Esta frase bíblica que los Evangelios ponen en la boca de Poncio Pilatos refleja el pensamiento del Divino Pedro en la noche en que se sintió llamado a culminar su sueño de asaltar La Moncloa.
Mostrarles a los 350 diputados la cabeza de Rajoy e invitarles a ayudarle
a empuñar la espada de la ambición y darle un buen tajo, como le hicieron en la Torre de Londres el verdugo francés a Ana Bolena, Zas y cuando el de Pontevedra esté distraído, vuela su cabeza.
Barrabás o el demonio de la corrupción espoleado por la audacia de un Danton apoyado por la parejita de amantes del chalet de Galapagar, con los labios tintados de marrón exigiendo acabar con el monstruo de las siete cabezas de sus series de Juego de Tronos. Por el chalet hacia los cielos.
Corrupción frente a pureza virginal, ocultando las ERES de mi Andalucía lo mejor posible, tendiendo un frondoso velo para esconder la podredumbre propia y exigir acabar con la ajena.
O Jesús-Rajoy o Barrabás-Sánchez que manjar tan exquisito para quienes quieren deglutir, saborear, el pastel de España entre sus fauces chorreantes de bilis, de heces, de vómitos, ávidos de devorar la rugosa piel de toro, despedazarla, reducirla a cachitos y luego servirse el banquete del odio y la xenofobia.
Todos a una como en una Fuentevejuna al revés los populistas unidos jamás serán vencidos, Empuña tu espada de Mandela de Pozuelo y acaba con el Jesús de la fariña y después a gozar de los privilegios del poder y llenar de canchas de basket y de barbacoas la descafeinada Moncloa, que necesita una pasada por IKEA y sus adeptos.
Tan simple como esto lucrarse con el odio ajeno para encumbrarse y a vivir que son tres dias.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
