. Sigue siendo útil, como sanitario, al servicio de la asistencia sanitaria pública. Sigue luchando contra la precariedad y los recortes en el espacio socio sanitario. Si quieren recortar, empiecen por disminuir las inmensa, vergonzosa e insostenible nómina de cargos políticos que "justifican" un mapa creciente de instancias, instituciones, empresas, asesorías, mamandurrias y empleos pagados con dinero público para establecer, capturar, mantener y ganarse el favor de los paniaguados/as, con ese perfil tan propio de la seriedad de un burro fotografiado de perfil.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


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