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Mis experiencias profesionales con la enfermería

jueves, 01 de junio de 2017
No hace demasiado me vi sorprendido con dos acusaciones: clasista y misógino- entre otras- que se mueven desde el vocablo "friki" hasta el sentimiento de indignación, fruto de una trayectoria profesional que no se si la parte demandante puede justificar como se justifica nada más acceder a mi historial profesional- desde 1970 hasta 2008 dedicado al servicio público- en la sanidad de mi país, con cinco legislaturas en el Parlamento Vasco, dónde formaba parte de las comisiones legislativas en materia del denominado espacio socio sanitario.

Aprendí de mi padre -pionero y prestigioso gestor sanitario- que la enfermería, al menos en los hospitales públicos, eran la columna vertebral de la asistencia sanitaria. Yo llegué más lejos. Al describir el "equipo de salud multidisciplinar" le concedía a la enfermería el núcleo intangible de las conductas integrales de lo que los británicos describen como cuidar y curar. Añado más. La enfermería, por preparación y dedicación en tiempo real es la mejor de las antenas que permiten saber, prever y decidir, sobre el amplio espacio de la investigación socio sanitaria con el fin de educar y prevenir para aproximarse a las mejores condiciones en el amplio contexto de la salud individual y colectiva.

Viene a cuento del debate actual. La enfermería española pretende redefinir su espacio profesional. Estos días tuvo lugar el Congreso Internacional de Enfermería en Barcelona. Tal evento se celebra en medio de una discusión: El Foro de las Profesiones Sanitarias se reunirá el día primero de junio en el Ministerio de Sanidad con el fin de atender la demanda de la enfermería sobre capacidad para prescribir medicación.

En mi condición de jefe de servicio hospitalario y médico de familia -por oposición y jubilado- tengo que insistir en dos cuestiones básicas. La prescripción de fármacos es la consecuencia del diagnóstico y el trabajo del equipo de salud exige llegar al diagnóstico y prescribir tratamiento médico-higiénico-dietético en el contexto social del paciente. De ahí la enorme importancia del análisis del entorno por la medicina primaria, dónde tan importante como la enfermería son los servicios sociales comunitarios.

Sin duda la sanidad en su faceta asistencial resulta "sorprendida" por los avances tecnológicos, que van desde los programas informáticos hasta la robótica, sin olvidar los continuos cambios y actualizaciones de guías y protocolos para atender cada entidad nosológica. Y es la enfermería quien, por presencia en tiempo y espacio, al lado del paciente, quien debe actualizar más y mejor sus conocimientos, incluso su especialización, a riesgo de ser sustituida por los denominados técnicos -laboratorio, radiología, etc-.

Me ha tocado vivir desde los años setenta la evolución de la enfermería. Incluso he tenido el honor de ser profesor de Escuela de Enfermería, primero en Barcelona y después en Vitoria. He sido testigo y profesor del paso de la enfermería a titulación universitaria superior. No tengo ninguna duda sobre la enorme importancia de esta profesión a todos los niveles de la eficiencia del sistema sanitario -máximo rendimiento, al menor coste posible, con la mayor cantidad de usuarios satisfechos- Pero también entiendo las posturas del debate sobre la seguridad jurídica de ciertas prácticas para atender al paciente.

Ya me resulta complicado aceptar la uniformidad de las vestimentas en los hospitales, que hacen muy difícil saber con quién se está tratando desde la perspectiva de un usuario que sólo ve un pijama o una bata. Antes, los colores de los uniformas de trabajo, permitían identificar la profesión e incluso el área hospitalaria del sanitario -verde para quirófano, azul para unidades intensivas-.

No es cuestión de lucha de clases. Llevarlo a ese espacio resulta ignorar la historia de la medicina, como tratar de hacernos partícipes a los sanitarios de la lucha por la igualdad de género ante el trabajo, precisamente por ser la sanidad el espacio laboral más feminizado que existe. Se trata de ser rigurosos. De lo contrario el médico quedará relegado ante la cronicidad de los pacientes. Abordar la asistencia al paciente crónico en domicilio, centro de salud y hospitales, no es cuestión de darle a la enfermería autonomía para prescribir medicaciones. Y todo lo que antecede en el marco de la legislación de la UE.

No es la primera vez que profesiones tituladas, próximas y coincidentes en el espacio laboral, tienen debates sobre los límites de las actuaciones. Sucedió entre Abogados y Graduados Sociales; entre Arquitectos y Aparejadores; entre Ingenieros y los denominados Peritos -hoy ingenieros técnicos-. Lo importante es que el usuario reciba la prestación con seguridad y calidad. Pero al mismo tiempo, se luche contra el intrusismo, y algo peor, la impericia por falta de reciclaje continuo -derecho y deber- máxime ante un mercado laboral tan precarizado, al menos en el espacio de la enfermería, que lleva a que profesionales sin entrenamiento previo se vean prestando atención compleja por horas o escasos días en un ámbito tan delicado cual es el hospital del presente.

Por concluir. Acepto la regulación en sede parlamentaria del papel de la enfermería: "la enfermería podrá prescribir productos sanitarios y medicamentos no sujetos a prescripción médica y directamente relacionados con el ejercicio de su profesión, mediante la correspondiente orden de dispensación; hecho que también afecta a los fisioterapeutas, creándose unos protocolos básicos de prescripción colaborativa".
Mosquera Mata, Pablo A.
Mosquera Mata, Pablo A.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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