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Psicosas: Si dejara de llover

miércoles, 21 de febrero de 2007
El libro ya le estaba resultando cargante y se preguntaba si no habría otras cosas más interesantes que hacer. Echó un vistazo hacia ventana, más que nada, para confirmar que aquella iba a resultar otra tarde perdida y, en efecto, los goterones resbalando por el cristal se le antojaron como barrotes de agua empeñados en encerrarlo en su prisión doméstica. No había duda; aquel iba a ser otro fin de semana perdido.

¿Por qué no podía marcharse de aquella ciudad? Además de pequeña, también húmeda y, encima, aburrida. Si le hubiera tocado en suerte vivir en una capital más cosmopolita… si, al menos, el clima fuera algo más soleado…

Dejó a un lado el libro y se levantó para observar la calle pavimentada de charcos. Algunos paraguas negros parecían flotar en la humedad gris de la tarde. ¿A dónde se podía ir con un tiempo así?

Pensó en lo agradable que sería perderse por los senderos que cruzaban los campos verdes en una tarde de sol; lo estimulante de un paseo por el parque de la ciudad, saludando a los compañeros, charlando con los conocidos, degustando un buen café en una terraza céntrica; lo romántico de un encuentro con alguien especial en una tarde soleada y cálida…

Pero aquella lluvia no hacía más que embarrar sus sueños. Si dejara de llover un día, si saliera el sol por fin…

No, realmente no era muy feliz. No es que le faltara nada; era sólo aquel clima endiablado, aquella ciudad aburrida, aquel empleo monótono, aquella soledad agobiante… Con resignación, se dirigió de nuevo al sofá, a la novela, al tedio.

Trató de centrarse en la lectura pero no le resultaba fácil. “Si dejara de llover –pensó- seguro que se me levantaba el ánimo”.

De nuevo, intentó evadirse en el argumento de la historia pero por poco tiempo:
“Si viviera en un sitio con más vida –se dijo-, seguro que mi vida era más interesante”.

En vista de que la lectura no le bastaba para distraerse, se dirigió a la cocina para prepararse un café: “Si mis compañeros fueran más atentos –se lamentó-, seguro que los fines de semana resultarían más divertidos”

Con el café humeante volvió de nuevo a la ventana. Parecía que entre él y la felicidad se interponían obstinadamente aquella lluvia, aquella ciudad, aquel tedio.

Entonces vio surgir el paraguas amarillo. Como una gran flor en medio del aburrimiento grisáceo. Tuvo una corazonada; la taza quedó a medio camino de sus labios mientras se esforzaba por ver quien se cobijaba bajo aquella disonancia colorista. Era ella, sí; no podía ser otra. Hacía días que él andaba buscando el momento oportuno de hacerse el encontradizo y, justo ahora, aparecía ella en medio del aguacero.

Dejó la taza apresuradamente y se lanzó en busca de su impermeable para salir a la calle. Ni se le ocurrió coger el paraguas ni se preocupó de comprobar que la puerta quedara bien cerrada. No quería perderla de vista; ya se le ocurriría algo para abordarla.

Y mientras apuraba el paso, sorteando charcos y evitando goteras, tras el paraguas amarillo que flotaba al extremo de la calle, pensó que, en el fondo, era una suerte que ella viviera también –precisamente- en aquella ciudad pequeña, una suerte que nadie lo hubiera llamado para salir, una suerte que lloviera...


UN PENSAMIENTO
En algún lugar leí la siguiente reflexión:
Durante mucho tiempo he tenido la sensación de que mi vida –la vida de verdad- estaba a punto de empezar. Pero siempre aparecía algún obstáculo en el camino: algo que había que conseguir antes, algún asunto por concluir, algún tiempo que aguardar, una deuda que saldar. Y, entonces, la vida empezaría… Hasta que, por fin, caí en la cuenta de que todos esos obstáculos ERAN MI VIDA.

Existe también un principio en la práctica del “coaching personal” que recomienda RECONOCER LA PERFECCIÓN DE CADA SITUACIÓN –aún dentro de lo imperfecta que pueda parecer-, aprender a extraer la pepita de oro de entre las toneladas de lodo, saber ver “el cuadro completo” más allá de la frustración del momento inmediato, más allá del mero detalle molesto.

Y creo que esta podía ser la consigna para el próximo trimestre: RECONOCER LA VIDA porque, muchas veces, nos limitamos a lamentarnos de nuestras circunstancias mientras esperamos a que “las cosas cambien” sin que movamos un dedo por procurar un cambio o por tomar una iniciativa. Nos limitamos a ver llover y a esperar a que pare; no se nos ocurre que es nuestra lluvia, nuestra tarde, nuestra vida.

BIBLIOTERAPIA
Título: “COMO HACERSE RICO”.
Autor: Benjamín Franklin
Editorial: Universidad de León, 1999
Composición: Píldoras de realismo para la vida cotidiana (ej.: sigue comprando lo innecesario y acabarás vendiendo, dentro de poco, lo que en verdad necesitas) en edición bilingüe inglés-español. De regalo, viene añadido el texto RIQUEZA de Andrew Carnegie.
Indicaciones: Estados caracterizados por inercia, ilusiones vanas o esperanzas infundadas.
Efectos secundarios: Inicial decepción en quienes viven de ilusiones fatuas o depositan sus esperanzas en sustancias, fuerzas o personajes especiales. Superada la fase inicial de desconcierto, la puesta en práctica de los pensamientos incluidos tienen un efecto de consolidación del propio carácter y de la fuerza de voluntad.
Nota: A la vista de la multitud de obras a la venta basadas en la filosofía del “deje que sus sueños trabajen por usted” el sentido común agradece esta bocanada de sensatez clásica.

NIÑOS: EL VALOR DE LA CONGRUENCIA
Lamentablemente, educar no consiste meramente en sermonear ni en dar buenos consejos ni siquiera en facilitar los mejores ambientes o instalaciones para que nuestros hijos lleguen a desarrollar el máximo de sus capacidades. La verdadera educación se transmite por IMPREGNACIÓN; eso quiere decir que si deseamos que nuestros niños adquieran un determinado hábito o desarrollen una cualidad, primero tendrán que ver realizarse eso mismo en nosotros, padres o educadores.

En otras palabras, no tiene sentido intentar que nuestros hijos desarrollen interés por la actividad deportiva apuntándolos, sencillamente, en el mejor gimnasio de la ciudad; ese interés sólo llegará a prender con fuerza en ellos si ven que nosotros hemos adoptado ese hábito como estilo de vida; tampoco tiene sentido inculcar a nuestros hijos el sentido de la prudencia en el beber si nosotros consumimos habitualmente bebidas alcohólicas etc. Lo “malo” de la educación es que no es delegable. Como padres somos la figura de referencia primaria para los más jóvenes y, en la medida en que estemos trabajando en nuestro propio desarrollo, les estaremos mostrando también a ellos el mejor camino a seguir.

PROPUESTA DE ACCIÓN
RECONOCER LA VIDA. Este trimestre vamos a procurar desarrollar el sentido de protagonismo de nuestra propia vida. A menudo, nos disculpamos con las circunstancias, los imprevistos… la “lluvia” y adoptamos el papel de víctimas frustradas en lugar de protagonistas entusiastas de nuestra historia vital.

La propuesta para el trimestre va a consistir en llevar a cabo una “contabilidad vital” de doble columna: dividimos una hoja en dos mitades y en la columna de la izquierda pondremos como título “Víctima”; aquí anotaremos, día a día, las situaciones en las que hemos actuado según ese papel. En la columna de la derecha, pondremos como encabezamiento: “Protagonista” y también anotaremos, día a día, las situaciones en las que hemos tomado el mando de la situación. Este ejercicio de contabilidad puede ayudarnos a hacer una reflexión diaria que nos permita ir corrigiendo nuestro estilo vital permitiéndonos ser cada vez más protagonistas activos de nuestra vida.

FRASE DE ORO
Caí en la cuenta de que todos esos obstáculos eran MI VIDA.
Álvarez, Ramiro J.
Álvarez, Ramiro J.


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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