El Congreso debería iniciar un proceso de destitución contra Donald Trump propone una Jeffrey Sachs el ilustre profesor de la Universidad de Columbia por aceptar la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016 y tratar de obstruir la investigación de Mueller. Los altos crímenes y las faltas de Trump nos miran a la cara, y cada día que permanece en el poder, es un día más hacia el colapso del estado de derecho.
Trump dio la bienvenida a la interferencia rusa en las elecciones de 2016 y señaló que estaba dispuesto a cambiar la política exterior de los Estados Unidos a favor de Rusia, poniendo fin de esta forma a las sanciones.
El presidente ruso, Vladimir Putin, utilizó su sistema de seguridad para piratear correos electrónicos del DNC (Comité Nacional Demócrata) y lanzó una campaña de desinformación para rastrear las elecciones a través de Facebook y otros medios, según el informe Mueller. Si bien Mueller, no encontró pruebas concluyentes de que los
miembros de la campaña de Trump conspiraron con el gobierno ruso en esta campaña de piratería y desinformación, sabían que Rusia ofrecía asistencia y que esperaban que la campaña de Trump se beneficiara electoralmente de la información robada y divulgada a través de los esfuerzos rusos
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Además, las campañas de piratería y redes sociales coincidieron con una serie de contactos entre los funcionarios de la campaña de Trump e individuos con vínculos con el gobierno ruso, según afirma el informe Mueller, que además incluye una larga lista de estos contactos. El presidente de la campaña, Paul Manafort, por ejemplo, compartió los datos de las encuestas internas con un socio comercial ucraniano que tenía enlaces con la inteligencia rusa y discutió su estrategia para ganar votos en el Medio Oeste.
Y cuando la inteligencia de los Estados Unidos evaluó que Rusia se estaba entrometiendo en las elecciones estadounidenses, sin dudar, Trump se puso del lado de Putin y se negó a reconocer plenamente la participación de Rusia.
¿Cuáles fueron los motivos generales de Trump? El primero, por supuesto, fue ganar las elecciones. Según Mueller, los rusos se ofrecieron a ayudar en la campaña electoral. Antes de la famosa reunión en la Trump Tower (Torre Trump) en el verano de 2016, tenemos el caso de que llegó un correo electrónico a Donald Trump Junior en el que se ofrecía información sobre Hillary Clinton y afirmaba explícitamente que la información se presentaba como de parte de Rusia y del apoyo de su gobierno al Sr. Trump.
La segunda motivación fue al menos igual de pertinente. La codicia de Trump parece igualar o exceder su deseo de poder. Durante la campaña de 2016, Trump estaba tratando de asegurarse un lucrativo acuerdo inmobiliario llamado El proyecto de Moscú, un proyecto donde se intentó llevar a cabo la Torre Trump (Trump Tower) en Moscú. Pero para que eso tuviera éxito, Trump necesitaba la bendición de Putin. Según esta información, los aliados de Trump incluso propusieron la idea de darle a Putin un apartamento de lujo de 50 millones de dólares en la Torre Trump de Moscú, que podría haber violado la Ley de Prácticas Corruptivas en el Extranjero de EEUU.
Después de las elecciones, Trump trató repetidamente de cerrar, restringir o limitar la investigación de Robert Mueller sobre las acciones ilegales de Rusia. La segunda mitad del Informe Mueller explica muchos casos en los que el Presidente intentó socavar la investigación, que solo fracasó porque el personal de Trump no cumplió con sus órdenes.
La investigación de Robert Mueller finalmente descubrió tres hechos devastadores. El primero, por supuesto, fue el alcance de la interferencia electoral de Rusia y la acogida de esta por Trump y su campaña electoral, un doble golpe que deslegitima la victoria electoral de Donald Trump. El segundo, fue la propuesta empresarial que hizo Trump a Rusia durante la campaña. Y el tercero, incluye varias transacciones financieras, incluido el pago de dinero secreto a Stormy Daniels (la actriz porno del escándalo de Donald Trump).
Es por todo esto que Trump representa una seria amenaza para este país. Trata de gobernar por el decreto de un solo hombre, declara emergencias falsas para reprimir la inmigración, se resiste a la supervisión del Congreso y juzga a tiranos en el extranjero.
Los líderes demócratas cautelosos son reacios a iniciar un proceso de destitución, sabiendo que una condena en un Senado republicano es actualmente improbable, pero deberían reconocer tres cuestiones generales. En primer lugar, como una cuestión del deber, no pueden eludir la ilegalidad desenfrenada de Trump, sin empoderar con ello la violencia en el futuro. En segundo lugar, pueden iniciar un proceso de destitución sin decidir aún si pasan a una votación, durante la cual tanto el público como el propio Senado obtendrán toda la información. Y en tercer lugar, la condena de Trump por el Senado, o su renuncia, siguen siendo resultados posibles. Durante el Watergate, la opinión pública estaba dividida, incluso en el tema de la renuncia de Nixon, pero en este caso la verdad prevaleció.
Trump dio la imprudente bienvenida a la interferencia rusa en las elecciones de 2016 para obtener beneficios políticos mientras perseguía intereses comerciales personales en Rusia. Y esas acciones, junto con sus descarados intentos de obstruir la investigación Mueller, seguramente constituyen delitos graves y faltas que justifican sin duda un proceso de destitución. Según los hallazgos de Mueller, Trump ha debilitado gravemente el estado de derecho y ha pedido a los funcionarios estadounidenses que hagan lo mismo. Es ahora cuando el Congreso debe defender la Constitución e iniciar un proceso de destitución contra Trump. Por lo pronto los demócratas lo han puesto en la picota, expuesto al ludibrio público.
Cintia Sanz - cisanz@ucm.es
