El abrazo de la mantis

La mantis religiosa es una curiosa especie animal que tiene la peculiaridad biológica de que, tras un protocolario y vistoso cortejo nupcial, nada hace prever que durante el apareamiento definitivo la hembra devora al macho, acabando así definitivamente con su vida, aunque no con su prole.

En cierta manera y salvando las distancias, algunos comportamientos humanos, al menos en lo que atañe al ámbito sociopolítico, guardan un cierto paralelismo con el proceder de la mantis. Tal es el caso del apareamiento parlamentario que Pablo Iglesias, el encoletado líder de podemos, acaba de proponer a Pedro Sánchez, el insustancial y transitorio líder socialista que, cegado por su desmesurada ambición de poder, pretende presidir el gobierno de este país con una representación parlamentaria propia de tan solo 90 diputados, el peor resultado de los obtenidos por el Partido Socialista desde los albores de la Democracia, a la que pretende sumar una miscelánea de grupos políticos de lo más variopinto, en la que no faltan comunistas, antisistema y separatistas de todos los pelajes; una ambición que se antoja más como una demostración obscena de apego al poder y a la poltrona que como una muestra de respeto hacia los electores y hacia la propia Democracia.

Al margen del conflicto identitario que supone, tanto para su electorado como para los barones de su propio partido, coaligarse con los neocomunistas de Podemos para intentar asaltar con unas mínimas garantías de éxito la Moncloa, pretender atribuirse la representatividad del conjunto del pueblo español con un gobierno cuyos apoyos políticos proceden de sectores políticos ideológica y socialmente tan diversos y dispersos como los separatistas, ya sean de derechas o de izquierdas, monárquicos o republicanos, o los comunistas probolivarianos, representa un absoluto desconocimiento y una preocupante desconexión de lo que es la realidad sociopolítica española y una repugnante fantasía política por la que se trata de conseguir mediante pactos de laboratorio, contra natura, lo que la sociedad española le ha negado en las urnas.

Si a todo lo anterior añadimos la tentadora espantada estratégica de Rajoy, que pretende, malévolamente, catalizar el entendimiento autolítico y asimétrico entre la casta y la peña, el ofrecimiento envenenado de Pablo Iglesias, alimentando y deslumbrando la ambición personal del secretario general del PSOE con sillones y ministerios para todos los gustos, puede llevarlo a tomar decisiones políticas de consecuencias previsiblemente muy graves tanto para su partido como para España, además de que puede llevar al propio Pedro Sánchez a acabar como el macho de la mantis religiosa que, tras su apareamiento, tiene todos los pronunciamientos para ser descabezado, cavando así su propia tumba política.