Nuestro amigo de GD el profesor Sachs nos envía un interesante artículo muy esclarecedor para quienes nos interesamos por la política exterior. Nos indica que hay dos tipos de política exterior, la de quienes creen que los poderosos tienen derecho a todo y la de quienes se someten a las leyes del derecho internacional.
Esta doble moral se aplica no solo a los Estados Unidos, sino también a casi todos los estados que hacen de su capa un sayo y pretenden que los demás se comporten de acuerdo a las normas internacionales. Este es el caso de los Estados Unidos, nos indica Sachs, y muy especialmente en una materia muy delicada, las armas nucleares.
Esta pretensión, llamémosla imperial, de los estadounidenses recuerda la frase del Evangelio todos los que tomaren espada, a espada perecerán, y en este asunto no respetar la no proliferación es poner en peligro a los demás y a sí mismo.
Corea del Norte e Irán son dos ejemplos que vienen a propósito de la cita de Jesús. Exigir a ambos países que se desnuclearicen y se atenga en el caso de Irán al acuerdo alcanzado por la Presidencia de Obama y por el resto de los países de Naciones Unidas constituye un sarcasmo cuando ni Estados Unidos ni Israel respetan lo que quieren imponer a los demás.
El Tratado de no Proliferación Nuclear se firmó en 1968, comprometiéndose los países signatarios a observar tres principios. En primer lugar, la obligación de no transferir la tecnología nuclear ni para la manufactura ni en su posesión. Es decir, abstenerse de apoyar programas atómicos de otros países.
En segundo lugar, el derecho de todos países de utilizar la energía atómica con fines pacíficos y tercero, según Sachs fundamental, que todos los países signatarios incluidos las potencias nucleares, acuerden negociar el desarme nuclear, que en su artículo VI estipula:
Cada Parte en el Tratado se compromete a celebrar negociaciones de buena fe sobre medidas eficaces relativas a la cesación de la carrera de armamentos nucleares en fecha cercana y al desarme nuclear, y sobre un tratado de desarme general y completo bajo estricto y eficaz control internacional.
El propósito declarado del TNP es interrumpir la carrera armamentista y no perpetuar el monopolio nuclear de unos pocos países. Aquí Jeffrey denuncia nuevamente a Israel que no negocia con los palestinos dada su gran superioridad militar.
En 2010 la mayoría de la comunidad internacional con la notable excepción de las potencias nucleares y sus aliados firmaron el tratado de prohibición de las armas nucleares. 122 países votaron a favor, 1 en contra, otro se abstuvo y 69, incluidas las potencias nucleares y la NATO, no votaron. Hasta ahora 58 países han firmado el tratado y 8 lo han ratificado.
Paz y Cooperación ha firmado un convenio de colaboracion con CTBTO, la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares. Nuestra campaña escolar conjunta desea sensibilizar a la opinión publica sobre la necesidad de prohibir los ensayos nucleares. España ha firmado únicamente el Tratado de no proliferación.
Cuando Estados Unidos pide que Corea del Norte acepte las obligaciones que derivan del TNP y se desnuclearice, el Consejo de Seguridad está de acuerdo, pero Sachs sale al paso de esta petición que considera vergonzosa ya que Estados Unidos no pide una verdadera desnuclearización, sino que desea afirmar su propio predominio nuclear.
En una flagrante contradicción el pasado febrero, en un documento oficial de revisión del programa nuclear, exige una modernización masiva del mismo y se olvida totalmente del TNP y de forma farisaica afirma que lo respeta, TNP recordamos es el Tratado de no Proliferación de Armas Nucleares. Piden a los demás lo que ellos no cumplen.
El Profesor de Columbia afirma que los Estados Unidos, sin ambages, son la mayor fuerza guerrera del mundo, luchando en Oriente Medio, África y en todas partes. Sus militares se han dedicado a cambiar regímenes violando las leyes internacionales y la Carta de Naciones Unidas, incluyendo las dos recientes operaciones de derribo de los líderes de Iraq y de Libia.
El poder corrompe y el poder nuclear crea la ilusión de la omnipotencia. No se negocia, se exigen colmillos de guerra, se derriban gobiernos a su antojo. Los Estados Unidos y sus aliados nucleares se han repetidamente arrogado el derecho a ignorar las resoluciones del Consejo de Seguridad y a saltarse avla torera el Derecho Internacional. Último ejemplo, Reino Unido y Francia en Siria y en sus esfuerzos para derribar el régimen de Bashar-Al-Asad.
No nos damos cuenta en nuestras vidas cotidianas del peligro que estamos corriendo con los inmensos arsenales nucleares existentes y cuando países como Rusia, China y Estados Unidos hablan de modernizar sus fuerzas armadas tenemos que echarnos a temblar. Es verdad que rige el equilibrio del miedo y que la última moda, porque en esto hay también modas, es hacer guerras interpuestas como la de Siria, que es una guerra mundial en miniatura, pero con más de medio millón de muertos, muchos de ellos civiles.
Jeffrey dice que no vivimos en una pax americana, sino en el equilibro del terror. Modestamente me permito añadir a este estupendo artículo que no podemos olvidar tampoco a los amigos rusos con su zar Putin que desea asimilarse los países bálticos y apoyar como en Ucrania los intereses rusos, ni tampoco a los chinos con sus posturas amenazantes con sus vecinos en el mar de la China. Los espantapájaros del momento son Corea del Norte, Irán, Israel sin olvidarnos del Congo y de los 58 conflictos armados que quienes nadie habla. Un nuevo Cándido de un renacido Voltaire podria pasearse por el ancho mundo.
Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
