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La relevancia de Pedro Álvarez de Sotomayor está muy relacionada con el contexto histórico de finales del S. XV

jueves, 22 de agosto de 2019
Algunos de los hijos de esta tierra que han marcado la historia de España y del mundo, no siempre han obtenido el reconocimiento que estaban en derecho de esperar, al menos no con su nombre de nacimiento. Por esta razón me ha parecido oportuno recordar quién era Pedro Álvarez de Sotomayor, también conocido como Pedro Madruga, Conde de Camiña, Pedro Joaô Coulaô y Cristóbal Colón, aunque este último nombre esté sometido a múltiples discusiones debido a la importancia mundial de la figura de Colón.

Los orígenes de Cristóbal Colón son, hasta la fecha, un tema de debate, una reivindicación política y, sobre todo, un misterio no resuelto, pues tanto la versión oficial comúnmente admitida, como las otras versiones nacionales o regionales sobre su verdadera filiación, adolecen de importantes carencias documentales y, sobre todo, de coherencia con la realidad política y cultural de la época.

Por lo tanto, en las líneas que siguen, no voy a hablar de Cristóbal Colón tal y como la historia oficial nos lo ha presentado sino de este otro personaje histórico gallego llamado Pedro Álvarez de Sotomayor, un hombre carismático y controvertido que, después de su repentina y extraña muerte en una Fonda cercana a Tordesillas, donde nunca se encontraron sus restos, renace bajo el nombre de Cristóbal Colón para dirigirse a Valladolid y asistir a la audiencia que el difunto Pedro había solicitado con la Reina Isabel la Católica para si-mismo, y que ésta le había concedido en honor a su linaje, a pesar de estar enfrentada con él.

Nos encontramos en la segunda mitad del S. XV, la España cristiana domina casi toda la península salvo el reino de Granada. La nobleza regional, forjada en combate, se siente fuerte y manifiesta su interés por participar en las decisiones de peso y en la elección de los reyes peninsulares. Es un momento clave en la historia de España, en el que surgen revoluciones paisanas de vasallos y siervos frente a la nobleza y en el que aparece una guerra sucesoria por el reino de Castilla del difunto rey Enrique IV de Trastámara, fallecido en 1474, hermano de Isabel la Católica, legítima heredera de Enrique según los acuerdos firmados en los Toros de Guisando el 4 de septiembre de 1468 y hermano de Alfonso "el Inocente", muerto envenenado el 4 de julio de 1468. Enrique también tenía una hija: Juana, aspirante al trono, lo que generó un importante conflicto entre las dos mujeres.

Esta guerra entre la hermana del rey: Isabel, y su “hijastra” Juana, separará la nobleza en dos bandos, el de los que apoyaban a Isabel, más tarde llamada “la Católica”, y el de los que apoyaban a Juana apodada “la Beltraneja”, por sospecharse que era hija de Beltrán de la Cueva, y a su valedor, el rey de Portugal.

En esta última facción se encontraba nuestro personaje, un noble gallego de nombre Pedro Álvarez de Sotomayor y Colón, también conocido como Pedro Madruga, y perteneciente a una de las más ricas casas del antiguo reino de Galicia, pero cuya desafortunada elección de bando dinástico le costó la pérdida de todos sus bienes y “casi” la vida.

¿Quién era en realidad Pedro Álvarez?

Esta persona, que como decía, nació en el Noroeste de España (Galicia), era hijo natural de Fernán Eanes de Sotomayor, un gran señor de la nobleza gallega (el linaje de los Sotomayor) y de Constanza de Zúniga y Colón, la hija del Conde de Monterrey, perteneciente a una familia de notables de Pontevedra.

El nacimiento tuvo lugar en 1440 en Poio (Pontevedra) a pocos kms. de Marín, donde se encuentra la famosa y misteriosa playa de Mogor, cuyos laberintos esculpidos en las rocas son verdaderas cartas primitivas de navegación, diseños, cartas o dibujos que inspiraron los sincréticos diseños de joyas de una artista valenciana de ascendencia atlántica que tuve la suerte de conocer y que, milagros de la historia, se apellida Marín. A mi entender, es muy probable que algo del magnetismo granítico de esa costa gallega haya marcado el ADN marino de Pedro Álvarez de Sotomayor, hasta el punto de revolucionar la navegación atlántica de su época y abrir el portal a una nueva era.

A pesar del importante linaje de su padre, el nacimiento de Pedro fue ocultado al mundo, se produjo en el más estricto secreto, para no manchar la reputación de su madre, cuya identidad le fue ocultada durante toda su infancia. A las pocas horas de nacer fue entregado a su padre para que éste asegurase su educación, delegando la misma a los monjes del convento de Santo Domingo, en Tui.

Cuando muere su hermano mayor y legítimo heredero, Álvaro Páez de Sotomayor, Pedro recibe todos los títulos de nobleza de los Sotomayor, así como los bienes y propiedades de la familia de su padre, convirtiéndose en uno de los hombres más ricos y poderosos de la Galicia de la época. Pero toda flor viene con su espina, y con las riquezas heredadas tuvo que asumir una gran parte de los enemigos de su Casa, celosos de sus numerosas propiedades.

Pedro realizó estudios Jurídicos y de Derecho Canónico, pues su padre quería situarlo a la cabeza de la iglesia local como arzobispo de Compostela, una de las Diócesis más importantes de España, desde que el arzobispo Gelmírez había obtenido el apoyo papal para desarrollar el Camino Jacobeo. Sin embargo, Pedro, de carácter inquieto, se sentía más atraído por la ciencia de la navegación y el arte de la guerra que por la teología, conocimientos que fue desarrollando en sus momentos libres y que no tardó en poner en práctica pues, a la muerte de su hermano, los conflictos de gestión de sus múltiples propiedades unido a las trabas de los enemigos de su familia, consiguieron abortar su destino político-religioso como arzobispo de Santiago de Compostela, un puesto religioso y una función política de gran importancia en el S. XV.; sin olvidar tampoco que su nueva posición, exigía de él al menos un heredero.

Primer conflicto

En estas circunstancias, empujado por las grandes familias locales – entre ellas, los Fonseca, uno de los cuales fue nombrado por Isabel como delegado y controlador de las actividades de Colón en su tercer viaje – a abandonar su cargo con premura, así como por la Revuelta de los “Irmandiños” que le obligó a proteger militarmente una gran parte de su patrimonio (tierras de labranza y castillos), Pedro Álvarez - buscando alianzas estratégicas - se puso al servicio del rey de Portugal, en primer lugar, como militar mercenario y, en segundo lugar, como marino. Su destino, sin saberlo, había dado un giro de 180°.

Fue precisamente por sus conocimientos de navegación que se le encomendó la exploración de las costas occidentales de África y de Europa, de norte a sur. Esta misión fue clave en la preparación de su futuro proyecto, pues le permitió verificar personalmente la configuración esférica de la Tierra, aunque también le hizo cometer un grave error de cálculo que estuvo a punto de costarle la vida años más tarde, en octubre de 1492, cuando realizaba su primera travesía del Atlántico en dirección de la China, buscando la ruta para el comercio de las especias. Dicho error se produjo por el hecho de que Pedro no podía saber que la Tierra se encuentra achatada en los Polos y casi todos sus cálculos se basaban en la navegación norte-sur, por lo que el diámetro y el arco de la esfera que él había calculado (norte/sur) era muy inferior al diámetro y arco de la Tierra (este/oeste en el ecuador). Un cálculo matemático erróneo que estuvo a punto de costarle la cabeza el 10 de octubre de 1492.

De todas maneras, cualesquiera que fueran los problemas encontrados mientras estuvo al servicio del rey de Portugal, Pedro Álvarez de Sotomayor y Colón, supo hacerles frente y convertirse en un aguerrido militar y marino, sin que estos rasgos de su personalidad interfieran en el hecho de que Pedro, también era un hombre extraordinariamente culto y familiarizado con las luchas de influencia en los palaciegos salones de la realeza castellana y portuguesa.

No obstante, a pesar de sus conocimientos en derecho, navegación y estrategia militar, su decisión de apoyar militarmente a la candidata perdedora al reino de Castilla (Juana “La Beltraneja”, también apoyada por el rey de Portugal) en la guerra de sucesión al trono, que ésta mantenía con Isabel, fue una mala decisión que le puso en una situación muy delicada ante la nueva reina de Castilla, Isabel la Católica, que confisco todas sus propiedades y le prohibió volver a pisar las tierras de Castilla.

Entre misiones de navegación y estancias en la corte portuguesa, Pedro empezó a sentir la necesidad de volver a sus tierras, padecía un sentimiento que en Galicia se denomina “morriña”, y ello le impelía a mantener una incesante correspondencia con amigos, con los letrados y administradores de su Hacienda y también con grandes personalidades políticas y científicas de su tiempo. Muchas de sus cartas se han conservado, lo que nos ha permitido conocer un poco mejor al personaje. Sus escritos estaban perfectamente redactados en latín, castellano y galaicoportugués, lenguas que dominaba, sin embargo, no conocía ni el italiano de Toscana ni de Génova, es más, numerosos analistas de la escritura han certificado unánimemente que las cartas escritas por Colón y por Pedro estaban realizadas por la misma mano, a lo que otros añaden que el criptograma de la firma de Colón “XSMAYS”, pudiera ser XOAN (Eanes) SOTO MAYOR S.

Hacia 1485/86, su posición empezó a volverse delicada y buscó apoyos en el círculo de la reina para poder regresar a España y recuperar su patrimonio. Gracias a la mediación del Duque de Medinaceli y consejero de la reina Isabel, Pedro obtuvo audiencia con la reina.

Durante su viaje a Valladolid, organizado con el máximo secreto, hizo noche en una Fonda cercana a Tordesillas de donde, cuenta la historia, nunca saldría vivo, pero nadie supo cómo ocurrió. La historia de este noble hidalgo gallego caído en desgracia podría haberse reducido al silencio en esa fonda castellana, sin embargo, al día siguiente de su misteriosa desaparición, un extraño personaje que porta el segundo apellido de Pedro (Colón) sale de la Fonda para honorar la cita con la reina que tantos esfuerzos le había costado al Señor de Sotomayor. Y doble sorpresa, la reina Isabel lo recibe como si lo conociese y accede a sus demandas de establecerse en Castilla. No obstante, el acuerdo especifica que nunca podrá reclamar sus propiedades ni sus títulos nobiliarios de los Sotomayor. A esta obligación se añade la obligación de participar como soldado en la última fase de la reconquista, hasta la toma definitiva de Granada.

El nuevo Pedro, a partir de ese momento llamado Cristóbal Colón, el Pedro Joaô Coulaô (Colón) mercenario de los portugueses, concluida la reconquista, presenta de nuevo su proyecto de alcanzar la China navegando por el Atlántico hacia el oeste, bajo la amenaza de presentarlo al rey de Francia, en caso de rechazo de la corona española.

La reina, interesada por el proyecto, pero también por evitar un posible escándalo con Colón que pueda desviarlo hacia Portugal, obtuvo de un rico comerciante de Valencia el dinero necesario para la expedición. Ese día comenzó una nueva historia que iba a transformar el Mundo.

¿Se puede asegurar que Pedro Álvarez de Sotomayor era ese misterioso personaje conocido como Cristóbal Colón?

En todo caso, los especialistas así lo confirman cuando analizan las cartas intercambiadas entre Cristóbal Colón y Pedro de Sotomayor con la Corona, pues todos certifican que la escritura de sus diferentes correos provenía de la misma mano. Además, cuando Cristóbal Colón escribía en castellano, ciertos modismos ampliamente utilizados, eran típicamente gallegos. Asimismo, como buen conocedor del mundo marino, escogió a sus marinos para la travesía del Atlántico entre conocidos marinos gallegos, portugueses y de la Andalucía occidental, donde se sabe que Pedro tenía un hijo con una segunda mujer, cuyas tierras visitaba a menudo, lo que Cristóbal Colón no ignoraba, pues curiosamente, financiaba los estudios de los hijos de Pedro. Después de esto, cabe preguntarse ¿qué relaciones podría tener el comerciante de lana genovés Christophorus Colombus, con los marinos atlánticos, con el rey de Portugal o con la alta nobleza gallega? y, sobre todo, ¿cómo es posible que siendo un comerciante genovés no hablase la lengua de su región, el genovés, o que cuando Colón andaba por tierras americanas el genovés fuese visto múltiples veces en su tierra itálica?

Para acabar, sin extenderme demasiado, no deja de ser curioso constatar que las primeras cepas de vino transportadas a América fuesen las de “RIBEIRO”, el vino gallego más conocido en el mundo y muy extendido en las tierras de la familia de Pedro Álvarez de Sotomayor, alias Colón, tierras donde hoy en día se produce un cotizado Ribeiro llamado “Pedro de Sotomayor, que en estos cálidos días de verano y, especialmente durante las fiestas del apóstol Santiago y del Día de Galicia, habrá hecho felices los paladares de millones de gallegos y españoles.

Por todo lo dicho, en honor a todos los gallegos y españoles cuyas gestas no siempre han sido reconocidas, lanzo un brindis por Pedro Eanes Álvarez de Sotomayor y Colón, alias Cristóbal Colón, en este 25 de julio, Día de Galicia y de España. Asimismo, propongo que brindemos de nuevo en fecha tan señalada como el 12 de octubre, para celebrar el Día de la Hispanidad, que también a él debemos.

P.D.: Para los que quieran ampliar informaciones, aconsejo el libro de De La Riega sobre Cristobal Colón y los escritos sobre el mismo tema de Carmen García.
R. Queiruga, J. Francisco
R. Queiruga, J. Francisco


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