Si hay algo que fastidie y canse al lector de periódicos o de internet es el continuo desquiciado Brexit junto a las monsergas catalanas. Te generan un hastío creciente. Es un amagar y no dar. Un kilombo. Un sudoku. Una tomadura de pelo.
Como se puede decir que el Reino Unido se quiere salir y al mismo tiempo mantenerse dentro para gozar de todas las ventajas y no tener ninguna obligación.
Como se habla en serio de independencia si se necesita mucho dinero para pagar las nóminas de sus funcionarios y las prebendas y regalías de los indepes, que viven a costa del estado en los centros penitenciarios o en sus despachos. Todos gratis y a vivir que
son tres dias.
En Westminster se ha entrado en un callejón sin salida votan a todo que noz, excepto para pedir un aplazamiento y no se ponen de acuerdo en que hacer, descartando renunciar al Brexit y a un nuevo referendum.
Torra y Torrent bordean el precipicio pero no se asoman demasiado por si acaso. Confian en que el Divino los necesite y sacarle hasta los higadillos. A Pedro le pone Plurilandia y el caos nacional y acabar con la Monarquía y proclamar la Tercera Republica. Se apela a la buena gente olvidándose de que nada menos que su jefe de información ha tenido que dimitir acusado de guerra sucia contra Podemos y el lunes se las verá con un juez. Un buen ejemplo de buena gente.
Theresa May está en la cuerda floja y no se entiende con el voluble Corbyn. Los dos partidos conservadores y socialistas divididos e incapaces de ponerse de acuerdo. Las calles incendiadas y la opinión pública desconcertada. Recuerda la calle de Panamá el callejón de Sal si puedes.
El procés es un desfile de desmemoriados cobardones, que se escudan en decir que todo
era un juego de niños y que de rebelión nada de nada, todo una pasarela de flores y abrazos. Nadie recuerda nada. Nadie cometió ningún delito. Ni una palabra de desobediencia a la Constitución o de aceptar gallardamente la responsabilidad. Son coward hearts, corazones cobardes y de brave hearts absolutamente nada.
Una crisis de líderes tanto en el Brexit como en el Catexis. Lo dicho ambos en Sal si puedes. Un calamitoso referéndum en ambos casos uno válido y el otro un simulacro son responsables de esta situacion.
El Brexit confía en la buena voluntad de la UE para desenredar la madeja, de que Tusk y Juncker encuentren una solucion, de la May saben que no llegará más que el hastío. Los del Catexis su esperanza es el Divino Pedro. Y que los españoles sean tan necios de votarle y darle una mayoría relativa que necesite de ellos, que son la buena gente, del caos.
Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
