La Conferencia Episcopal y su gran jefe el cardenal Rouco Varela defienden la objeción de conciencia frente a la asignatura Educación para la Ciudadanía. Como está mandado. Ya está bien de guarradas, de orgías, de homosexuales y de leches en vinagre.
En un seminario de Viena aparecen 4.000 imágenes de sexo con niños y fotos del rector metiéndole mano a un menor con sus manos benditas. En Italia, México y Francia decenas de miembros de la Iglesia del Vaticano van a la cárcel por pederastas. En Madrid, el Tribunal Supremo condena a un cura a ocho años de prisión por sodomizar a un niño de once. La semana pasada el arzobispado de Los Ángeles tuvo que pagar 500 millones de euros a 500 víctimas todos menores- por abusos sexuales. O arreglaban para no ser juzgados y pagaban, o hasta el arzobispo se iba de vacaciones a un penal.
Los altos representantes de Dios en la tierra tienen un morro que se lo pisan. Desde los obispos hasta el Papa, todos, hicieron y hacen lo imposible por encubrir y proteger a miles de violadores y pederastas asentados en el seno y coseno de la Iglesia católica, apostólica y romana.
¿Abusarían del niño Jesús?