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Los años setenta en Madrid

lunes, 20 de abril de 2020
Los años setenta fueron nuestros primeros años en Madrid, a donde habíamos venido varios jóvenes en busca de un porvenir que no teníamos en el Valle de Oro, un hermoso valle del norte de la provincia de Lugo.

Los años setenta en MadridEran los años del fin de la dictadura y de la transición a la democracia. En el ámbito musical, comenzaba a apagarse la prodigiosa voz de Antonio Molina, los Beatles acababan de separarse y en España triunfaban, entre otras, las canciones de Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, Facundo Cabral, Victor Jara, Horacio Guaraní, Los Panchos, Julio Iglesias, Raphael, Manolo Escobar, Mina, Tom Jones, Charles Aznavour y Mercedes Sosa que cantaba como nadie "Gracias a la vida" y "Alfonsina y el mar".

En cuanto a los cantautores españoles destacaban, entre otros, Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez, Luis Eduardo Aute, José Luis Perales, Raimon, Amancio Prada, Miro Casabella y Pablo Guerrero, autor este último de canciones memorables como "Pepe Rodríguez, el de la barba en flor", un hermoso romance que contaba la historia de Pepe Rodríguez, el típico seductor español, mitad Cid Campeador, mitad Don Juan Tenorio, que se dedicaba a seducir “guiris” en los mesones cercanos a la Plaza Mayor.

Dice la canción: ("Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,/cuando cae la tarde coge el metro hasta Sol,/sube las escaleras silbando una canción,/mirada en ristre, llega a la Plaza Mayor."). Nosotros, aunque jóvenes e inexpertos, intentando emular las hazañas amorosas de Pepe Rodríguez que se narran en la canción, al caer la tarde, con la barba en flor, cogíamos el metro hasta Sol, subíamos las escaleras silbando "A Rianxeira" y llegábamos a la Plaza Mayor.

("Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,/es celta y árabe, ibero y español,/romántico y torero, guitarrero y cantor,/de mujeres y vinos muy buen catador.") Como Pepe Rodríguez, también éramos celtas, españoles, románticos, cantores, y gallegos… Pero nada más.

(“Arco de Cuchilleros baja con tal primor/que extranjeras y "guiris" le demandan amor.") Salíamos de la Plaza Mayor y bajábamos el Arco de Cuchilleros más chulos que un ocho y nos dirigíamos a los mesones cercanos, pero nadie nos demandaba nada.

Se dice que la canción se hizo en el Mesón del Segoviano. ("Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,/sabe inglés que aprendió de noche en un mesón.”) El único de nosotros que creía haber aprendido algo de inglés en el citado mesón, se limitaba a decir "folis mokis, please" después de tomarse un gin-tonic.

("Pepe Rodríguez, el de la barba en flor,/lleva a sus "guiris" a un piso coquetón,/y después de unas copas lo que allí sucedió/ni lo cuentan las crónicas, ni lo contaré yo."). Después de un recorrido por los mesones de la calle de la Cava Baja viendo a las “guiris”, no había nada que contar, aunque alguno siempre contaba algo al día siguiente.

Los primeros años en Madrid fueron años de una inmensa “morriña”. Entonces creíamos que añorábamos la tierra, pero en realidad lo que añorábamos era a la gente: la familia, los amigos, los vecinos, la novia…

En las vacaciones volvíamos a Galicia muy ilusionados. El viaje era interminable, doce horas de noche en el tren expreso. Llegábamos a Lugo por la mañana, y luego por la tarde el coche de línea nos llevaba hasta el Valle de Oro, pero entonces éramos muy jóvenes y nada nos amedrentaba.

Luego vendrían tiempos mejores y los años de "bon vivants" en la "dolce vita" madrileña del barrio de Argüelles también merecerían ser cantados en un romance por algún trovador.

Los años setenta en MadridNo hemos vuelto por aquellos mesones desde hace mucho tiempo pero seguimos yendo por el barrio de Argüelles aunque ya nada sea igual porque no es lo mismo los años setenta que los setenta años. Los inolvidables años setenta fueron años de buena música, de diversión, de grandes ilusiones y de nostalgia, cuando teníamos toda una vida por delante.

Ahora, cada vez que vuelvo a pasar por el Arco de Cuchilleros de la Plaza Mayor, me pongo a cantar la canción “Pepe Rodríguez, el de la barba en flor” y, cada vez que me encuentro con el autor, Pablo Guerrero, en un bar de mi barrio, le confieso mi admiración por su canción.

(Antonio Paz con Pablo Guerrero)
Paz Palmeiro, Antonio
Paz Palmeiro, Antonio


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