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Las casas cerradas

martes, 10 de enero de 2017
En mis frecuentes viajes a Roma siempre me alojo en las cercanías de la Plaza de España en la calle Borgognona o en su contigua Mario de Fiori, donde estaban situadas las famosas en toda Italia "case chiuse" o casa cerradas, que eran los burdeles de mayor arrastre en Italia, muy cerca de nuestra Embajada ante la Santa Sede donde fue agregado el caballero Las casas cerradasCasanova, que tomaba su reputado chocolate el el Café Greco‎ de la Vía Condotti, santuario hoy en día de las grandes firmas de la moda internacional, es decir las casas cerradas estaban en un ambiente muy propicio entre lo divino y lo profano en esta Roma conventual y orgiástica. Una regeneradora socialista a lo Paquita Sauquillo consiguió la abolición de esta forma de esclavitud con la conocida como Ley Merlín. Ahora estas casas se han convertido en albergues, en hoteles que acogen a los miles de turistas y nacionales que vienen a la Ciudad Eterna. Cuentan los vecinos de estas calles del vicio y la virtud que todavía en las raras noches muy frías del invierno se oye gemir a estas forzadas del sexo y que en los amaneceres más cálidos se escuchan los bramidos de suntuosos clérigos, de jerarcas fascistas de camisa negra y de acaudalados sudamericanos. Todavía confieso amigos lectores que aún no he conseguido ni despertarme sobrecogido por los lamentos de las desventuradas ni excitado por los delirios de los poderosos, no pierdo la esperanza de llegar a sentir este cara y cruz del mundo. Dannunzio en su libro "Il piacere" nos descubre los deliquios de la Piazza di Spagna entre las puestas de sol de finales de octubre y comienzos de noviembre con sus tonos ocres que pueden contemplarse desde el promontorio de la escalinata de la Piazza di Spagna o desde las alturas del Gianicolo donde impera regia la estatua ecuestre de Giuseppe Garibaldi, el héroe de dos mundos. Gabriel lo relata en su prosa recargadisima, como tal era su casa en el norte de Italia a orillas de un lago y bautizada como "Il Vittoriale" y a propósito de estas casas romanas decía que no las frecuentaba por miedo a encontrarse con su madre y sus hermanas, era tan satírico y feroz como su compatriota Curzio Malaparte, el cronista descarnado de "La pelle" donde despellajada a la sociedad de su tiempo desde la villa de Capri donde residia.El divino Gabriel, perdona defenestrado Pedro que utlice tu adjetivo, retrato muy bien el ambiente en que se germinaron y florecieron estas casas cerradas. Turistas que deseéis adentraron en los misterios de Roma no dejéis de frecuentar estas calles que retratan un lado oculto de esta ciudad de los milagros y tal vez los fantasmas que las pueblan os regalen con restos de arcanos mosaicos y clamores desprendidos de un pasado de dolor y de placer muy cercano.
Antuña, Joaquín
Antuña, Joaquín


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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