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La letra pequeña de la historia

viernes, 24 de mayo de 2019
Las noches de Roxa Ortiz, la dinámica e intrépida periodista catalana, se enriquecieron La letra pequeña de la historiacon una presencia estelar la de Jaime Peñafiel el máximo experto en Casas Reales no sólo de España, sino de Europa. A sus 87 años Don Jaime está espléndido y sigue montando a caballo. Tiene el verbo fácil y un bonito y ligero acento granadino.

En el último de sus veinte libros, esta vez sobre la desdichada Reina Sofía todavía enamorada de un rey barbián, enamoradizo, autentico Borbón, que borbonea. Un gran profesional con una vida llena de capítulos adversos.

Peñafiel se crece y desgrana con sabiduría y parsimonia digna del protocolo real, sus propios desencuentros con Doña Sofia, que no prestó debida atención a la salud de la hija de Don Jaime y su dolorosa muerte, que deja huella en la vida de Peñafiel.

De Letizia no le perdona que sea la nieta de un taxista y no es porque sea partidario de Uber o Cabify, sino porque esta vistosa periodista no reúne las cualidades que deben adornar a una reina de España, aunque sea consorte.

Salen a relucir sus miserias, su vida alegre y disipada en Guadalajara, su embarazo indeseado cuando encuentra al príncipe, aborto contado a pelos y señales por una enfermera sabidilla y cotilla. Su enfrentamiento con Doña Sofía en Palma.
La letra pequeña de la historia
Los dieciséis asistentes asaetearon a preguntas al gran experto, que parece ha presenciado episodios muy relevantes de la vida española, revelando sabrosos pormenores. Peñafiel es como un pintor costumbrista flamenco, un Vermeer de las alcobas reales o un Galdós de la letra pequeña de la historia. Un personaje notable, que podía haber sido un visitador de conventos en la época de los pilares de la tierra de Kent Follett.

Roxa Ortiz la dómina de estas fantásticas noches con un látigo invisible de siete colas, como en "50 sombras de Grey", quita y da palabras, sugiere temas, manda callar y mira con severidad a dos tortolitos que se arrullan en un extremo de la mesa.

Pepe Ruiz, el Avelino, viudo de España disfruta de estos encarnizados debates entre periodistas entre rosas y del profundo corazón con sesudos periodistas como el versátil Javier Gállego. Don Jaime contesta todo y tiene anécdotas estupendas.

No podía faltar Cataluña y su manida y ramplona serie de exabruptos, chabacanos y ordinarieces. Peñafiel también compartió cacerías con Franco y estuvo en la legendaria Persépolis y sus fastos del Shah de Persia con su Farah Diba.

No me resisto a terminar esta crónica sin antes mencionar la sentida y bella historia de la madre de Don Jaime enterrada a los pies de un limonar y de los hechos que acontecieron en su entorno.

De un encuentro con Jaime Peñafiel se levanta uno con un gran apetito de más relatos nos convertimos en Scheherezade aplazando al verdugo satisfaciendo el aburrimiento del sultán, como todos los que se recrean con Sálvame.

Roxa Ortiz y sus noches se marcaron un hito con Don Jaime Peñafiel el cronista ilustre de los aconteceres reales.

Joaquin Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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