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La retórica

miércoles, 13 de febrero de 2019
Habiendo vivido muchos años en Italia la retórica forma parte de mi identidad y me inspira los titulares con los que trato de atrapar a mis queridos lectores‎,pero mi formación latina e italiana se resiente ante la inflamada retórica patriótica de los venezolanos.

La retóricaManifiesto abiertamente mi sensación de hartazgo, de empacho y casi de nausea. Esto no quiere decir que reniegue de‎ mis afinidades políticas, en alemán Wahlvervanschaften, que van claramente con Guaidó, pero quiero contaros una vivencia, Ortega siempre asoma.

Estamos en plena transición y milito en la Izquierda Democrática de Joaquín Ruiz-Giménez nuestros instructores eran venezolanos que nos envolvían con su retórica y nos iniciaban en las lides electorales. Por si fuera poco el patriarca Herrera Campins nos arengaba y participé con este grupo de motivadores en una reunión de la Internacional demócrata cristiana, con visita privada a Pablo VI que nos dio a los 25 una medalla recuerdo con su efigie.

Entré de lleno en la retórica caribeña y como la mezclaba con il Risorgimento italiano me transformé en un camisa roja de Giuseppe Garibaldi al servicio de la democracia en España. Eran proclamas que rozaban el ridículo y que no diferían mucho de las peroratas de Eugenio Montes y de los exabruptos de Matías Prats, el de la pérfida Albión, a no confundir con su hijo.

Almaceno en un rincón de mi mente mucha retórica de entonces, que ahora veo resucitar con la reconquista y mi virgencita asturiana de Covadonga convertida en símbolo del no pasarán, esta vez de la derecha.

Volviendo a los venezolanos, esta catarata de palabras altisonantes, que merecen ser acompañadas por la música de Verdi, confieso que me exasperan y veo a un pueblo indefenso ante estos charlatanes de feria enloqueciendo a sus seguidores.

Ante la imagen de esa madre colombiana que se tira al vacío de un acueducto con su hijo de diez años con sus uñas hincadas en su mano ante la muerte por no poder pagar la hipoteca ‎me pregunto de que le sirve la retórica a esta pobre mujer, a esta miserable del siglo XXI.

Estos tenores grandilocuentes tienden a convertirse a su vez en tiranos recordemos al joven Fidel Castro, que de la Sierra ‎Maestra pasa a ser el dictador perpetuo de todo un pueblo pasando de la retórica a la tiranía.

Aquí en España el Divino Pedro nos miente con una dialéctica en que abundan los acertijos, es un Chiquito de la Calzada despojado de la gracia en todos los sentidos, pero al menos no se enrrolla y perifolla en sus discursos, ni tampoco Carmen Igualdad con sus confusos vocablos, ni Sancho Abalos tan parco y conciso. Es cierto que el Valido, el burgués de la Navata nos aburre con su marxismo leninismo pasado por la Universidad y el castizo Lavapiés, pero la Plurilandia oficial se distingue por su ramploneria.

Entre ramplones mendaces y exaltados retóricos nos movemos en esta nueva Corte de La retóricalos Milagros del buen Rey Felipe, que es una síntesis de unos y otros.

Pongo la tele y un mar de banderas y de lemas patrióticos se enseñorean de la pantalla. En Venezuela manifestaciones oceánicas y dos lideros con discursos humeantes. Entre el éxtasis y el ridículo. Detesto la retórica y la grandilocuencia que no da vivienda, ni trabajo, ni futuro para los sufridos súbditos. Una desgracia y un coñazo.

Joaquín Antuña - joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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