Jornada agitada se vivió en un conocido mesón de Argüelles a finales del verano de 2017 con Don Carlos, el Tuercas, el Guaje, los Galácticos, el Pirata, el Mesonero y una Mata Hari francesa organizando la marimorena. Los hechos son confusos, según a quien se pregunte. Para el galáctico Nacho, que tiene alma de detective del cotorreo, se trataría de un tráfico de influencias en torno al sobrio y sensato Don Carlos a quien la polaca Ivon, siempre hay una chica del Este en estos asuntos, habría sonsacado un turbio secreto, conjurándose con Emilio el estupendo barman. Para el otro galactico Carlos, el castizo camarero de la del Manojo de Rosas, que fue extra en la Zarzuela La Verbena de La Paloma, la maniobra la habría hecho Javier, el Marqués de Tuercas, apenas regresado de Cantabria y envalentonado por cuatro blancos contundentes, habría susurrado, mirando a Charlotte, la Mata Hari, "tengo la fórmula para conseguir que Puigdemont me invite a un cava". A este punto José Ramón el Mesonero, que hacía su habitual "tour de charme" silencio al Tuercas, alegando que no se pueden mezclar la degustación de las fabulosas acelgas o las lentejas misteriosas con la política, el sensato y doctoral Don Carlos le dió la razón. Mientras tanto Charlotte una morenaza con curvas mil revoloteaba desplazándose como una bella panterita de mostrador en mostrador. El misterio era cada vez más insondable. Nadie sabía lo que estaba pasando, pero había gato encerrado, pero no en el conejo que de vez en cuando se le escapaba al Mesonero. El Guaje con gafas negras y un gesto mefistofelico decidió intervenir con la ayuda de Nacho el investigador privado, había que encontrar el intringulis del putiferio que se estaba formando, aunque nadie se diera cuenta, algo muy extraño estaba ocurriendo. Era increíble que en este mediodía de sol ya de otoño, agradable y ventilado, pudieran ocurrir estos sucesos que darían mucho muchísimo que hablar en los mentideros madrileños gracias a los buenos oficios del Pirata, que estaba manipulando unas extraordinarias lentejas con fórmula secreta. El audaz asturiano El Guaje recibió una señal del Señor Emilio, que hablaba con unos clientes de Huelva y examinó la situación, el Tuertas copa en mano en la terraza se balanceaba, la intrigante Mata Hari hizo un movimiento extraño, que no paso desapercibido para Don Carlos, se deslizó con aires de bayadera hacia el exterior del presigioso Mesón y encendió un cigarrillo que mantenía con cierto nerviosismo. Noel, el camarerito con aire de torero, brindo al Guaje un boli y un taquito de facturas y pidió de forma autoritaria, como se escancia la sidra, que los hechos se estaban saliendo de madre, conminando a la bella y misteriosa Charlotte que escribiera la clave del baúl de las sospechas, ella lo hizo, que escribió, esto solo lo sabe Don Carlos que es hermético y lo ignoran los galácticos, la polaca, el virtuoso Emilio, el versátil Pirata y el director de orquesta José Ramón el Mesonero, mientras el Tuercas, el Petronio del barrio, quedo desolado y pidió al castizo y marchoso Carlos otro vino. Así se escribió esta embarullada historia, que pasaría a los anales de las vidas subterráneas que sacuden, como los antiguos grises, a las conciencias de los ciudadanos. Amigos lucenses en la capital de España la vida se desliza con ritmo trepidante y hay que estar ojo avizor en todos estos magníficos Mesones, en que las chisteras de los Mesoneros tienen palomas ocultas. Descubrirlas es tarea hercúlea, pido vuestra ayuda y tal vez solo Don Xulio sepa que rayos paso en la calle de la Princesa, si asistís al Festival de Cine de Lugo tal vez podáis desvelar este diabólico rebus.
