Fiestas de la Milagrosa

El barrio de la Milagrosa, desde hace muchas décadas gozó de unas buenas fiestas, que durante algunos años había días que más bien se parecían a las patronales del San Froilán que las propias de un barrio con más o menos población. Recuerdo aquellas concurridas verbenas; principalmente durante la década de los años 80 a los 90, con las atracciones situadas en las calles aledañas, Calle de los Guardias, Curros Enríquez, Yánez Rebolo, Divina Pastora, Camiño Real, Milagrosa etc. Lo cierto es que en los últimos años, no quedaba demasiado espacio para las atracciones más grandes, pero tampoco tan escaso como para trasladarlas al Parque de Frigsa sin más explicaciones, ni contemplaciones. Ha sido en 1995 cuando se celebraron por última vez en la Plaza. Aquel año el pintor y escultor José María Lugilde Pena y un servidor, algo hemos tenido que ver en la organización de las actividades culturales que fueron programadas; entre otras, una exposición de pintura y escultura con obras de los artistas del barrio, el primer encuentro de escritores, que ahora nadie intenta recuperar etc. Como quien dice se acababa de estrenar de alcalde en el ayuntamiento lucense Joaquín García Díez, y no me olvido que en una reunión con él celebrada en el concello, a la que acudieron entre otras personas el entonces concejal Magín López Lobeiras, Jesús Vázquez Várela, en calidad de presidente de la comisión de fiestas; el escultor Paco Pestana, que aquel año y en aquellas fechas se inauguró el monumento a López Mella, realizado por Pestana. Dicha reunión fue para mí algo como un a dios definitivo a las fiestas en la plaza, el señor alcalde nos advirtió que era el ultimo año que se hacían donde tradicionalmente sé venían celebrando, dado que la perceptiva autorización que las autorizaba había sido firmada con unos meses de antelación por el entonces alcalde Tomas Notario Vacas, y en palabras de Joaquín García Díez, nos vino a decir que él no iba a rechazar o denegar algo concedido por su antecesor; a modo de ver, explico de alguna forma nada convincente, las causas por las que era el ultimo año que se hacían en la plaza, y así fue, curiosamente al siguiente año el mismo sitio en plenas fiestas estaba en obras, fue sin duda una buena excusa que algunos políticos en el poder utilizaron para cercenar las fiestas en la misma. De esos políticos ahora hay uno que desea, añora y hace lo habido y por haber para volver a convertirse nuevamente en alcalde de la ciudad; pero también hay vecinos que tenemos más o menos buena memoria, y nos acordamos de las cosas bien hechas y otras, a mi modo de ver, que fueron de pena.