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En unas declaraciones al periódico El País, realizadas el 7 de agosto de 2013, decía el cantante Kiko Veneno : "... Pero la Mafia española es más potente que la italiana, no necesita matar. Tiene a los notarios, a los jueces, al Constitucional... es más potente. Aquí ¿hay un problema de corrupción en un partido? Se echa al juez."

Pablo Iglesias, al que la revolución le duró cuarto y mitad, siempre hablaba de la "casta" y, aunque haya algunos cegatos voluntarios y serviles lacayos dispuestos a negarla, siempre observé una élite social, ajena aparentemente a nuestra vida, y que, sin embargo, la controla, la domina y la usa, sin pudor alguno, a su servicio.

Lo único que pongo en duda de las declaraciones de Kiko Veneno es que la mafia española no mata. Conozco más de una muerte cuya investigación nunca da resultados o estos resultan difícilmente creíbles.

Como también conozco casos de personas que han sido amenazadas y, después de la denuncia, nunca más se supo. O de políticos a los que no se investigaba porque había ordenes de "arriba". Y no importaba que hubiese sospechas de corrupción.

Un poco fuerte ¿ verdad ? Pero esto sucede porque hay muchísima gente cobarde, que mira siempre para otro lado porque prefiere la "omertá" a limpiar el mundo de estructuras de opresión y explotación. Vergüenza debiéramos sentir cuando somos capaces de votar a políticos que sabemos a ciencia cierta que son corruptos, pero salen elegidos.

Llámese mafia, casta, élite eso importa poco. Lo que si importa, y mucho, es que una minoría muy selecta de gente de la alta sociedad puedan disponer de nuestra vida con total impunidad y explotarnos, exprimirnos y hasta destruirnos sin que seamos capaces , no ya de pararles los pies, sino de librarnos de ellos. Evidentemente, no hablo de eliminación física de los mismos, cosa que por su parte pongo en duda con nosotros.

Evidentemente, no los conocemos como tales, incluso pasan por mecenas y benefactores sociales, y para ello tienen una estructura piramidal de tiralevitas que conectan con la Bolsa, con los políticos, con las estructuras del Estado... Tienen amordazados a las televisiones, periódicos y cualquier otra red social mediante sofisticados medios de presión, llámese vulgar subvención, llámense sueldos millonarios. Son los que marcan los precios de la luz, el agua, la comida, las medicinas... los que ponen los horarios y establecen los calendarios, los que marcan los años que tienes que pagar una hipoteca, los que saquean las arcas estatales, los que deslocalizan las empresas, los que privatizan la costa... Son incluso los que van a comulgar.

En el País de la picaresca educan a sus cachorros en la atmósfera propicia para ser carroñeros exhibiendo blasones y otras altivas mañas para siempre mantener ese estatus de señoritismo incapaz de sentir fraternidad o piedad con los humildes. Y si cualquiera de sus miembros que pudiera sentir la tentación de ser distinto, siempre se puede curar con psiquiatras o marginación absoluta.

Son los que mandan y crean fronteras para apoderarse de la riqueza, son los que expulsan a los pobres para que no pongan en peligro su reino, son los que legislan para sentirse protegidos, son los que convierten a sus siervos en ministros, jueces o alcaldes... Son poquitos, pero mandan demasiado. Y así seguiremos... para nuestra desgracia.