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Acoso, palizas, paseos

miércoles, 08 de junio de 2016
La frondosa anarquía que comienza a manifestarse en distintas zonas de Cataluña, principalmente de Barcelona, hace recordar momentos terribles sufridos en toda España en los que los primeros agresores eran similares a los de ahora.

Parecen seguir un patrón con tres etapas: acoso a personas de ideología diferente, después palizas, y, finalmente, paseos, llevarse al rival declarándolo enemigo que merece morir para fusilarlo o tirotearlo directamente.

Recuerda al País Vasco de la kale borroka y del terrorismo etarra, aunque no existía allí el anarquismo que se cultiva en Cataluña.

El gobierno autonómico respetaba la ley mientras amparaba indirectamente a los terroristas. Pero porque eran controlables; siendo nacional-comunistas, estaban sometidos a una dura disciplina ideológica.

Regla inexistente entre los anarquistas y otros extremistas catalanes, parte de podemitas, CUP, asamblearios, o que actúan como los yihadistas: cada persona o célula opera autónomamente para alcanzar a su propio Paraíso.

La guerra civil española tiene un antecedente a principios del siglo XX, cuando los patronos del textil catalán contrataban matones para atacar a los anarquistas que les organizaban huelgas y atentaban contra ellos.

En la II República los choques comenzaron prácticamente al nacer, en 1931, y facilitaron la guerra civil tras miles de acosos, que ahora se llaman escraches -copiando el término de lo peor de los mafiosos piqueteros argentinos-, seguidos de palizas, paseos, y fusilamientos de izquierdas y derechas.

La anarquía, el incumplimiento de la ley con clara complicidad de los poderes públicos, los intentos de golpes de Estado extremistas y separatistas, como el del presidente de la Generalidad, Lluis Companys, propiciaron la reacción que llevó al franquismo.

En Cataluña, algunos exterroristas de Terra Lliure son presentados nuevamente como héroes, mientras unas chicas, por el delito de mostrar banderas españolas, eran golpeadas y amenazadas de asesinato por independentistas.

Los acosos, escraches y ataques nacionalistas y anarquistas a personas y propiedades, con complicidades municipales y de partidos parlamentarios, provocan preocupación, incluso miedo: pueden acabar en paseos porque la chusma descontrolada se vuelve sanguinaria y compite en crueldad carroñera.
Molares do Val, Manuel
Molares do Val, Manuel


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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