Las cartas del abuelo Pascasio

Sin asado en la parrilla y sin pan en el horno.
Muy querida nieta Cristina:

Me complace informarte de que si te escribo tan seguido es porque mi birome tiene vida propia. En serio, no te rías. Se le escapa la tinta. No soporta las grandes dosis de cinismo e hipocresía que diariamente propalan los oscuros sacerdotes del régimen macricida que desgobierna nuestra amada segunda patria. Creo que se están pasando de rosca al menospreciar a sus propios votantes. Me parece que abusan de las píldoras odiadoras. La realidad es que el bofe macrista es un pésimo sucedáneo del asado kirchnerista.

Nuestro nieto Gustavo Fernández se duele al expresar que “la ignorancia no tiene límites en este sistema que come cerebros y fabrica esclavos”. Es cierto que se viene una etapa de robo del sudor del que menos tiene para el enriquecimiento ilícito del 1% de los argentinos. Pero por otra parte, antes o después, todas las tormentas acaban. Aquí lo más triste es reconocer que no fue un fenómeno atmosférico el que hundió al país en la miseria. Fueron unos miles de ciudadanos que perdieron el rumbo.

El gran José Martí dividía a los hombres en dos bandos: a) los que aman y fundan; b) los que odian y deshacen. Creo que la gran mayoría de los emigrantes entramos en la primera categoría. Somos los fundadores de un estilo de vida en el sur. Antes de nuestra llegada no había clase media. Vinimos para que nuestros descendientes pudiesen crecer en libertad en una tierra que te abrazaba. Eramos felices en el paraíso gallego. Si lo abandonamos fue para dotar a los hijos de un mejor futuro.

Los abuelos emigrantes sufrimos mucho al leer los comentarios de un degenerado –-para más desgracia, descendiente nuestro-- que es evidente forma parte del grupo de “los que odian y deshacen”. Es un traidor a los nobles ancestros que lo mandaron a la universidad. El desagradecido afirma sin ruborizarse que “la bonanza no era sostenible porque se basaba en un atraso cambiario y tarifario”. Se refiere al anterior gobierno que tuvo la desfachatez de mantener un tipo de cambio que posibilitó un gran incremento del consumo que benefició directamente a la industrial nacional.

Nuestro indigno descendiente critica la “bonanza” de tu gestión pero felicita a don Mauricio por lavar nueve millones de dólares que andaban de vacaciones por las Bahamas. También aplaudió con fervor cuando el trucho calabrés vendió el humo amarillo de que “se puede vivir mejor”. Ahora resulta que antes “vivían demasiado bien”. Bueno, nosotros no entendemos de variables económicas. Menos mal que tenemos un lúcido intelectual macrista que nos aclara que el asado que vendía don Croto era muy barato porque venía de vacas patriotas que se negaban a emigrar.

Me despido. Dentro de un ratito comienza nuestra mateada semanal. Hoy tendrá un carácter especial ya que se le podrá agregar leche al mate. Acabamos de recibir un envío de la empresa Leite Noso que envasa la marca “Deleite” en el municipio lucense de Outeiro de Rei. Son un grupo de ganaderos que se unieron para comercializar leche de alta calidad pagando precios justos a los productores. Le agradecemos la cortesía que tienen con unos emigrantes que aún llevamos en el paladar aquel sabor inconfundible de la leche recién ordeñada. Recibí el cariño del abuelo fonsagradino que espera verte nuevamente en el puente de mando de la recuperación en la República Argentina.

Pascasio Fernández Gómez