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El Supermartes de Pedro Sánchez

miércoles, 02 de marzo de 2016
No hay nada más desalentador y patético para un espectador con un mínimo sentido crítico que la presencia de un personaje insustancial argumentando, mediante un discurso plagado de un sin fin de sustantivos y calificativos cuyo significado profundo desconoce y desprecia en lo más íntimo, para tratar de convencer a aquellos que ya de antemano le han negado su apoyo para que se avengan por fin a respaldarle en su investidura, una pretensión que va en contra de la lógica matemática, de la ideología política y del más elemental sentido común.

En el Parlamento español se ha representado este martes un sainete grotesco protagonizado en primera persona por un personaje, el secretario general del Partido Socialista, (omito intencionadamente lo de obrero y español, por razones obvias), que se ha dedicado a ofrecer un idílico brindis al sol al resto de los grupos parlamentarios a sabiendas de que todos, con la excepción de Ciudadanos, ya le habían negado su apoyo antes del inicio de la sesión parlamentaria.

Pese a todo, el efímero candidato ha ido desarrollando, ante el aplauso tímido de sus correligionarios de partido y la fría indiferencia de la mayoría de la Cámara, un discurso de investidura plagado de promesas sociales de imposible cumplimiento, dada la precaria situación económica del país, como las mejoras económicas a trabajadores y pensionistas o el cese de los recortes sociales, y de conceptos abstractos, tales como el gobierno del bien común, el respeto parlamentario o la solidaridad social, conceptos todos ellos desacreditados tanto por la actuación histórica en la labor de gobierno del Partido Socialista, cuyas dos experiencias pasadas llevaron al país al abismo de la quiebra económica, como por la actitud personal del propio candidato, especialmente en lo referente a su relación y trato con el Presidente de Gobierno en funciones.

Es previsible que el viaje parlamentario emprendido por don Pedro Sánchez no le lleve a ningún puerto concreto, salvo a tener su propio supermartes de gloria televisiva y mediática, pero esperemos que la inquietante ausencia de realismo político y la evidente desconexión con la realidad mostrada durante su discurso de investidura por el candidato socialista no sea premonitorio de lo que sería una futura labor de gobierno de la coalición multicolor que nos propone para su elección. Esperemos también que la lógica parlamentaria y la sensatez de los ciudadanos españoles en unas previsibles futuras elecciones contribuyan a evitar este fiasco.
Durán Mariño, José Luís
Durán Mariño, José Luís


Las opiniones expresadas en este documento son de exclusiva responsabilidad de los autores y no reflejan, necesariamente, los puntos de vista de la empresa editora


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