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Lázare, en Madrid

lunes, 14 de diciembre de 2015
Lzare, en Madrid El pintor que hoy toma en Madrid una especial alternativa artística responde al nombre de JESÚS LÓPEZ LÁZARE, aunque lo lógico es que utilicemos su nombre –no de guerra, sino de paz- de LÁZARE, con el que lo conocemos desde siempre sus amigos, y todos los devotos de su obra artística, que somos legión. Unos, los amigos, porque su talante, su forma de ser y de vivir, nos tiene conquistados. Otros los devotos de su arte, –aunque practicamente coincidimos en una y otra devoción- resultamos conquistados por su obra, por su arte hondo, intenso, aprehensor, atraídos como por un imán que nos enlaza con los vínculos de la sensibilidad, evidentemente más poderosos que cualquier material que la técnica pueda producir.

Lo de la “alternativa”, se viene utilizando casi en exclusiva como término taurino, para expresar el acto y momento en que el torero alcanza su mayoría de edad, y ésta se reconoce en una ceremonia en la que se dejan atrás los tiempos de formación y perfeccionamiento y se alcanza una plenitud que todos reconocen y el protagonista ofrece lo mejor de su arte y recibe la aquiescencia, el aplauso y reconocimiento de todos los presentes.

Por eso dije lo de “alternativa” de Lázare. Que si él y los que lo conocemos y sabemos de su arte, hemos sido testigos de su formación y sus avances, del progreso paulatino en una carrera difícil, llena de obstáculos; hemos participado de sus triunfos y victorias, y sabemos de su constancia y de su trabajo, entiende y entendimos que era el momento de entrar en una nueva dimensión, de una incursión superior, incluso de nuevas opiniones sobre una obra que para nosotros es ya primordial y familiar. Y venimos a Madrid, capital de las Españas, donde tenemos casa propia los gallegos en este palacete de la calle Casado del Alisal, siempre abierto a las gentes, al pensamiento y a la vida de los gallegos, adonde acude Lázare con su obra más actual, a pecho descubierto, y con él venimos una representación de sus amigos para arroparle en esta “descubierta”.

Tiene Lázare una especial relación con la asociación benéfico asistencial ANCIANOS DEL MUNDO, y por ello hoy representa aquí a esta entidad el también artista Ricardo Segundo López Méndez. Y aquí estamos, rodeados de amigos, para en común, en confianza, presentaros la obra de quien está considerado uno de los máximos exponentes del realismo gallego actual.

Lázare es lucense, nacido en 1960, autodidacta como pintor, si bien se perfeccionó como dibujante en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de Lugo, y frecuentó el estudio de López Guntín, el magnífico pintor villalbés, magistral en sus escenas populares y único en sus retratos. Algo así hay que decir de este su discípulo, hoy maestro en la pintura y el dibujo.
Sus primeros contactos con el público fueron a través de exposiciones colectivas de los alumnos de dicha Escuela de Artes Aplicadas, en la sala de Cultura de la Diputación Provincial, y en muestra colectiva de los Artistas Plásticos Lucenses. Creciendo paulatinamente con exposiciones individuales que desde 1978 hasta la actualidad -más de una veintena- efectuó en diversas localidades lucenses –Sarria, Vilalba, Monforte…- en la capital, en A Coruña, o en la sala de Caixa Burgos en Aranda de Duero.

Pasos firmes en su carrera de artista fueron muestras individuales en el Aula de Cultura de la Diputación Provincial de Lugo, en la sala de exposiciones de la Xunta de Galicia, o las salas Sargadelos y Amararte, culminando con una muestra individual en la sala de la Diputación Provincial, titulada “Memorias”, entonces antológica, y que vista seis años después resultó ser un hermoso y triunfal “Suma y sigue” en su trayectoria artística.

Nuestro Lázare posee una Galería de artista en la plataforma www.galiciadigital.com, donde se recogen las críticas más representativas que su obra le ha proporcionado, entre ellas la de Cronista oficial de la ciudad de Lugo y miembro de la Real Academia Gallega, Xosé Trapero Pardo, quien aseguró cuando estaba empezando que era “pintor con técnica propia, con un estilo depurado en sus composiciones delicadas y detallistas como son sus bodegones, alcanzando unos logros perfectos de entonación en toda su selecta obra”. Y Laureano Alvarez, en La Voz de Galicia, califica su obra de “gran fuerza expresiva, que pone de manifiesto su sensibilidad creadora y sus grandes facultades en el dominio de los ocres”, concluyendo estar ante “un pintor joven con un amplio camino por delante y de esta forma alcanzar un merecido eco en el panorama pictórico español”.

Lázare, en MadridAurelia Balseiro, Directora del Museo Provincial de Lugo, considera que en la pintura de Lázare se refleja “su mundo interior; la impecable técnica que se junta con la libertad creativa que le proporciona no depender de modas ni del comercio del arte… él trabaja con minuciosidad, con esmero, cuidando cada detalle, plasmando memorias sin prisa, con mimo, arrancándole tiempo al vórtice de la vida actual para dedicarlo a su íntima pasión: la pintura y el dibujo”.

Y aquí estamos, en nuestra casa madrileña que la Xunta de Galicia pone a disposición de los gallegos, y que tuvo el acierto de encargar de su dirección y gestión a nuestro paisano, investigador y escritor, José Ramón Ónega, que hace que las funciones de esta casa sean aún más nobles, y las puertas estén más francas para todo lo que tenga por denominación común a Galicia. Y en nuestra casa nos consideramos, y aquí venimos a abrir la muestra pictórica de Lázare titulada “LAS IMÁGENES DEL SIGLO PASADO COMO PRETEXTO”.

Ahora hablamos del “siglo pasado”, y los mayores seguimos teniendo referencias más lejanas adquiridas hace mucho tiempo. Hasta que nos damos cuenta de que ese “siglo pasado” fue el nuestro, el siglo XX, y podemos encajar –por exceso- con la sensibilidad del autor, y buscar referencias comunes, ya que lo que Lázare nos muestra en estos óleos es su obra más reciente, un proyecto acariciado, mimado durante mucho tiempo, que por fin ve la luz.

Si se puede asignar “nacionalidad” a una obra, estos cuadros son esencialmente de “nacionalidad” gallega; de “racialidad” gallega, porque son gallegos en su origen, en su concepción, en su inspiración. Las obras son actuales, confeccionadas estos últimos años. Pero la asunción de los temas, la procedencia, la fuente, se pierde en la profundidad del pasado, ya que Lázare aun pudo vivir los tiempos en que la oralidad era esencial, la cultura se transmitía de padres a hijos, de abuelos a nietos… y sus abuelos fueron quienes le hablaron, siendo muy niño, de la Galicia de su juventud, de las tradiciones, de las leyendas, de las costumbres, de las gentes, de las aldeas, de la emigración… de la actualidad de aquellos tiempos que hoy se pierden en la historia que nos queda cada vez más distante por la separación que va marcando la tecnología, la desmemoria, las culturas urbanas, el mundo global, la modernidad mal entendida cuando no se comprende que lo verdaderamente moderno es poner en valor la herencia de los que nos antecedieron en esta tierra.

Con estas obras, con esta exposición, Làzare hace justicia a su tierra, a sus gentes, a sus antepasados… y a sí mismo, dejando constancia pictórica de lo aprendido y asumido en aquella Universidad Popular que eran nuestras aldeas de antaño, señoreadas por la vida, y con una cultura utilitaria y universal, imposible de describir e imposible de abarcar por parte de quien no haya sido recipiendario de sus enseñanzas.

Antes de sumergirnos en el pequeño océano de las imágenes del pasado recreadas por Lázare, en un viaje en el tiempo que nos confortará extraordinariamente, permítanme finalmente mencionar una característica principal del artista, comenzada a esbozar por el profesor de arte Benjamín Santín Carballada cuando dice que “hay personas llamadas a ejecutar grandes obras y, no obstante, caminan a nuestro lado sin que se note el esfuerzo y afán en el quehacer diario”, significando que sus obras son “presencias ante las que cabe la contemplación silenciosa, serena y complacida”, porque “son verdaderas, como deben ser”.

Lázare es un hombre humilde, tímido… es la antítesis de los artistas que viven de su imagen, la cual resulta ser más protagonista que la propia obra. A Lázare, por su obra le conoceréis…porque huye de cualquier protagonismo, de cualquier otra expresión… incluso ha fiado en mi para que yo sea su voz en este acto del que estoy seguro que, si pudiera, estaría en el lugar más lejano, en el más oculto, cuando su papel es tan principal como que es el único imprescindible en esta ceremonia que antes califiqué “de alternativa”.

Para una alternativa tradicional se precisa una plaza con historia, con solera…. Ninguna mejor que este palacete gallego en el corazón de Madrid. Y se precisa un padrino con nombre, personalidad, trayectoria, obra… Ninguno mejor que el Director de esta casa, lucense de Pol, aquí representado, para dar la alternativa, espaldarazo definitivo a un pintor llamado a grandes empresas, que en silencio está construyendo un edificio nobilísimo dentro del panorama del arte de Galicia. En sus cuadros tenéis las pruebas. Sed testigos, pues, de que Lázare hoy, triunfó en Madrid. Enhorabuena!!!.

(Presentación de la exposición de Lázare en la Casa de Galicia en Madrid el 1-12-2015).
Xiz, Xulio
Xiz, Xulio


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