Una alegre grasita coloreada

Las cartas del abuelo pascasio:
Una alegre grasita coloreada.

Muy querida nieta Cristina:

Te escribo para comentarte que estoy un poco intranquilo. Es cierto que conozco que tenés fuerza mental y espiritual pero no es fácil aguantar los duros embates de ciertos miembros del Poder Injudicial Coimero. Te hago llegar el apoyo solidario de los abuelos emigrantes. Desde lejos sufrimos impotentes la acción destructiva de un gobierno que fue elegido con la intención de mejorar una gestión que decían era una “dictadura” porque había pleno empleo con buenos salarios que llevaban a la gente a vivir bien.

Los emigrantes de Galicia somos amigos del diálogo. Así fue como abrimos el camino de nuestra integración en una sociedad alejada de la hermosa tierra de origen. Nos duele ver que el régimen macricida carece de virtudes. Es vengativo. Creo que don Mauricio se olvida de que está de paso. En democracia todo gobierno es transitorio. Dentro de unos años su actitud negativa será recordada como la acción de un presidente de muy escasa categoría moral. La historia recogerá que ganó las elecciones con una cantidad de causas judiciales pendientes. Además, para redondear su debilidad ética se constató que es evasor de impuestos, es decir, un enemigo del país que le llenó la panza a sus ascendientes calabreses.

En la última reunión en el “Rincón Gallego” analizamos las diferentes facetas del ataque a la dignidad y solidaridad del 99% de los argentinos. Es evidente que hubo un cambio. Antes el gobierno era de inclusión y ahora es de exclusión. Muchos miles de ciudadanos votaron para excluir a sus vecinos grasanegroperonista del asado dominguero en familia. Lo consiguieron. El nuevo gobierno cumplió y rápidamente sacó de la clase media a más de cinco millones de argentinos. El cambio es notorio. Antes el estado subvencionaba servicios básicos como la luz, el gas o el transporte. Ahora lo más chetofashion es subvencionar a una empresa extranjera para que pague salarios inferiores al mínimo nacional.

Los abuelos quedamos noqueados. Es increíble el grado de desfachatez ofensiva del gobierno en contra del esfuerzo de los empresarios normales que sudan para llegar a fin de mes.

Nosotros, allá abajo, teníamos un negocio -bar, carnicería o panadería- pero nunca recibimos una ayuda estatal para contratar empleados. Se cumplía con el pago del salario que establecía el laudo del sector y un poco más cuando el laburante se lo merecía. Es inexplicable que don Mauricio agarre guita pública para una empresa privada. Ayer nomás te criticaba con acritud por las ayudas sociales que estableciste.

Bueno, a lo mejor nosotros estamos atrasados. Quizás la moda neoliberal sea ayudar a las empresas que más ganan para que aún ganen más. Debemos de ser comprensivos. La alegre multinacional vendedora de grasita coloreada necesita de un incentivo para promocionar su nueva MACMACRI en homenaje al buen amigo que les entrega 1000 pesos para completar los 4500 del salario mensual de los contratados. Habrá contratados que se alegrarán mucho porque no pagarán impuesto a las ganancias gracias a que don Mauricio se preocupa por su bienestar.

Me despido. En unos minutos en el Salón de Actos comienza la proyección exclusiva de un video que nos envió nuestra querida nieta lalinense Graciela Pereira. Se trata del estreno celestial de la grabación de una obra teatral que escribió Silvia Ramos sobre la amistad inalterable de dos emigrantes gallegas llamadas Angustias (que viene a Buenos Aires) y Consuelo (que se queda en la aldea). Cuando puedas andá a verla al Teatro Columbia. Es una historia que atañe a todos los argentinos y que cuenta con el valor añadido de incluir varias canciones en gallego en la voz de Graciela. Recibí el cariño del viejo fonsagradino que sigue apostando fuerte por el retorno de su nieta a la jefatura del estado argentino.

Pascasio Fernández Gómez