La crisis comercial con China esta guerra que desestabiliza los mercados es claramente una peligrosa estrategia electoral de Donald Trump que saca músculo para enforverizar a su electorado supremacista, la del América first y Estados Unidos gendarme del mundo.
Ya no le basta el muro que alucinaba a sus seguidores que gritaban "build that wall" construye el muro, ahora hay que sacar pecho contra los chinos y presumir de primera potencia mundial.
Las bolsas están por los suelos y la nuestra roza el abismo, penalizando las inversiones inmobiliarias y poniendo de rodillas a la banca.
El tan cacareado gobierno progresista puede ser la tormenta perfecta, aunque realmente los del progreso no se refieren al público en general, sino a ellos mismos y sus familias y amigos. Un caso de supervivencia. Si no se sabe crear riqueza hay que vivir lo mejor posible de la riqueza ajena. El que no corre vuela.
En Estados Unidos la economía va bien, la tasa de paro es bajisima, es decir hay pleno empleo, pero a costa del proteccionismo y defensa a ultranza de la economía nacional. No todo el campo es orégano. No existe un sistema nacional de seguridad social. La sanidad y la educación de calidad son carisimas.
Las medidas sociales son el caballo de batalla de los democratas, que chocan contra la repulsa del socialismo, que repudian con fuerza todos los poderosos lobbies de la industria americana y que impregnan también al americano medio, amante de la
libertad absoluta, de la seguridad que se defiende con armas y la firme creencia de ser los salvadores de la democracia y los superheroes del mundo.
A partir de noviembre con Donald reelegido o no se calmaran las aguas y se apaciguaran los animos, pero hasta entonces tenemos que tenernos lo peor. Donald seguirá tensando la cuerda y nuestras economías estarán en el alero con la incógnita del Brexit duro de Boris el otro temible histrion de la política internacional.
Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
