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Creación de la colección arqueológica del Museo Provincial de Lugo

miércoles, 22 de enero de 2020
“Creación de la colección arqueológica del Museo Provincial de Lugo” (2017) en Boletín del Museo Arqueológico Nacional 35/2017 ISSN: 2341-3409 pp. 1545-1557. Madrid.

Aurelia Balseiro García (1), Museo Provincial de Lugo.

Se presenta un resumen sobre la historia del Museo Provincial de Lugo (MPL) desde el momento de su creación y durante la posterior formación de sus primeras colecciones, con especial incidencia en los fondos arqueológicos, abarcando fundamentalmente las décadas iniciales de su evolución: desde 1932 hasta los años 60 del pasado siglo.

Después del proceso desamortizador del siglo xix los bienes culturales provinciales necesitaban una regulación para su protección y conservación, motivo principal por el que se impulsa la creación de las Comisiones Provinciales de Monumentos Históricos Artísticos (CPMHA) y a través de ellas la creación o consolidación de museos, bibliotecas Creación de la colección arqueológica del Museo Provincial de Lugoy archivos e incluso los boletines de la CPMHA como instrumentos de difusión del patrimonio.

En la provincia de Lugo y en consonancia con estos hechos, también existe documentación respecto al interés por la formación de un museo provincial arqueológico (Balseiro, 2012: 321) para lo que ya en 1871 se solicitaban «objetos arqueológicos y antiguos» y cuya propuesta de creación es formulada por parte de la CPMHAL en esa misma década en varias ocasiones más (1873 y 1876) haciendo referencia a la necesidad de un local, teniendo en cuenta la construcción de un gran edificio público en San Marcos como lugar idóneo para instalar un museo arqueológico, o publicando una circular para facilitar las obras de un futuro museo provincial (Prado, 2013: 99).

No obstante, ese interés no fructifica hasta décadas más tarde puesto que el Museo Provincial de Lugo fue creado oficialmente en 1932 por la Diputación de Lugo e inaugurado dos años más tarde. Esta fecha concreta culmina gestiones y peticiones varias realizadas en la segunda mitad del siglo XIX por varias voces de la capital provincial incluyendo, sobre todo, a los miembros de la Comisión Provincial de Monumentos Histórico Artísticos de la provincia de Lugo y de la corporación provincial; pero es necesario contextualizar también esta iniciativa dentro un ambiente cultural especial, con una sociedad donde, a pesar de las dificultades económicas, existía un interés promovido por un sector de la ciudad (2) comprometido y participativo, que con la II República (1931-1939) desarrolla unos movimientos asociativos, culturales, políticos, educativos, mediáticos (publicación de revistas y de diarios) y sociales. Fue entonces cuando, a consecuencia de esas iniciativas promovidas por un grupo de lucenses, la Diputación creó un museo con la inicial finalidad de preservar el patrimonio provincial.

El acuerdo oficial de su formación tuvo lugar el 29 de febrero de 1932. Según las actas de la sesión plenaria de la corporación provincial republicana (3) que reflejan dicho acuerdo, la intención concreta del museo sería reunir y proteger los bienes del patrimonio cultural lucense dispersos hasta entonces en distintas ubicaciones y colecciones de Lugo.

« […] en el que se custodien y estudien, no sólo los objetos de valor artístico, histórico y arqueológico que lo merezcan [… y] en el que pudieran ser recogidos restos dispersos de la riqueza artística y arqueológica de la provincia».

En ese mismo momento (4) se aprueban las bases que regirán el Museo, encargadas a M. Vázquez Seijas (5), así como la creación de una Junta compuesta por un presidente, un secretario y nueve vocales y la primera dirección de la institución asignada a Luis López-Martí Castillo (6). El 10 de noviembre de 1932 se aprobaría también el eglamento por el que se regiría el Museo y se inician las gestiones necesarias, a través de circulares, para solicitar piezas (7). Finalmente el 16 de enero de 1934 se inaugura el museo en un «acto solemne que se celebró con asistencia del pleno de la Excma. Diputación, Junta del Museo, Autoridades civiles, militares y eclesiásticas y representaciones de todos los centros docentes y culturales de la ciudad».

En el origen de las colecciones fundacionales del MPL siempre está implícita su vocación arqueológica y así se demuestra en documentos referentes a la recopilación de bienes para la creación del «museo de arqueología» de la provincia de Lugo. No obstante, en el año de su fundación, 1932, existen varias referencias como «Museo Arqueológico y de Bellas Artes». Esta indefinición nominal de sus comienzos responde sobre todo al proceso de ingreso o recopilación de fondos y a la formación de sus colecciones porque, en principio, el contenido previsto era sobre todo relacionado con «pinturas y objetos arqueológicos» y su ámbito geográfico preferente la provincia de Lugo. Por todo ello, la denominación oficial definitiva se regulará en 1964 y será finalmente «Museo Provincial de Lugo», tal como se conserva desde entonces hasta la actualidad, atendiendo precisamente a esa diversidad y heterogeneidad de sus colecciones.

Otra característica que se mantiene desde su origen hasta hoy, es su dependencia de la Diputación de Lugo en cuanto a organización, presupuesto, administración, etc..., siendo esta institución provincial la responsable de todo su funcionamiento, aunque desde 1932 a 1977 también funcionó una Junta rectora del Museo (8) «compuesta por tres diputados provinciales, un miembro de la Comisión provincial de Monumentos, un Catedrático del Instituto General de segunda enseñanza, uno de la Escuela de Magisterio primario, uno del Seminario Conciliar, uno de la Escuela de Artes y Oficios, el Arquitecto provincial y dos Académicos o personas que se hayan significado por sus aficiones y conocimientos en cuestiones de Arte» (9).

Con motivo de un homenaje realizado a todas aquellas personas, instituciones o colectivos que apoyaron el MPL contribuyendo al incremento y enriquecimiento de sus fondos, un equipo de trabajo formado por varios investigadores (Balseiro, 2015), estudiamos la historia de nuestra Institución dividiéndola en tres etapas claramente diferenciadas en función de hitos concretos que influyeron notablemente en su evolución. Así, la primera fase, desde 1932 hasta 1956, incluye su creación y formación terminando con la fecha de su cambio de sede.

La segunda desde su nueva ubicación en el antiguo convento franciscano, 1957, hasta 1991, fecha de su reapertura después de unos años cerrado por obras, y la tercera desde entonces hasta la actualidad. Pues bien, en la etapa 1932-1956 analizamos los orígenes del Museo, con su primera ubicación en el Pazo de San Marcos (actual edificio de la Diputación Provincial de Lugo), revisando las colecciones fundacionales junto con sus modalidades de ingreso. Así, constatamos una elevada afluencia de ingresos de fondos, sobre todo procedentes de particulares que se vuelcan y comprometen con la aparición del primer museo público de la ciudad y de la provincia de Lugo, donde reunir patrimonio para protegerlo, conservarlo y exhibirlo.

Este interés inicial decae con los años de la Guerra Civil e inicio de la posguerra; sin embargo, en 1949, año en que se determina y publica el futuro traslado del Museo desde el Pazo de San Marcos al antiguo convento franciscano (10), situado también intra muros y bastante cerca de su primera ubicación, empieza un repunte en el incremento de ingresos que superará con creces algunos de los peores años anteriores en lo que respecta al aumento de sus colecciones (1939 y 1944). Hay que señalar que el principal motivo del cambio de sede se debe precisamente a la ausencia de espacio suficiente para exponer y guardar la ingente cantidad de fondos acumulada, puesto que superó claramente las expectativas iniciales para la formación de las colecciones. El incremento de los ingresos desde 1949 hasta 1957 es comparativamente a años previos, muy superior. 1933 y 1954 son los años de mayores porcentajes generales, entre los cuales los fondos arqueológicos tienen mucha presencia sobre todo porque a partir de la creación del Museo de Lugo ya hay un destino para depositar el material arqueológico que aparece en la provincia.

La colección de arqueología se incrementa a través de donaciones y depósitos fundamentalmente,
sobre todo de particulares como su primer director, Luís López-Martí y su sucesor, Manuel Vázquez Seijas, así como de arqueólogos como Manuel Chamoso Lamas y otros diletantes interesados en nuestro patrimonio arqueológico o vinculados con la CPMHAL y con el Museo, que van ingresando en esta primera etapa de la incipiente historia de nuestra institución restos arqueológicos procedentes de diversos castros y yacimientos de la provincia de Lugo como Barán (Paradela), Penarrubia (Lugo), Bendilló (Quiroga), San Simón da Costa (Vilalba), junto con piezas de epigrafía y escultura romanas, numismática, etc...

A través de la edición de la primera guía del MPL y después de otras publicaciones vinculadas con su Junta Gestora o más tarde del propio Boletín del MPL, que en realidad sustituirá al BCPMHAL, se puede rastrear el interés por el patrimonio arqueológico provincial y la necesidad de estudiarlo y valorarlo. Con anterioridad a estos órganos difusores, el patrimonio arqueológico provincial se divulgaba también en otros similares como el Boletín de la Real Academia Galega. Por ello, apuntamos a continuación esas primeras publicaciones acerca de las piezas que integran la colección arqueológica fundacional del Museo Provincial de Lugo.

En la mencionada primera guía que se publica del MPL, en 1947, realizada por M. Vázquez Seijas aparece, ya en su introducción, mención a la riqueza arqueológica de la provincia de Lugo que ofrece «un ancho campo para la obtención de objetos de pasadas civilizaciones, principalmente
de tiempos prehistóricos, por la existencia de un gran número de castros y de mámoas, de los que proceden preciosos torques, fíbulas, puñales de antenas, puntas de lanza, hachas de bronce de talón, de uno y de dos anillos, fusayolas, cuentas de collar y un buen número de fragmentos de cerámica de características bien acusadas, tanto por su cocido como por sus vidriados y dibujos» continúa relacionando las principales piezas arqueológicas de época romana cuyos restos y vestigios «se van recogiendo e incorporando al Museo desde su fundación, contando éste con una valiosa colección de treinta piedras de ara, de tipo funerario unas, consagradas a los dioses manes; honoríficas otras, y exvotos dedicados a Verore, Regoni, Poemanae, Virroreumanego, Ahoparaliomego, Cuhue Berral, Navia, etc…» señalando después las monedas de plata y bronce romanas y algunas de oro, así como los vestigios y restos de la capital del Conventus Jurídico lucense que aparecen en su subsuelo como el famoso mosaico descubierto en la calle Batitales en 1762, atribuido a un templo consagrado a Diana, que se cree era la divinidad protectora de Lugo, y la cabeza en mármol, hermosa escultura de una diosa o matrona, que según el P. Fita, pudiera ser la Venus Augusta.

Además de las publicaciones de artículos concretos en el Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos, es en esta guía donde se ofrece la primera información sobre las colecciones arqueológicas del MPL con imágenes donde se aprecia la inicial exposición permanente de la colección de arqueología y numismática. Ésta aparece singularizada como sección independiente conteniendo entonces (en 1947) 293 piezas donde «destacan además de la colección de aras ya citadas, la pizarra del castro de Barán, dos interesantes esculturas de arte rudimentario indígena de ese mismo castro y otra protohistórica, del de Cortes, tallada representando una cara y otro trozo también de granito, con la inscripción contraída CAMAL, única que se conoce de los castros gallegos. Otro buen ejemplar es una figura, esculpida en piedra, de un guerrero romano, fragmento de una estela funeraria. Lo son, de igual modo, la estatua sedente del Salvador, siglo XIII, cuatro estatuas yacentes de sepulturas, de los siglos xiv y xvi, varios medallones y piedras de armas y distintas otras pieza de tallas en piedra, madera y de metalurgia del país».

Tal como se observa en las imágenes publicadas, la presentación de las piezas se disponía en vitrinas, o pedestales y soportes aprovechando los paramentos para colgar obras de arte de distinta factura y cronología. Se distribuían en la planta baja del palacio provincial (una de las naves laterales) cuyo espacio ya entonces se revelaba insuficiente. Continúa la guía con la enumeración del resto de los fondos del MPL para señalar de nuevo en la sala II «una importante colección de objetos prehistóricos de las Edades de Piedra, Bronce y Hierro; entre ellos, un hermoso puñal de antenas de la segunda fase de la Primera Edad de Hierro, un molde de bronce completo para la fundición de hachas de talón, […] y una curiosa placa ídolo en piedra granítica, grabada en ambas caras, con representación esquemática de figura humana (período neolítico) […] De la época grecoromana existen también bastantes ejemplares de objetos variados, que se han ido reuniendo de diferentes hallazgos en la provincia, procedentes algunos de la colección particular que perteneció al arqueólogo Sr. Villaamil y Castro y obtenidos en distintos lugares, en la labor realizada por miembros de la Junta del Museo y por espontáneos colaboradores, que al tener conocimiento de cualquier yacimiento o hallazgo esporádico, recogen restos y fragmentos, con los cuales se van nutriendo las colecciones, hoy ya de suma importancia e interés».

De la sección numismática refiere la reunión de mil quinientos ejemplares de monedas variadas y una amplia colección de medallas conmemorativas y religiosas, continuando con los fondos archivísticos, documentales, mobiliario histórico, cerámica, etc... para concluir (página 11) que de las colecciones o fondos custodiados por entonces los más importantes son «los objetos prehistóricos, principalmente aquellos que proceden de hallazgos dentro de la provincia, que constituyen el mayor número de los existentes como los expuestos en vitrinas procedentes de las cuevas “A Furadas dos Cas”, cerca de Mondoñedo o “Rei Cintolo”, objetos procedentes de mámoas de la provincia, veinte hachas de piedra pulimentadas, un grupo de pulimentadores, fusayolas, escultura lapidaria tipo “placa-ídolo”, objetos de bronce y hierro como puñales, fíbulas, cerámica de castros lucenses, joyas, etc.».

Esta inicial recopilación sui generis y la formación no sólo de la colección arqueológica sino de todos sus fondos es un proceso similar a todos los museos provinciales de vocación decimonónica, aunque el MPL ya aparezca en la década de los 30 del siglo xx. Su finalidad es el aprovechamiento didáctico o social a través de la exposición de objetos y obras que singularizan la historia y el arte del ámbito geográfico correspondiente, algo difícil de conseguir in illo tempore a través de una sola disciplina monográfica. También los criterios científicos de ordenación y control así como el discurso expositivo se irán consolidando en función de los tiempos y los recursos, pero subyace siempre el interés por la protección del patrimonio.

La vocación arqueológica del MPL, además de estar implícita en la propia denominación inicial de la Institución, se incrementa al figurar como el espacio de recogida y custodia del patrimonio arqueológico según la normativa legal ya establecida en 1931 (Decreto de 22 de mayo de 1931 y 27 de mayo del mismo año) (11), que especifica el procedimiento para depositar en los museos provinciales las obras en peligro, y también Creación de la colección arqueológica del Museo Provincial de Lugola Ley relativa al Patrimonio Artístico Nacional (13 de mayo de 1933) pensada para evitar la pérdida o el deterioro de bienes culturales. Sin embargo, esta regulación no establece las formas de «búsqueda» de materiales arqueológicos por lo que su aparición se limita sobre todo a la casualidad, con motivo de obras, remociones de tierra en yacimientos, etc.; en general son hallazgos fortuitos, por tanto, casi siempre descontextualizados. A este respecto hay que tener en cuenta la escasa implantación de la arqueología como disciplina científica aplicada al trabajo sistemático de campo; en esa época predominan las prospecciones superficiales sobre las excavaciones controladas, por consiguiente, los contextos de los yacimientos, cuando se conoce su procedencia, están alterados y la información que nos ha llegado del origen de estas primeras piezas que se incorporan al Museo es escasa, sesgada e incluso poco fiable. Otras formas de ingreso, según el libro de registro del MPL, son las adquisiciones y los depósitos. Las cesiones también eran intermediadas o conducidas por los miembros de la Junta Rectora del Museo que promovían las gestiones necesarias para incrementar los fondos predicando con el ejemplo.

En los primeros veinticinco años de historia del MPL, la colección arqueológica se va formando sin un plan específico de incremento controlado, aprovechando donaciones, depósitos, oportunidades de adquisiciones directas y hallazgos casuales. Un caso peculiar, posterior a la primera etapa aquí analizada, lo representa la «Misión rescate» convocada a través de los centros docentes a finales de la década de los 60 «cuyo objeto consiste en recoger o más bien rescatar, todas aquellas obras de arte y objetos arqueológicos que ofrezcan particular interés histórico y artístico perdidos o abandonados, para así salvarlos del olvido y de la incuria del hombre».

A través de esta peculiar iniciativa se incrementa también la colección de arqueología entre los años 1973 a 1979 con un total de sesenta y dos entradas en el libro de registro (12).

Como muestra de la variedad de la colección arqueológica fundacional apuntamos los primeros ingresos que aparecen registrados en julio de 1932 y son los siguientes:
––N.º 8-20 en julio de 1932: «trece piedras con inscripciones votivas y funerarias» procedentes da Muralla de Lugo y entregadas al museo por el Ayuntamiento de Lugo.
––24: «un trozo de ladrillo romano» procedente de sepulturas halladas en el campo da feira y entregado por el ayuntamiento de Lugo.
––25-32: [...] «un busto en mármol de diosa o matrona romana», «una piedra de ara votiva romana», «cuatro pequeños bronces imperio romano», «una moneda de cobre de Felipe IV», «una hacha prehistórica de bronce, tamaño 13 cm. de doble asa, ambas rotas» entregado por Manuel Magadán Quintela, de Lugo, en idénticas fechas.
––34. «una piedra de ara votiva romana con inscripción consagrada a la diosa Navia, que comienza así: NAVIA AR CONV…» encontrada en 1930 en San Mamede de Lousada, ayuntamiento de Guntín, de esta provincia, recogida por Manuel Pardo Baliña y cedida por este al museo.
––35. «piedra de ara votiva de 1,00 m. de alto con inscripción (época romana) NAVIA L.EX.V.” hallada en mayo de 1931? Por Ramón Castro López? en un terreno propiedad de Antonio Pérez en San Martín de… (Picato), provincia de Lugo, recogida por Manuel Pardo Baliña y entregada por este al museo.
––36. «un capitel de piedra caliza de 27 cm. de altura con hojas de acanto lisas» procedente de Sta. María de Mosteiro, recogido por Manuel Pardo Baliña.
––38. «una piedra de inscripción romana incompleta que comienza así: [...]», encontrada en septiembre de 1929, por Pedro López Platero en Sta. Cruz de Loio y cedida por este al museo.

Hitos posteriores e importantes en el aumento de los fondos arqueológicos son, por orden cronológico, el ingreso de la colección de orfebrería antigua depositada por Álvaro Gil Varela en 1974; el tesorillo de Agrade (Chantada, Lugo) en 1991 y en 1992, con un total de 3475 monedas, depositado por la Xunta de Galicia; la musealización del mosaico de Armañá (Lugo) realizada con motivo de la ampliación del edifico histórico e inaugurada en 1997, los depósitos de la Xunta de Galicia de la monumental estela de Crecente (Lugo) en 1996 y de las estelas bifrontes procedentes de la muralla en 1999; y ya en la última etapa de la historia del patrimonio arqueológico del MPL, la colección de lucernas (131) donada por José Antonio Varela Dafonte en 2004. A partir del año 2005 esta Institución deja de recibir los materiales arqueológicos procedentes de hallazgos y excavaciones de la provincia de Lugo, depositados por la Xunta de Galicia, debido al límite de su capacidad y a la ausencia de más espacio de almacenaje por lo que el nivel de ingresos decae notablemente.
El constante y lógico incremento de las colecciones del MPL hace que en sus primeros treinta años de vida no sólo se realicen ampliaciones y se consolide su trascendencia en la conservación y exhibición de nuestro patrimonio cultural13, sino que con el paso del tiempo, en 1982, traslade parte de sus colecciones de carácter etnográfico al Museo-Fortaleza de San Paio de Narla (Friol, Lugo) tras la adquisición del inmueble por parte de la Diputación Provincial de Lugo, y aún así, tanto el incremento de fondos como la necesidad de una reordenación general de los espacios y de una reorganización del discurso expositivo, provoca el cierre del Museo en 1986 para acometer una importante reforma que culmina con su reapertura en 1991.

Poco después (1992) comienza la última ampliación a cargo del arquitecto Antonio González Trigo que ocupa los patios interiores y huertas anexos al antiguo convento, donde se hallaron restos arqueológicos que fueron musealizados in situ, inaugurándose la obra en 1997.

La importancia e incluso la percepción ciudadana sobre los contenidos arqueológicos del MPL, viene expresada desde su origen. A través de algunos de los titulares de la prensa local en el momento de su reinauguración en la nueva sede del antiguo convento de San Francisco (1957) figuran textos como «El nuevo museo arqueológico» y antes, en el propio diseño del logotipo del museo utilizado también como primer sello oficial cuya imagen hace referencia a la mitología clásica (Vid. Fig. 5) se constata este hecho. A pesar de que la sociedad lucense es consciente de los contenidos multidisciplinares de su Museo, la referencia a la arqueología predomina siempre en todas las descripciones/alusiones de su primera y sucesivas etapas históricas y por ende en el imaginario colectivo de la comunidad donde radica.

Notas
1. Directora del Museo Provincial de Lugo. Museóloga.
2. Entonces Lugo superaba los 20000 habitantes.
3. Presidida por Daniel Vázquez Campo.
4. Sesión de la Comisión Gestora de la Diputación celebrada el 29-02-1932.
5. Futuro Director del MPL, sustituyendo a Luis López-Martí, desde 1948 a 1982 y entonces interventor de la Diputación de Lugo y académico correspondiente de la Academia Gallega.
6. Académico correspondiente de Bellas Artes y primer Director del MPL (1932-1948).
7. Como el oficio remitido al Instituto Provincial de Lugo para que los objetos museables existentes en el mismo fueran trasladados en calidad de depósito a la nueva institución, a lo que accede el claustro siempre que pudiesen volver al Instituto si fuera necesario (Prado, op. cit.: 208). Curiosamente, durante un tiempo el Museo y el Instituto compartieron sede en el pazo de San Marcos donde también se ubicaban las oficinas administrativas de la Diputación de Lugo.
8. En el acta de constitución de la denominada «Junta del Museo de Bellas Artes» realizada el 20-04-1932 en base a la convocatoria del presidente de la Diputación, figuran los siguientes componentes: Juan Tizón Herreros, Carlos Vázquez Fernández-Pimentel, Salustiano Carro Crespo, Luis López Martí, Ramón Martínez López, Manuel Pérez Saavedra, Amparo Otero y Lucio, Alfredo Lorenzo López, Alfredo Vila López, Manuel Vázquez Seijas y Manuel Pardo Valiña.
9. Acta de la sesión celebrada por la Comisión Gestora de la Diputación en 28-02-1932 actuando de secretario el de la Diputación, Antonio Millán y Millán y de presidente Daniel Vázquez Campo.
10. La corporación provincial presidida por Antonio Rosón Pérez firmó el convenio de cesión del edificio exclaustrado por parte del Ayuntamiento de Lugo para la ocupación de las antiguas dependencias del convento de San Francisco del que se conservan actualmente tres dependencias: refectorio, claustro y cocina. A estas dependencias se le añade una nueva imagen que integra y modifica totalmente la fachada del antiguo edificio, en un estilo ecléctico vinculado al regionalismo
arquitectónico gallego, ejecutado por el arquitecto vigués Manuel Gómez Román (1875-1964), pero inspirado en un diseño del arquitecto Miguel Durán-Loriga. Posteriormente, a finales de la década de los 60 el MPL se amplía de nuevo hacia uno de sus laterales siguiendo también el proyecto inicial de Gómez Román.
11. Recordemos también la publicación del R. D. del 21 de marzo de 1867 que regulaba la existencia de una red de museos provinciales tanto los existentes como los que se creen ex novo y del propio Museo Arqueológico Nacional.
12. Este número no siempre supone una pieza por cada registro puesto que, a veces, una entrada refiere un conjunto homogéneo compuesto por varios objetos de diversa tipología o fragmentos de artefactos arqueológicos.
13. El 1 de marzo de 1962 el MPL es declarado Bien de Interés Cultural, previamente, desde 1931, el antiguo convento de San Francisco ya era Monumento Histórico Artístico.

Abreviaturas
BCPMHAL Boletín de la Comisión Provincial de Monumentos Históricos y Artísticos de Lugo.
BMPL Boletín do Museo Provincial de Lugo.
BRAG Boletín de la Real Academia Gallega.
CPMHA Comisión Provincial de Monumentos Histórico Artísticos.
JMPL Junta del Museo Provincial de Lugo.
MPL Museo Provincial de Lugo.

Bibliografía
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Balseiro García, Aurelia
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