Hollande tira la toalla

La renuncia del Presidente francés ‎no ha sorprendido a nadie. Las encuentas repetidamente negativas le han convencido a anunciar su retirada como candidato a la reelección. Es la primera vez que un Presidente no intenta repetir su mandato. Hollande llega al poder por un voto anti Sarkossy, un hombre muy brillante, que con su omnipresencia había exasperado a los franceses. Los había cansado. Fue un basta ya y los franceses eligieron a un personaje completamente diferente. Un político opaco.Un hombre sin cualidades a lo Robert Musil. Sin embargo una vez elegido, el hombre gris quiso ser diferente. Dio un puño sobre la mesa de su despacho y se sacó de la manga un sistema fiscal que aterrorizo a los empresarios e inversores. Un 70 por ciento significaba que había que huir de Francia. Se inicio el salvase quien pueda. Incluso un símbolo francés por excelencia el actor Gerard Depardieu se convirtió en ciudadano ruso. Acogido por Putin con entusiasmo. Detras quedaban años de Asterix y a su vez empresarios importantisimos se hicieron belgas. El pequeño político deseaba agigantarse y luchar contra la desigualdad, que es la palabra mágica de la izquierda. El concepto rey. Esta política económica se reveló catastrófica y tuvo que cambiarla y descubrir el liberalismo y la política de ofrecer oportunidades a los ciudadanos. Se apoyo en un joven socialista reformista nacido en Barcelona Manuel Valls, que intentaba e intenta ser una nueva imagen a la Tony Blair francesa, antes del radical Corbin, reorientando el socialismo hacia el crecimiento y la creación de empleo compatibilizandolo con el apoyo a los sectores más débiles y expuestos de la sociedad. En Francia no se habla de la vida privada de los políticos. Giscard hizo célebre una frase, por la que después de las cinco de la tarde no se preguntaba donde esta el Presidente y Mitterand llevo una doble vida, con su otra hija y su segunda familia. Sobre De Gaulle naturalmente no se pudo decir nada por el estilo, ya que el General Presidente fue un ejemplo de austeridad como lo fue de concisión y de capacidad de síntesis en sus discursos, sus libros y su vida. En el caso de Hollande se superaron las supuestas escapadas galantes de Giscard, un Presidente tenía que ser atractivo y gustar a las mujeres. L'amour ha sido siempre uno de los ejes que sostienen a los turistas, a sus vinos y a sus quesos y hacen de Francia el país del "amour fou", del amor loco. Hollande superó a todos en su vida privada demostrandose lo que los galos llaman "un chaud lapin" un conejo caliente en traducción literal. Cuatro hijos con su compañera de toda la vida compañera de política, una relación atormentada con una periodista ambiciosa y rizando el rizo con una famosa actriz, con un Presidente disfrazado de motorista con su buen casco que lo mimetizaba para acudir a sus encuentros galantes. El azote de los ricos convertido en personaje de gran guiñol, en líder de la prensa rosa. A España en su exaltación de todos los amores nos mandó a un embajador cuya pareja se disfrazaba de hindú a la Bollywood en las recepciones. Hollande rebasó la línea de lo permitido incluso en el país que honra la memoria del Divino marqués, pero lo encierra en la Bastilla‎ y en un manicomio. Demasiado relajo y las encuestas se precipitaban más y mas.Es cierto que los atentados yihadistas mostraron un Presidente muy solemne y digno,que representó perfectamente el dolor y la repulsa contra la barbarie, pero la imagen de personaje irresponsable y frívolo no consiguió borrarse y lo ha condenado al ostracismo. La última etapa de Don Juan Carlos con sus escarceos sentimentales con la bella Corina han empañado la imagen de nuestra gran rey de la transición y en Francia han sepultado en el oprobio al conejo caliente de la República. Así se escribe la historia.