El Pacto del Comic

Se le conoce como el Pacto de los Botellines o de la Puerta del Sol, pero mejor sería llamarlo el Pacto del Comic.‎ Pablo Iglesias es un fantasista, un agitador de ideas, un prestidigitador. La política espectáculo del reality, de la grosería al poder, disfrazada, edulcorada, por la diversión del personal, por las ocurrencias, por un revanchismo contra los poderosos alimentada por las frustraciones del hombre de la calle y fascinada por los cantos de sirena del mundo de Jauja.

Claro es que si no fuera tan serio habría que bailar un vibrante sirtakis y romper un par de platos después de beberse unos chatos de retsina, ese vino griego de sabor tan aspero. Y después alegremente prepararse para un sustancial recorte de las pensiones, subidas de impuestos y jugosos y picantes corralitos, con colas, nervios e improperios.

Otro escenario simpático sería abrir las puertas a una espectacular inflación, donde los precios se señalarán en pizarras para poder aumentarlos al día siguiente. Los periódicos, ya liberados de los terribles capitalistas, menguarían a imitación del Granma cubano. Volverian en este frenético revival los rotundos y viriles comisarios y las hermosas y heroicas milicianas, que en tiempos de no violencia limitarian sus paseos a recorridos festivos por la casa de Campo.

Los supermercados estarían vacias, pero la vieja ideología igualitaria campearia por sus respetos. Se darían cursos acelerados para jineteras y jineteros, que podrían ser estupendos informadores de la nueva policía ideológica, alegrarian al personal al tiempo que velarian por la pureza revolucionaria. Los taxistas serían reducados por instructores franquistas nostálgicos para sonsacar las opiniones políticas contrarias al Compañero Presidente del Circulo supremo del pueblo, famélico como en la Internacional, pero feliz de sentirse sin cadenas.

Como estamos en el Siglo XXI se impondría contemplar obligatoriamente Juego de Tronos, que había sido la fuente de inspiración de los nuevos Tribunos de la Plebe, muy dados en perderse en luminosas y enrevesadas fantasias, que les endulzaban las áridas páginas de Marx, aunque su ídolo incontestado era Groucho Marx y sus revoltosos camarotes.

El Pacto del Comic nos promete grandes emociones y muchas montañas nevadas y banderas al viento, naturalmente de las nacionalidades con sempiterno derecho a decidir. O tempo, O mores de Camoens en adaptación soriana: Os Pabladas.

Pacto del Comic y escenario posible de fuertes sobresaltos y maravillosas ocurrencias. Salve compañeros!

(Joaquin Antuña es Presidente de Paz y Cooperación)