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El bloqueo económico como arma de guerra

lunes, 15 de julio de 2019
En este artículo sobre los bloqueos económicos del Presidente Trump que los utiliza como arma arrojadiza para doblegar a los países que se desmarcan de la política de Estados Unido el profesor Jeffrey Sachs traza un retrato muy crudo de esta táctica bélica e Irene Sánchez mi alumna de Coslada traduce este artículo.

"El presidente de EE.UU. Donald Trump ha basado su política exterior en una serie de severos bloqueos económicos, cada uno diseñado para asustar, coaccionar e incluso rendir al país de destino hasta su sometimiento a las demandas americanas. Mientras que la práctica es menos violenta que un ataque militar, y el bloqueo se hace a través de medios financieros más en lugar de mediante la armada, las consecuencias son a menudo nefastas para las poblaciones civiles. Por ello, los bloqueos económicos por parte de los Estados Unidos deben ser examinados por el Consejo de Seguridad de la ONU bajo el Derecho Internacional y la Carta de las Naciones Unidas.

Cuando Trump hizo una campaña para el cargo en 2016, rechazó la frecuente recurrencia de EE.UU. a la guerra en el Medio Oriente. Durante los años 1990-2016, Estados Unidos inició dos grandes guerras con Irak (1990 y 2003), al igual que guerras El bloqueo económico como arma de guerraen Afganistán (2001), Libya (2011) y Syria (2012). EE.UU. también participó en muchas menores intervenciones militares (Mali, Somalia y Yemen, entre otras). Mientras que la Guerra de Siria suele ser descrita como una guerra civil, lo cierto es que fue una guerra de un cambio de régimen llevado a cabo por los Estados Unidos y Arabia Saudí bajo un directivo presidencial estadounidense llamado Timber Sycamore.

Ninguna de estas guerras iniciadas por EE.UU. (y otras en la historia reciente) logró sus objetivos políticos, y los mayores conflictos han seguido una violencia crónica e inestabilidad. El intento de forzar Bashar al-Assad de Siria de salir del poder llevó a una guerra de poder- eventualmente involucrando a Estados Unidos, Siria, Rusia, Arabia Saudí, Qatar, Irán, Turquía, Israel, y los Emiratos Árabes Unidos- que desplazó a más de diez millones de Sirios y causó alrededor de medio millón de muertes violentas.

Mientras Trump hasta ahora ha evitado una nueva guerra, éste ha continuado con esfuerzos para realizar cambios en el régimen de EE.UU. por otros medios. A Trump es a menudo llamado aislacionista, pero es un intervencionista como sus antecesores. Su estrategia, al menos hasta ahora, ha sido confiar más en el poder económico de Estados Unidos que el poder militar para coaccionar a los adversarios, lo que crea su propio tipo de crueldad y desestabilización. Y constantemente corre el riesgo de que estalle una guerra abierta, como ocurrió con Irán este mes.

La administración de Trump actualmente está involucrada en tres intentos de bloqueos económicos integrales, contra Corea del Norte, Venezuela e Irán, así como varios bloqueos menores contra países como Cuba y Nicaragua, y un esfuerzo cada vez mayor para cortar el acceso de China a la tecnología. El bloqueo contra Corea del Norte está sancionado, al menos en parte, por el Consejo de Seguridad de la ONU. El bloqueo contra Irán está en oposición directa al Consejo de Seguridad. Y el bloqueo contra Venezuela está hasta ahora sin el compromiso de a favor o en contra del Consejo de Seguridad. EE.UU. está tratando de aislar a los tres países de casi todo el comercio internacional, causando escasez de alimentos, medicamentos, energía y piezas de repuesto para la infraestructura básico, incluido el suministro de agua y la red eléctrica.

El bloqueo de Corea del Norte opera principalmente a través de sanciones impuestas por la ONU, e incluye una lista completa de exportaciones a Corea del Norte, importaciones desde Corea del Norte y relaciones financieras con entidades de Corea del Norte. La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación informa que diez millones de norcoreanos corren riesgo de padecer hambre, en parte debido a las sanciones. “Los impactos negativos no intencionados que las sanciones pueden tener en la producción agrícola, a través de impactos tanto directos como indirectos, no pueden ser ignorados”, advierte la FAO. “Las más obvias son las restricciones a la importación de ciertos artículos que son necesarios para la producción agrícola, en particular combustible, maquinaria y repuestos para equipos”.

Las sanciones draconianas de EE.UU. a Venezuela se han producido en dos fases. La primera, empezando en agosto de 2017, se dirigió principalmente a la empresa petrolera estatal PDVSA, la principal fuente de divisas del país; la segunda ronda de sanciones, impuesta en enero de 2019, fue más completa, apuntando al gobierno venezolano. Un reciente análisis detallado de la primera ronda de sanciones muestra su impacto devastador. Las sanciones de Estados Unidos exacerbaron gravemente la mala gestión económica anterior, lo que contribuyó a una catastrófica caída de la producción de petróleo, la hiperinflación, el colapso económico (la producción ha disminuido a la mitad desde 2016), el hambre y el aumento de la mortalidad.

Las sanciones estadounidenses contra Irán han estado vigentes de manera más o menos continua desde 1979. Las medidas más recientes, y, con diferencia, más draconianas, introducidas en agosto de 2018 e intensificadas en la primera mitad de este año, apuntan a aislar a Irán del comercio exterior. Las sanciones de EE.UU. infringen directamente la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad de la ONU, que respaldó el acuerdo nuclear de 2015 con Irán. El Fondo Monetario Internacionales pronostica que la economía de Irán se reducirá en un 10% entre 2017 y 2019, con una inflación que llegará al 30% este año. Los medicamentos son escasos.

Uno podría esperar que otros países fácilmente evadieran las sanciones de Estados Unidos. Pero EE.UU. ha amenazado con castigar a las compañías extranjeras que violan las sanciones y ha utilizado la influencia global del dólar como una maza, que amenaza con sancionar a los bancos extranjeros que financian el comercio con Irán. Las compañías europeas se alinearon, a pesar del deseo expreso de la Unión Europea de participar económicamente con Irán. A más largo plazo, es probable que se encuentren más formas de eludir las sanciones, utilizando el Renminbi, el Rublo o el financiamiento del Euro, aunque la erosión de las sanciones de los EE.UU. solo será gradual.

A pesar del intenso dolor económico, de hecho una calamidad, infligido a Corea del Norte, Venezuela e Irán, ninguno de ellos ha sucumbido a las demandas de EE.UU. En este sentido, las sanciones no han tenido más éxito que la intervención militar. Corea del Norte ha mantenido, y probablemente está expandiendo, su arsenal nuclear. El régimen Iraní rechaza las demandas de Estados Unidos con respecto a su programa de misiles y políticas exteriores. Y el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, permanece en el poder.

Los bloqueos de Estados Unidos se han llevado a cabo por decreto presidencial, caso un debate público y supervisión no sistemática por parte del Congreso. Este ha sido un espectáculo de un solo hombre, incluso más que en el caso de las guerras dirigidas por el presidente, que provocan un escrutinio mucho más público. Trump se da cuenta de que puede imponer sanciones agobiantes en el extranjeros casi sin costos directos para el público o el presupuesto de los EE.UU. y con prácticamente ninguna responsabilidad política.

Los bloqueos militares son actos de guerra, y por lo tanto, están sujetos al Derecho Internacional, incluida la supervisión del Consejo de Seguridad de la ONU. Los bloqueos económicos de Estados Unidos son similares en función y resultado a los bloqueos militares, con consecuencias devastadores para las poblaciones civiles, y una guerra provocadora de riesgos. Es hora de que el Consejo de Seguridad asuma los regímenes de sanciones de los Estados Unidos y los compare con los requisitos del Derecho Internacional y el mantenimiento de la paz".

Joaquin Antuna - joaquinant@hotmail.com
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Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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