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Sacar punta al lápiz

martes, 20 de agosto de 2019
En plena canícula del gobierno me he recordado de una jugosa historia que viví en México y que en un momento en que bebo los vientos por una bella dama del barrio de las Letras de Madrid mi espíritu esta abierto al placer, pero no divaguemos y vayamos al mérito de este cuento digno del Decameron.

En los años 80 del siglo pasado vivía yo en una casita baja de la suntuosa avenida de Reforma en el D.F. y tenía un vecino con una casa que hubiera podido diseñar el mismísimo Le Corbusier y gozaba de su amistad y su magnanimidad de Sacar punta al lápizgran señor de ascendencia hispana con el que compartía una gran afición a los toros.

Fue así que en plena temporada taurina me dirigí a su casa para encaminamos a la Plaza Mexico el famoso coso de Insurgentes, el cono del arte de Cuchares en tierras aztecas con sus 40.000 espectadores.

Me lo encuentro sentado a la mesa con tres bellas damas con cabellos rojos, rubios y morenos, una visión estimulante que encendió mi fantasía faltaba solo una dama azul para un bonito poker.

Don Rafael, Doña Asun, Doña Duquesa y Doña Pilar. Saludos de rigor y nos montamos los tres primeros y vuestro humilde reporter de GD en un poderoso coche italiano un Ferrari de los que te cortan el hipo.

Las damas, que así me gusta nombrar a las mujeres, desde la princesa altiva a la que pesca en ruin barca como decia ufano Don Juan, iban muy elegantes la una vistosa túnica que la envolvía como un guante y la otra como una penitente de la mismísima Macarena de Guanajuato, la Sevilla mexicana.

Don Rafael manejaba como si condujera una fortaleza volante lo que hacía muy felices a los mordelones los gendarmes citadinos que se lucraban con sus davidas para paliar sus excesos de velocidad. Pasabamos las calles de dos en dos del otro eje que vértebra a esta gran urbe, Insurgentes. No llegábamos a ver los viandantes. Se planeaba.

Paso de largo por la llegada y el transcurso de la corrida en que brilló un gran Manolo Martínez, el monstruo de la capa y un cachupin huerito de cuyo nombre no quiero acordarme porque no tuvo su tarde. Publico ruidoso, muy entendido en designar las características de los toros que llegan a etiquetar con ocho nombres. Todo un prodigio.

A la salida empieza lo bueno. Nos sentamos en un cafetin y la tarde que discurría amigablemente y centrada en los cuernos en el ruedo los saca a relucir. Doña Sacar punta al lápizAsun reprocha a su marido un lance de amor de tipo bocachesco. Al parecer narra la gran dama ante mi estupor que un tiempo atrás vio al magnate, al que sometía a seguimiento meterse en un aparcamiento y bajar a la planta tercera acompañado por una de sus vistosas secretarias de una de las empresas del magnate.

Bajando las escaleras con mucho sigilo Doña Asun observó como dentro de un coche de padre y muy señor mio su esposo se mantenía erguido, siempre digno y elegante, mientras una cabeza en su regazo se agitaba rítmicamente sin duda buscando alguna mancha de las ricas enchiladas con que se habían regalado en el almuerzo.

La reacción fue muy violenta aporreando la ventanilla y jalando por los cabellos a la eficiente quitamanchas y luego nos plática sobre su venganza poniendo al corriente al marido de la supersecretaria Alba de nombre. En una semana divorcio al canto.

Una historia que podría ser banal, si no fuera por la investigación que realizó el marido presuntamente burlado. Resulto que sin saberlo su mujercita se destapó como una Santa Nafissia, que consuela a los peregrinos y por ello nombrada patrona de las meretrices, pues se recreaba de forma cooperativa del bienestar de los abarroteros y demás comerciantes de la Colonia Roma, sin olvidar claro está al lechero, que la dama era muy concienzuda.

Ante el revuelo público que se origina por la trifulca aparecen los mordelones que tratan sin conseguirlo de apaciguar los animos y uno de ellos llama a la central, manitos necesitamos refuerzos.

Así finalizó con todos en el furgón y ante un bonachón comisario esta Operación Sacar punta a la lapicera como la bautizó un gacetillero del prestigioso Excelsior y que el corresponsal de la agencia EFE rebautizo como Operación Sacar punta al lápiz.

Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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