Está este país que alucina. Dos meses sin gobierno, hablando y requetehablando mientras el españolito de a pie sigue currando porque no le queda otra. Y así, el panorama es el siguiente:
Un PP que ya es que no le salten las corrupciones por todas partes, sino que el día menos pensado lo ilegalizan, que a mí no me extrañaría;
un PSOE que busca el poder sea como sea y ya no sabe con quién pactar, si con unos, con otros o con todos, o hacer un documento marco que te enmarco con un punto clave y esencial: «gobierno yo, Sánchez».
Por el medio un Ciudadanos que parecen los alumnos aventajados del PP, por una parte van de modernos y por otra de un casposo que preocupa; y un Podemos que debe creer que el país se gobierna ritmo de wahtsapp, con chavalines que se rebelan en las comunidades autónomas porque quieren ser protagonistas y nos les hacen caso, que los destituyen desde Madrid y que llevan a cabo actuaciones de cara a la galería pensando no en España, sino en sus seguidores, como si fueran hooligans.
Y mientras, todos a utilizar la Economía. Que sube la bolsa
milagro; que baja
porque no hay gobierno; que ni sube ni baja, pues la agencias de calificación a meter cizaña para que los de siempre y estrujen al ciudadano en beneficio de los tiburones de las finanzas.
Así estamos, con ese toque surrealista de Cataluña, que no sabemos si se independiza, si se ha independizado, o si están construyendo ya las fronteras y aduanas más allá de Zaragoza.
Y en medio de este cirio, el Rey Felipe, que debe ser un Flipe, viendo pasar a todos por Zarzuela. Unos para decirles que no apoyan a otros; otros pare decirles que quieren la independencia, algunos que no van a la reunión real ni en primera sin en segunda convocatoria y, mientras, de rondón, pues los nuevos partidos colocando algunos colegas en puestos de responsabilidad sin que se note. Sinceramente, da ganas de coger las maletas y largarse porque esto más que un país parece un campamento.
