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Miserables a los que todo les vale

martes, 22 de agosto de 2017
Ni siquiera en los peores momentos del conflicto vasco, al hacer pública la relación de víctimas se hacía diferencias explicitas entre vascos y españoles. Hace falta ser muy descerebrado y miserable para hacer y decir lo que trasladó ese "catalino" con mando gracias a España y los españoles, que un día, desde la soberanía nacional le dimos a su Cataluña la condición legal de Comunidad Autónoma.

No voy a ser mal pensado. Pero a lo peor, la no colocación de barreras en Las Ramblas de Barcelona se debió a una chulería más de estos mequetrefes con barretina, que no podían "tolerar" consejos o dicterios de seguridad ante un atentado inminente. Por desgracia, las miserias de unos, las pagan gentes inocentes cuyo único error estuvo en pasear por una ciudad española del Mediterráneo en la que su alcaldesa y el Gobierno de la Generalitat, controlado por mando a distancia en manos de los anarquistas de la CUP, habían llegado a la conclusión que era más urgente e importante dedicarse al conflicto secesionista de ruptura con España que a protegerse de los kamikazes del Islán.

No se puede dejar la seguridad de ciudadanos en manos de imbéciles. No se puede consentir que sea más importante proseguir con el proceso de independencia que sumar fuerzas solidarias y eficaces en una guerra declarada a nuestra cultura y civilización. No olvidemos que para los chicos del Imán en Ripoll, los españoles y los europeos, somos cruzados y blasfemos, entre otras razones por no pensar, rezar y comportarnos como ellos en su interpretación del Corán.

Puede que los catalanes que representa el antiguo Alcalde de Girona -ciudad con un hermoso barrio judío, dónde siempre me he sentido como en mi casa- creyera en su febril estado de levitación que al no ser españoles serían exonerados por los terroristas de cualquier acto asesino, o que Wilfredo el Velloso, en donde quiera que se encuentre, tendría una conversación en catalán con Bid Ladeen, a los efectos de alcanzar un pacto para dejar al territorio nacional de Cataluña como frontera con esa histórica Al-Alandalus que pretenden reconquistar mediante la Yihad. Y después, cuando sean Nación, poder hacer negocios con los fieles de Alá y su Profeta, en un futuro muy próximo tras la Diada del próximo 11-S.

La verdad es que soy de los españoles que estoy harto de estar harto. Siempre tuve a los catalanes por gentes cultas, tan civilizadas por el Mediterráneo que hasta podían llegar a ser decadentes. Pero han vuelto a la Edad Media. Lo mejor que les puede suceder es que España no les mande al carajo, para luego tener que implorar ante el Estado de Madrid, ayuda urgente que les evite convertirse en una mezcla entre Kosovo y Albania.

¡Qué pena y qué asco!.
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


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