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No podemos olvidar, es demasiado doloroso

jueves, 25 de marzo de 2021
He recibido el día de la Mujer (8 de marzo), el almanaque elaborado por la doctora Lola Ferreiro que cada año recuerda a doce mujeres gallegas represaliadas por el franquismo y prácticamente desconocidas. Este año se centró en mujeres militantes de la CNT y/o FAI investigadas por Carmen Blanco García (libro Casas anarquistas de mulleres libertarias), Eliseo Fernández y Dionisio Pereira. El período de la Segunda República impulsó las asociaciones femeninas y feministas, según los investigadores en Galicia llegaron a ser 6.000 las asociadas; entre las más activas figuran las libertarias, todas luchaban para que se les reconociesen sus derechos laborales. Estas mujeres, junto con las Trece Rosas de Madrid, Asturias, Andalucía, Galicia, y tantos ramilletes más en toda España, fueron silenciadas durante todo el franquismo.

De las doce que componen el almanaque una de ellas murió luchando contra los rebeldes en A Coruña, cuando estalló la guerra. La mayoría del resto fueron detenidas, torturadas y, en no pocos casos, asesinadas. Las causas: "auxilio a la rebelión", en este caso concreto por ofrecer refugio en sus domicilios a los militantes huidos y perseguidos, sabiendo que arriesgaban sus vidas. En julio de 1937 "La Brigadilla" de la Guardia Civil asaltó varias casas en A Coruña, mataron a los anarquista que encontraron, muchos mozos de veinte años; si estaba las dueña de la vivienda, lo más común era que cayese ese mismo día.

En Ferrolterra también existieron militantes libertarias destacadas, como Amalia Fragela nacida en la parroquia de Sedes (Narón), junto con otras mujeres formaron el grupo "La Antorcha" durante el reinado de Alfonso XIII para luchar al unísono como trabajadoras. Amalia, autodidacta, colaboró en varios periódicos y revistas anarquistas. En la dictadura del general Primo de Ribera, se fue al País Vasco y regresó a Ferrol al proclamarse la Segunda República. Al estallar el levantamiento militar detuvieron a su hijo de 17 años que, junto con otros anarquistas, intentaron liberar a unos presos que iban a fusilar, los condenaron a muerte y los ejecutaron a todos, en julio de 1936. Amalia desde 1942 estuvo limpiando los servicios del bajo del templete del cantón de Ferrol.

Terminada la guerra, los ganadores dedicaron varios años a "limpiar el país", como habían prometido, para que no quedase un comunista ni un anarcosindicalista. Teresa Amiguet cuenta en La Vanguardia (05/08/2019) "Las Trece Rosas fueron trece mujeres jóvenes, de entre 18 y 29 años, fusiladas durante la represión franquista, cuatro meses después de que se terminase la guerra civil española. Pese a ser consideradas un símbolo de la lucha contra el franquismo, el secretario general de VOX, Ortega Smith, ha declarado esta mañana en TVE que las jóvenes "torturaban, asesinaban y violaban vilmente, en las checas de Madrid". A cualquier madre que le hayan matado a su hija, o a cualquier hija que le matan a su madre sólo por tener ideas diferentes a los victoriosos, piensan que el señor que lo dice no es un caballero, sólo es un vil difamador, que en un país que presume de democracia, sabe que puede decirlo sin que la justicia le pida explicaciones; con el agravante de que la misma sentencia franquista que las condenó en 1939 hablaba de 'un delito de adhesión a la rebelión'. En ningún momento se mencionan los hechos expuestos por Smith". Las trece jóvenes mencionadas formaban parte de las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU). Eso se une al rechazable atentado contra el comandante que espiaba para Franco en la quinta columna en Madrid, Isaac Gabaldó, en julio 1939, en el que murió su hija de 18 años, él y el chofer; estalla la cabeza de solo pensar que alguien dijese de esa adolescente, lo mismo que dijo el diputado Smith de las Trece Rosas. El régimen de Franco atribuyó el atentado a una red comunista, fueron detenidas 364 personas, y en agosto condenados a muerte 65, todos de las JSU, entre ellos las Trece Rosas. En los días siguientes se realizaron otros juicios sumarísimos y más fusilamientos. El tema se silenció durante ochenta años en España.

El diputado y secretario general de VOX, Javier Ortega Smith fue denunciado, después de mucho luchar, al final, el Supremo archivó la causa en noviembre del año pasado. Se hablaba de injurias cometidas por Smith, pero siguiendo al Código Penal, no fueron injurias fueron calumnias. El Código Penal diferencia los dos conceptos. Vayamos al Título XI, Capítulo I "2De la Calumnia", Artículo 205: "Es calumnia la imputación de un delito hecha con conocimiento de su falsedad o temerario desprecio hacia la verdad", está clarísimo que Smith "imputó el peor delito, el de asesinato" a las mujeres, con "conocimiento de su falsedad y desprecio a la verdad", con el agravante muy importante de repetirlo por las radios y televisiones. Si esto queda impune, ya podemos temblar ante lo que puedan seguir diciendo. La mentira, en forma de calumnia, consentida, puede llevar a un inocente a morir en una cárcel. La pena y dolor es que por decir mucho menos, otros están detenidos. Si hay democracia total, no basta con decirlo, hay que demostrarlo. HAY QUE RETOMAR EL TEMA.
Cal, Rosa
Cal, Rosa


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