Opinión en Galicia

Buscador


autor opinión

Editorial

Ver todos los editoriales »

Archivo

Día de la Madre, 2020, lleno de tristeza y tragedias

sábado, 02 de mayo de 2020
Un homenaje muy sentido a todas las madres del mundo y en especial a todas las que perdieron la vida a causa de esta pandemia, solas sin sus familias, sin una palabra de cariño, sin nadie que les tendiera una mano acariciando las suyas, besándoles la frente, siendo ellas la que tanto dieron por los demás en sus tiempos difíciles, de trabajos duros y muchas escaseces y que ahora merecían tener una vida tranquila al lado de su familia y se encuentra abandonadas en una residencia de ancianos. ¡Que injusto e inhumano!

Si hubiera gobiernos que tuvieran algo de humanidad, se darían cuenta de que gracias a los jubilados que han muerto por falta de cuidados y de protección, porque el gobierno no vio necesario destinar dinero para proteger a la población, pero sí para desenterrar a Franco, que ahora de muerto no le hacía mal a nadie y puso dos helicópteros, 15 cámaras de televisión, cuatrocientos periodistas; y para enterrar a más de 23.ooo fallecidos por el coronavirus ni un tuit de condolencia, ni siquiera un crespón negro de luto.

Tanto los que ya se fueron, por desgracia, como los que aún quedamos, pero desprotegidos por nuestros gobernantes, trabajamos duramente para levantar España después de la Guerra. Unos en la emigración, lejos de nuestras familias, criando a nuestros hijos sin ayuda de abuelos ni de nadie, en turnos de noche y de día para poder atenderlos y trabajar; otros que se fueron a países muy lejanos donde la vida no les fue fácil y por desgracia no han podido volver a su tierra; pero entre todos y casi analfabetos, conseguimos un mundo mejor que en el que nosotros nacimos y éste es el pago que nos dan al final de nuestros días.

Es doloroso y cruel que nos muera un ser querido y no saber siquiera dónde está enterrado, si de verdad lo está o si el que dicen es el nuestro y vivir toda la vida con esa angustia.

Pues queridas madres, las que a lo largo de vuestras vidas no lo tuvisteis fácil para alimentar a vuestros hijos y ahora habéis quedado sin nada, no encuentro en mi corazón ni una palabra de consuelo para dirigirme a vosotras, porque con palabras no se come y encerradas en las casas aunque queráis pedir a las puertas de un súper o de una farmacia no lo podéis hacer, y los malditos gobiernos, detrás de las pantallas, nos hacen creer a todos que nos están ayudando, pero ni una palabra de que se rebajan sus sueldos para darles a esos padres que no tienen ni un mendrugo de pan para ellos ni para sus hijos.

Yo nací en la postguerra, en medio de la nada, pero caldo, pan y leche nunca me faltaron. Ahora, en el 2020, muchas madres en el mundo carecen de esas tres cosas que son esenciales para que nadie en el mundo se pueda morir de hambre.

Ese virus tan pequeño que ni siquiera lo vemos, ha venido a demostrarnos muchas cosas y a ver si las entendemos. Lo primero, lo poco que somos y lo valientes que nos creemos; lo segundo, que el egoísmo, la maldad, y el pensar que somos más que nadie, nos encierra en nuestras casas a mirar por las ventanas.

Pero también nos enseñó a la gente buena, que hay que mucha, que ha dado su vida para salvar la de los demás, la solidaridad de todos y todas las personas voluntarias merecía un monumento. Que de todas ellas y ellos debían de aprender los gobiernos, pero ni siquiera se inmutan, porque cuantos más jubilados fallezcamos, más dinero les queda a ellos para repartirse entre todos.

Queridas madres, me uno a vuestro dolor porque yo también soy madre y aunque a mis hijos nunca les faltó comida, yo también sufrí lo mío. No hay dolor más profundo que pueda sentir una madre que el ver sufrir a sus hijos y no poder hacer nada.

Madre, rosa roja y perfumada de primavera, que das cariño y alegría a tu familia, sirves tu mesa a diario repartiendo la comida y los primeros que sirves, a tus hijos y tu marido, por eso madre del alma va para ti mi cariño.

Yo me uno al dolor de todas esas personas que no encuentran consuelo a tanto sufrimiento.

También mi agradecimiento a tanta gente buena que ha dejado su piel por ayudar a tanta gente de una manera o de otra, cada uno ha aportado su granito de arena para hacer este encierro un poco más llevadero.

Gracias de corazón.
Calvo Sánchez, Josefina
Calvo Sánchez, Josefina


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


PUBLICIDAD
ACTUALIDAD GALICIADIGITAL
Blog de GaliciaDigital
PUBLICACIONES