'Vístete de color romántico'

“Vístete de color romántico y serás protagonista en mi película”, “Vístete de color romántico y saldrás a toda plana en mi periódico”. David Cameron, primer ministro británico, desconoce la existencia de Mocedades. Si en algún lugar de su infancia, su madre hubiera canturreado el tema, esta semana él lo habría recordado durante un acalorado debate en el Parlamento y habría dirigido ese esdrújulo “Vístete” a Jeremy Corbyn, líder de los laboristas. Debido al mar que separa nuestro Congreso de los Diputados de la Cámara de los Comunes, el surrelismo se quedó cojo de Mocedades y en lugar de ‘Vístete de color romántico’, Cameron gritó desde el atril: «Póngase un traje formal, anúdese la corbata y cante el himno nacional». [Put on a proper suit, do up your tie, and sing the national Anthem]. Yo eché en falta unas castañuelas y un ¡olé!

Reza el prejuicio que la derecha viste bien y la izquierda mal. Pero a la hora de votar, ¿los británicos eligen a los Conservadores porque se pirran por el blue navy y a los Laboristas porque la pana es indestructible? Bajo esta premisa avalada por cientos de conversaciones en bares, «¿Eres un Cameron o un Corbyn?» [Are you a Cameron or a Corbyn?] es el titular con el que Ellie Violet y Glen Keogh han abordado tal delicada cuestión para The Guardian.

Los dos redactores se recorren las calles de Manchester y Londres para preguntar a la gente si les convence aquello de ‘Así te ven, así te tratan’. «Definitivamente, (la manera en la que visten los políticos) causa una impresión, pero es una cuestión más de ideas y de opiniones [It definitely makes an impression, but when it comes down to it, it’s more about their ideas and their views], señala Jamie Platt, de 49 años y de origen estadounidense. Ulf Axman, de 60 años, cree que los políticos representan, como él, que es comercial, la credibilidad de una marca, se deben a ella y, por tanto, deben cuidar su atuendo. Solomon Charles, de 32 años, es el más tajante: «No voy a votar a alguien que no viste bien».

Los que comentan la noticia en la web al calorcillo del anonimato son más graciosos. De Corbyn dicen que les recuerda a su viejo profesor de geografía, con el escritorio lleno de libros antiguos y a punto de retirarse. Cameron recuerda a un banquero de la City subido a un BMW, nunca a un Mercedes. Algunos aprovechan para apuntar que Boris Johnson, alcalde de Londres, viste a veces incluso peor que Corbyn.

Ese político que se parece a cualquier profesor delgaducho con tripita, envuelto siempre en dilemas filosóficos y jerseys de pelotillas, respondió a toda esta polémica con unas palabras de Albert Einstein: «Si la mayoría de nosotros se avergüenza de la ropa cutre y de los muebles chapuceros, avergoncémonos de las ideas cutres y las filosofías chapuceras». Ni Mocedades habría respondido mejor.