El máster de Cristinita

Lo acontecido con el máster de Cifuentes es una anécdota más que se convierte en categoría. Es una metáfora más de los populares como partido político. La metáfora de un partido constitutivamente corrupto donde el fraude no es la excepción sino la norma, y da lo mismo lo que destruyan, mancillen y desprestigien: la democracia, el Estado de derecho, la independencia del Poder Judicial, la libertad de expresión, los principios esenciales de una universidad. Todo lo manejan en su beneficio. Son patéticos, viles y desalmados.

La Ley de Amnistía de 1977 (Ley 46/1977 de 15 de Octubre) creada ad hoc por los fundadores de Alianza Popular para impedir que se juzgase a los responsables de los crímenes cometidos durante el golpe de estado, la guerra civil y los cuarenta años de dictadura sigue vigente, a pesar de que organizaciones humanitarias como Human Rights Watsh, Amnistía Internacional o la mismísima Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos hayan pedido reiteradamente su derogación. Sus renacuajos, cobijados ahora bajo las siglas del Partido Popular, dan por hecho que si tales atroces crímenes (de lesa humanidad) quedaron impunes, ¿qué coño les va a pasar a ellos? Comparado con aquello: ¿qué significa la entrada en una guerra ilegal que costó varios cientos de miles de muertos y el mayor atentado de la historia democrática española?, ¿qué supone que el Partido Popular esté considerado como el más corrupto de todas las democracias europeas?, ¿importa algo que el partido que sustenta el Gobierno este imputado por financiación ilegal y definido como organización criminal?, ¿qué pasa con todas las tramas de corrupción creadas desde y para el Partido Popular?, ¿qué significa que el partido esté presidido por “el indiciariamente delincuente Rajoy” (así lo calificó en el Congreso de los Diputados el inspector jefe de la UDEF, Sr Manuel Morocho)?, ¿qué puede representar la demolición de la frágil democracia que están llevando a cabo?, ¿qué les puede pasar por el enfrentamiento que están provocando entre españoles residentes en una u otra Autonomía?, ¿y por el nacionalcatolicismo que están volviendo a instaurar? -cuatro ministros: Zoido, Catalá, Méndez de Vigo y la Cospedal cantando a pleno pulmón “soy el novio de la muerte”, bueno, la comandante finiquito “soy la novia de la muerte”- ¿qué supone que estén cercenando los derechos sociales logrados con enormes sacrificios por las clases trabajadoras? Dinamitaron, o están en ello, los derechos civiles de la ciudadanía (hay más presos en las cárceles por reírse de la monarquía, de los políticos o de la religión católica, que por fraude o delito fiscal) ¿Qué pasa con los aznares, los sorias, los cañetes, los ratos, los zaplanas, los bárcenas, los gonzález, los granados, los camps, los fabras, los blascos, los castedos, y sus santas madres?..., pues eso: nada de nada. Si doce de los catorce ministros de Aznar fueron imputados y todos están en la puta calle, ¿qué le va a pasar a la pobre y, según su amigo y compañero de partido Granados, promiscua Cristinita por falsificar un miserable máster?, siendo además otorgado por la Universidad Rey Juan Carlos… si hombre esa que funciona como una agencia de colocación del Partido Popular… coño, la que hizo Doctor Honoris Causa a Rodrigo Rato…, si hombre, esa de la que tuvo que dimitir el anterior rector por plagiar numerosos trabajos de investigación… pero vamos a ver, esa que contrató ilegalmente a la hermana de la Cifuentes…, a la cuñada de Granados…, a la sobrina de Mayor Oreja… pero bueno, esa que tiene un porrón de profesores imputados…. JODER, ESA EN LA QUE ES PROFESOR PAQUITO MARHUENDA… pues eso.

Cuando yo era niño, Elvira “la fogonera”, ponía en las fiestas un pequeño puesto donde vendía avellanas, caramelos y otras golosinas. Para diversificar su negocio te daba también la opción de comprarle, por un “perrón”, un sobre sorpresa con el que, si te acompañaba la suerte, podías ganar una flauta de caramelo, un matasuegras o, en el peor de los casos, un máster de la Universidad Rey Juan Carlos.