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Luto por Winnie Mandela

jueves, 12 de abril de 2018
Cuando Nelson Mandela visitó Madrid en el verano de 1991 vino acompañado por su rutilante mujer Winnie.

Winnie era una de las mujeres más bellas que he visto en mi vida. Una verdadera estatua enfundada en sus ropajes africanos. Alta, con gesto altivo, caminando con esa cadencia tan cercana al toy toy característico de los negros sudafricanos, era una mujer absolutamente impresionante.

Firmó el manifiesto de Paz y Cooperación y me dio una enorme satisfacción, ese espíritu de fraternidad que nace de quienes pugnan por las buenas causas.Luto por Winnie Mandela

La reunión con el matrimonio Mandela fue un largo almuerzo... cerca de cinco horas en el Hotel Ritz. Como yo era el único que hablaba inglés del nutrido grupo de sindicalistas, entre ellos Marcelino Camacho y representantes de movimientos sociales, me sentaron a la derecha de Nelson, el mítico Madiva como le siguen recordando los sudafricanos, Padre de la Patria. Hombre que soñó con una nación arcoiris en que estuvieran hermanados los antiguos colonos, los afrikaner con los ingleses y con los diferentes grupos tribales de la población negra amen de los hindúes y los malayos, todo un crisol de razas que se plasman perfectamente en un muy bonito y emocionante himno nacional cantado en todas las lenguas de todos estos grupos como los zulues, los hoxa y los endebele y que culmina con un... Dios, salve a Sudáfrica!

En aquel momento, España era un modelo de transición democrática. El Rey Juan Carlos, en todo su fulgor de protagonista con Adolfo Suárez de la transición, recibió con Nelson Mandela el Premio de la Paz de Unesco.

Hoy, los populistas hastiados del enorme progreso que ha hecho España, no reconocen la gran contribución y el gran ejemplo democrático que España sentó en el mundo.

Winnie, la bella guerrera, estaba sentada al otro lado de su esposo y atendía con fervor casi religioso a todo lo que se decía en esta mesa muy grande de un reservado del Hotel Ritz.

Mandela, el hombre que reconcilió a su pueblo, desgranaba su programa para la nueva Sudáfrica. Su verbo era fuerte, directo y asombraba la tremenda determinación que reflejaban sus palabras. Los participantes españoles estaban un poco cohibidos con esta augusta pareja que respiraba esa... dignidad mezclada con altivez que define a los africanos.

Luto por Winnie MandelaYo estaba muy ocupado, como comprenderéis mis queridos lectores, traduciendo las palabras del líder y mirando de reojo a su fascinante esposa. Estoy convencido que para la Sra. Mandela se trataba de una reunión, un abrazo con compañeros de lucha por la libertad que se congregaban en este hotel, símbolo del Madrid que forjó su Majestad Alfonso XIII.

Esta diva, que parecía que podía arrancarse a cantar un aria de Aida en cualquier momento, entendía perfectamente que Camacho y sus acompañantes eran hombres que habían padecido cárcel por sus ideas y se veía a si misma en su Soweto que podía paragonarse a Vallecas en Madrid respondiendo a las afrentas de los racistas con el mismo vigor que las pujantes comisiones obreras imponían un nuevo código ético del trabajo.

Permítadme, queridos lectores, sentirme lírico y decirles que... aquel ágape fue un gran momento de dignidad humana!

Nelson y Winnie Mandela levantaban la bandera de la fraternidad racial en Sudáfrica.
Como hacían también los que se habían opuesto a la dictadura en España sintiendose todos unidos en el mismo barco que, a velas deplegadas, bogaba hacía la libertad, igualdad y fraternidad... ese triple grito de la Revolución Francesa se conjuga de la misma manera en todos los países salvando las circunstancias del momento.

La gran Winnie, cuya muerte enlutece a la legión de luchadores por la libertad, a diferencia de Nelson, se dejó llevar por su ímpetu revolucionario y cometió actos reprobables por su violencia. Como los neumáticos que encendidos, se ponían en el cuello de los racistas que esclavizaban a un pueblo.

Madiva se divorció de ella y contrajo matrimonio con Graça Machel, viuda de un líder africano. Winnie, sin embargo, representó la energia, la constancia, la fuerza y la energia y por eso es llorada por los sudafricanos que comprenden su enorme generosidad aunque reprueben sus pocos escrupulosos métodos... Sin embargo, es difícil cruzar las turbulentas aguas que dividen y unen a dos océanos en el Cabo de Buena Esperanza tan sólo con... buenas palabras. Por lo tanto, Winnie será siempre un mito de rebelión y de superación de los escollos que nos impiden saborear el néctar de la Libertad.

Esta extraordinaria y bellisima mujer entra en el panteón de las heroínas que han dado color, calor y brillo a este... planeta azul. Descansa en paz, Winnie, y que tu ejemplo, limando las asperezas, sea como esas espléndidas moras que de pequeño buscaba en las zarzas asturianas, teniendo cuidado de no pincharme pero, las saboreaba y... estos, amigos, son los frutos de la Libertad lo que Nelson consiguió para su pueblo, verdad Margarita y Jacobo, y lo que Winnie con su tremendo ímpetu hizo ayudar a relucir. Quienes la imiten sepan que no hay rosa sin espinas pero, que estas espinas son, a veces, indispensables para lograr esos raros avances en que la humanidad da un paso adelante.

Una velada inolvidable con una pareja excepcional, en un Madrid muy caluroso entonces, en que todos los que habíamos soñado en un horizonte de paz y concordia estábamos muy satisfechos de ese gran punto de partida.

Winnie, te recordaremos siempre!

Joaquín Antuña
joaquinant@hotmail.com
Antuña, Joaquín
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