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Terapia con Perros. Nueva asignatura de la UNED Senior

viernes, 01 de junio de 2018
Miércoles 13 de Junio: Xornada en Oza dos Ríos.
Escuela de adiestramiento canino Montegatto. De 12 a 15 horas
Terapia activa con perros a las personas mayores
Esta será una nueva asignatura el curso que viene.

Ponga un perro en su vida
En cuanto termine de leer el texto de hoy, seguro que me da la razón, ¡e incluso puede que se anime a dar el paso conmigo! Pero lo mejor será que empiece explicándole todo desde el principio.

Hace unas semanas paseando me encontré a un conocido al que hacía meses que no veía. Me dejó con la boca abierta.

Le recordaba mucho mayor de lo que ahora aparentaba, y también más tristón. Incluso diría que antes caminaba tan cabizbajo que se podría pensar que tenía algo de chepa. De hecho, al no cruzármelo durante tanto tiempo había llegado a preguntar por su estado de salud a otros vecinos, temiendo que se hubiese puesto enfermo.

Nada que ver con el hombre que tenía frente a mí en ese momento, vaya. ¡Nunca lo había visto caminar tan recto! Su aspecto era jovial e incluso iba vestido con ropa deportiva.

Al verme, me sonrió de oreja a oreja. Yo estaba tan sorprendido que no pude evitar preguntarle qué le había pasado. “He adoptado un perrito, Luis Miguel”. Y en ese momento apareció entre sus piernas un pequeño cachorro, moviendo la cola. “Te juro que el cariño que me da este pequeñín me ha cambiado la vida. Incluso he dejado de venir a este parque para ir con él al otro, el más grande, y jugar juntos. ¡No me reconozco ni yo mismo!”

“¡No me extraña!”, pensé yo. No exagero si digo que al despedirme de él seguía con la boca abierta.

El médico inglés William Tuke fue pionero en el uso de animales en sus terapias de autocontrol para pacientes psiquiátricos ya en 1792, experiencias que se repitieron en varias ocasiones a lo largo del siglo siguiente.

No obstante, no fue hasta 1960 cuando se demostraron los efectos beneficiosos de contar con un animal en la consulta. Lo logró el psiquiatra estadounidense Boris Levinson, que atendía a sus pacientes junto a su perro Jingles. Éste actuaba como catalizador, favoreciendo la desinhibición y la comunicación incluso de los pacientes más retraídos. “El animal resulta algo mágico que estimula”, explicaba el propio Levinson.

Hoy día la inclusión de animales en terapias infantiles (niños con problemas de comportamiento, por ejemplo) está muy extendida, pero también en otro tipo de especialidades, como por ejemplo la geriátrica.

Beneficios para la salud a todos los niveles
Está comprobado que tener un perro (ojo: la compañía de cualquier animal es beneficiosa, pero yo hoy voy a centrarme en la canina) y ocuparse de él aumenta la esperanza de vida, ya que por lo general se lleva una vida más saludable y con niveles más bajos de estrés. Pero en concreto:

-Mejora la salud cardíaca. Por un lado, su mera compañía y el hecho de acariciarlo ya ayuda a reducir la frecuencia cardíaca y la presión arterial. Pero es que además por lo general las personas que sacan a pasear a su perro cubren con ello la mitad del ejercicio imprescindible en su rutina diaria.

-Fortalece el sistema inmunitario. Diferentes investigaciones han demostrado que convivir con animales desde una edad muy temprana (incluso desde bebé) ayuda a fortalecer el sistema inmunológico y protege ante la aparición de alergias y enfermedades respiratorias.

-Se duerme mejor. Un estudio realizado en China demostró que las personas que tienen perro consiguen dormir mejor por la noche y enferman con menos frecuencia.

-Ayuda a mantenerse en forma. Un informe británico cifra en más de 5 horas, de media, la cantidad de tiempo dedicado a pasear al perro, a la semana. Pero también hay quienes apuestan más fuerte e incluso se atreven a salir a correr con su mascota (tendencia en aumento que ahora recibe el nombre de “canicross”).

Lo cierto es que un perro es el compañero perfecto para la actividad física: siempre está motivado para salir y tiene mucha resistencia, ¡y no se obsesiona ni con los kilómetros recorridos ni con las calorías quemadas!

-Reduce los niveles de estrés, angustia y ansiedad. Son varios los estudios que han probado que convivir con un animal de compañía reduce los niveles de ansiedad, angustia y estrés. Y es que acariciándolo se libera oxitocina, la también llamada “hormona de la felicidad” -una sustancia química que produce nuestro organismo y que genera bienestar-, al tiempo que se reducen los niveles de cortisol, la hormona del estrés.

-Mejora el estado de las personas con depresión. Asumir el cuidado de un perro requiere una rutina y obliga a permanecer activo, salir de casa y relacionarse con otros perros y dueños, por lo que es una fuente de estímulos muy útil para una persona deprimida.

-Aleja el sentimiento de soledad y mejora la vida social, el ánimo y la autoestima. Un animal de compañía hace desaparecer la sensación de soledad porque estimula el contacto físico y la comunicación. Pero no sólo con el propio animal, sino también con otras personas con las que se conversa e interactúa al coincidir paseando al perro o en el parque, por ejemplo. Todo esto hace sentirse más seguro de sí mismo y también más protegido, mejorando el estado de ánimo en general (se produce más serotonina y menos dopamina y cortisol). El amor y el cariño incondicionales que profesa un perro a su dueño también le harán sentirse más positivo y estimularán su empatía.

El mejor amigo contra el deterioro cognitivo
Está ampliamente demostrado que interactuar con animales aporta numerosos beneficios a las personas de más edad. Y eso se debe tanto a la paz y la tranquilidad que reporta acariciarlos como al cambio de rutina y a la actividad diaria que requiere hacerse cargo de él, responsabilizándose de sus cuidados. Eso refuerza las capacidades de la persona y le ayuda a sentirse útil y con mayor autoestima.

Desgraciadamente existen muchas personas de edad avanzada para las que la televisión es uno de los pocos entretenimientos y estímulos con los que cuentan la mayor parte del día. Un animal de compañía le proporciona, por el contrario, un estímulo multisensorial (a través de la vista, el tacto y el oído) que es capaz de frenar e incluso revertir el deterioro cognitivo y el aislamiento en el que vive la persona.

De hecho, se han reportado casos de pacientes que han mejorado notablemente e incluso han logrado disminuir paulatinamente la toma de medicamentos gracias a tener a su cuidado un animal de compañía.

Hoy día ya existen multitud de terapias geriátricas que se apoyan, al menos en parte, en la compañía de animales. Y al mismo tiempo su presencia es cada vez más común en residencias y centros de día.

A través de estos programas lo habitual es que se trate de corregir de forma natural y positiva problemas conductuales o psicosociales en pacientes con enfermedades neurodegenerativas que en otros casos se tratarían directamente con pastillas.

Un “lazarillo” contra la demencia
Pero asimismo, más allá de su uso en terapias conductuales, un perro puede ayudar apacientes de enfermedades neurodegenerativas como el alzhéimer en su propia casa.

Además de preservar su anclaje psicológico con la realidad, un perro adiestrado, por ejemplo, es capaz de ayudar a un enfermo a encontrar el camino de vuelta a casa después de pasear por la ciudad o a recordar que debe tomar sus medicinas.

Asimismo, puesto que estos pacientes pierden con frecuencia la noción del tiempo, un perro entrenado para ello también puede recordarles cuándo deben comer o irse a la cama. Y también pueden aprender a activar una alarma si su dueño se cae o se atraganta.

Es decir, que en fases incluso algo avanzadas de la enfermedad este animal de compañía puede ser un sostén frente al deterioro de las habilidades sociales de su dueño, siendo un apoyo añadido que le permite seguir disfrutando de independencia durante más tiempo.

Y no hablamos sólo en caso de alzhéimer: los perros también pueden ayudar a las personas con diabetes, por ejemplo, al ser capaces de detectar alteraciones químicas en el organismo de su dueño y avisarle a tiempo cuando sus niveles de azúcar se desajustan.

Un nuevo miembro en la familia
Como ha visto, un animal de compañía en general, pero especialmente un perro, es un gran aliado para la salud, especialmente en el caso de las personas de más edad (que muchas veces se enfrentan a la soledad o al desánimo).
Rodriguez Patiño, Luis Ángel
Rodriguez Patiño, Luis Ángel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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