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A bombo y platillo

lunes, 23 de marzo de 2020
La operación propagandista del gobierno ha consistido en presentar un plan de choque, donde se habla de 200.000 millones de euros, que representa el 20% del PIB español, pero no se trata de dinero fresco, de liquidez. La única parte de este dinero fresco son los 17.000 millones, que sirven para reforzar el estado social, es decir, el apoyo a las personas vulnerables. El resto se trata de avales que deberían facilitar los bancos, el mismo gobierno y el Banco Central Europeo.

El aspecto preocupante es que no se hace ninguna referencia a una política de austeridad por parte del gobierno, que podría recortar parte de sus gastos, asesores y derroche innecesario.

En cambio, se hace referencia a la sociedad civil, apelándose, entre las líneas, a la participación de las fuerzas productivas privadas, implicando que se les exigirá un esfuerzo.

El asunto es que, mientras el Estado no recorta sus gastos y su despilfarro, como lo demuestra los helicópteros y el avión del presidente, sí se alude al esfuerzo que tiene que hacer la sociedad civil, mientras el Estado solo aporta unos avales.

De esos 100.000 millones que promete el Estado, dependerá mucho de la agilidad y la rapidez de concesión de esas cantidades, que pueden aliviar la situación económica.

Aspecto muy preocupante es cuando el presidente se refiere a unos presupuestos de reconstrucción nacional, lo que yo interpreto como un programa de subida de impuestos, no solo a las rentas altas, sino a las clases medias. Es el programa peronista de los presupuestos generales del Estado elaborado por el PSOE, Podemos y los nacionalistas.

Por otra parte, está claro que el presidente ha querido sacar pecho en sus conferencias de prensa con sus colegas europeos donde claro, no puede presentarse sin un programa económico de relumbrón. Además, en las respuestas a la prensa, A bombo y platilloDon Pedro demostró su capacidad pasmosa de no contestar a las preguntas. Su equipo le prepara un argumentario y él lo suelta con gran desenvoltura. Le preguntan, por ejemplo, cuánto va a durar la crisis y se sale por la tangente hablando de la unidad nacional y otras lindezas por el estilo.

No quiero ser negativo en este breve comentario, mi única esperanza es que, como el general de la Rovere, en el que el genial Alberto de Sica, que ha sido cobarde y traidor, se siente el héroe y, en esa apariencia de patriota, muere fusilado junto a los reales patriotas. Puede ser que Pedro I de Pozuelo tenga que convertirse a la fuerza en un verdadero dirigente político, al estilo del general de la Rovere, que fingiendo fingiendo, al final, no tenga mas remedio que actuar de forma sensata y olvidarse de su programa peronista a la española.

Si no es así, visto que en su programa económico se ignora a los autónomos, que si A bombo y platillono tienen ingresos, no tienen porque pagar las cuotas, ni tampoco la seguridad social, yo no veo ninguna razón para alegrarse por esta política del gobierno que, con todos los respetos, me parece fraudulenta, propaganda, publicidad y política de pantalla.

Un último matiz es que, en un desliz de su discurso escrito, que él lee como un locutor magistral, se deslizó “nosotros, los trabajadores” que, en realidad, debería ser “nosotros, los impostores”. Así que mi única esperanza es que Don Pedro se convierta en el general de la Rovere.

Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
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