La sentencia condenatoria de Juana Rivas que ha indignado a las feministas de este país y a todas las izquierdas hace bueno el aforismo latino "dura lex sed lex", dura ley, pero ley, que asegura el respeto a las leyes y a las resoluciones judiciales.
En este ambiente de fronda contra la Constitución, que es un corsé muy incómodo para quienes desean trastocar el orden político actual. Los ataques contra el Rey Felipe VI forma parte de esta campaña veladamente revolucionaria. Apoyada por Podemos, que desearía un Referéndum revocatorio de la Monarquía.
Es una campaña continua para debilitar al Estado que salió de la Transición, se derriban los peones uno a uno hasta llegar al ansiado jaque al Rey.
La princesa Corinna y sus amores con Juan Carlos I nos llenan de sonrojo a quienes un día muy lejano fuimos juancarlistas. No puede existir un amor financiado por los fondos públicos. Es abusar del Estado y retorcer la inviolavidad del Rey. Es una historia que justifica su abdicación. Las leyes deben respetarse, máxime por los funcionarios públicos a todos los niveles.
El futbolista Ronaldo ha tenido que aceptar dos años de prisión y una multa superior a los 19 millones de euros. Sus cerca de 500 goles en sus nueve años en el Real Madrid no le otorgan patente de corso, como tampoco a su colega Messi.
No aceptar las sentencias judiciales, no respetar las leyes es socavar nuestra convivencia ciudadana. No tenemos que someternos a la muerte por cicuta o abrirnos las venas como en la Antigüedad Clásica, pero debemos fomentar el acatamiento de las leyes y si no estamos conformes, cumplirlas y después poner en marcha los mecanismos previstos en la Constitución para cambiarlas.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
