La suerte está echada

"Alea iacta est". Así se expresaba Julio Cesar antes de la batalla. La duda me entra cuando trato de ponerme en su piel antes de ser asesinado, aquel 15 de marzo del año 44 a.C., en la Curia del Teatro de Pompeyo dónde se reunía el Senado de Roma.

El viejo partido de los socialistas que fundó Pablo Iglesias Pose, en Madrid, un 2 de mayo de 1879, está a punto de sufrir otro revolcón. Esta vez en la Galicia natal del ferrolano que también fundó la UGT. También en la Euskadi dónde militó el ovetense Indalecio Prieto. Como de costumbre, algunos compañeros militantes de una organización que nace hace 137 años, para defender a las clases populares, se están frotando las manos. Para echar a los que mandan, es precisa la derrota. ¿Pero esa derrota, a quienes beneficia y perjudica?.

Si yo estuviera en la piel de Xoaquín Fernández Leiceaga o en la de Idoia Medía, me costaría conciliar el sueño. Tiene muy mal aspecto la cita con las urnas del próximo domingo. Todo apunta a la tercera bofetada en el mismo año. Elecciones Generales, gallegas y vascas, con el peor resultado en la historia de los socialistas en tales circunscripciones.

Puede que por las noches y como en el cuento de Dickens, se me aparecieran los espíritus de los viejos fundadores del partido socialista para anunciarme lo que muchos saben, gritan o malévolamente callan. Es preciso sufrir una derrota para que algunos se vayan a sus casas y dejen los sillones de Ferraz a los que están conspirando.

Espero y deseo, que lo que antecede no sea un experimento sociológico de los modernos poderes fácticos, esos mismos que se han inventado a Ciudadanos, para que al final, "el hombre de la barba gris y los labios de hastío" del más puro aspecto machadiano, logre la investidura y evite las terceras elecciones que, más o menos, seguirán dando un tejido social fragmentado y necesitado de un buen zurcidor que sea capaz de hacer: del acuerdo, el consenso, o los pactos puntuales, una herramienta para un gobierno capaz de emprender reformas y la tan urgente regeneración de las clases dirigentes.

¿Y qué le pueden ofrecer al pueblo soberano?. Nada de nada. Para estos viejos profesionales de la política, que han convertido la democracia en partitocracia, o que han hecho de los partidos políticos empresas que gestionan poder, sólo importa su futuro, y ese pueblo al que le dan circo-campañas electorales-, al más puro estilo Romano, les sirve como herramienta para lograr sus obscenos intereses.

Una vez más, acudo a los que se fueron. Dios mío, ¿qué es España?. Buen momento para hacer como su autor, Ortega y Gasset, repasar para meditar, sobre el Quijote.