De Franco y sus secuelas

Días pasados Franco volvió a la actualidad con motivo de su exhumación y una serie de personas de mi entorno sacaron a relucir su amor por el Dictador quejándose de remover el pasado y otras lindezas afines.

Por si no lo saben tan “doctos” seguidores, les contaré lo que dicen él no yo, que estoy convencido de que fue un dictador asesino, sino un medio tan de uso corriente como sólo Wikipedia: “...fue un militar y dictador español, integrante del grupo de altos cargos de la cúpula militar que dio el golpe de Estado de 1936 contra el Gobierno democrático de la Segunda República, dando lugar a la guerra civil española”.

Seguir describiendo su figura ocuparía mucho espacio y no se trata aquí de eso, que se puede encontrar en muchísimos medios. Aquí sólo quiero recordar, para desmemoriados y fanáticos, ahora que por fin lo sacaron de su macabro mausoleo, que este personaje entronca muy bien con la desgraciada Historia de España donde reyes y dictadores cercenaron siempre los afanes de libertad y democracia que reclamaba el pueblo.

Un individuo tan deleznable, que dividió al País en rojos y azules, en buenos y malos, que instauró, al amparo del nacional catolicismo y con la ayuda de la Falange, de la que se autoproclamó jefe nacional en 1937, un régimen fascista con clara simpatía con los totalitarismos italiano y alemán, no creo yo merezca simpatía alguna. Muy al contrario, con su exhumación, debiera ahora profundizarse en la restauración de la dignidad de los miles de muertos que todavía quedan en las cunetas y el en el propio Valle. Porque hay que decirlo con meridiana claridad: hay muchos españoles que fueron vilmente asesinados por el simple hecho de no estar de acuerdo con la dictadura y, si bien es cierto que hubo desmanes por ambos lados, también es cierto que la insurrección fue un golpe de Estado y, por tanto, ilegítimo.

Pero la cosa no acaba ahí. Como todos los dictadores de uno u otro signo, Franco se mantuvo durante cuarenta años en el poder y, en vez de devolver el poder al pueblo, instauró un régimen totalitario de abuso y corrupción- todavía su familia goza de los beneficios de aquellos atropellos- siempre amparado por un ejército brutal e ignorante.

Pero cierto es que la democracia está recuperando su puesto en la Historia y hoy, cuarenta años después de la muerte del Dictador, conviene ir pasando página para no caer en el odio y el fanatismo. La vida siempre requiere sosiego, paz y restitución para restañar las heridas y ser capaces de vencer las dos Españas de Machado. Lo que colabora poco con ese camino es hablar de profanación de tumbas- ¿También se profanan cuando se recuperan de las cunetas los cadáveres y se les da un entierro digno a los del otro bando?-, hablar de revancha cuando sólo se trata de hacer justicia; hablar de guerracivilismo cuando se trata de calmar dolores… es ser muy poco objetivo y me temo que entronque, una vez más, con esa casta de españoles que desgraciadamente siempre están buscando la confrontación y eso, para mí, habla mal de las personas.

España necesita muchas cosas y, sobre todo, restañar heridas y me temo que me moriré sin terminar la labor.